viernes 19 de abril de 2024
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Hay que desatar el nudo metropolitano

Cuando pasen las semanas y los números se vayan consolidando, advertiremos que al final del camino la pandemia del Coronovirus es un fenómeno centralmente metropolitano.

No solo en Argentina, sino en todo el mundo, se expresará claramente la asociación entre la intensidad de circulación del virus y los modos de vinculación típicos de las grandes urbes, sobre todo la dependencia del transporte público.

Las grandes áreas metropolitanas nos proveen escenarios extraordinarios para infinidad de iniciativas y nos exponen también a problemas específicos. Es por eso que necesitan gestionarse con capacidad política y estrictez técnica.

No hay demasiados ejemplos a escala global de buena funcionalidad metropolitana, y ese déficit obedece más a las dificultades de colaboración que a los desafíos técnicos que deben resolverse. Sin embargo, como tantas otras veces, la fragilidad exhibida puede ser el punto de apoyo de una nueva mirada.

Con Facundo Suárez Lastra impulsamos la creación de una Agencia Metropolitana para el AMBA , desde la realidad de la pandemia, pero sobre todo mirando el orden territorial argentino, las necesidades de nuestros ciudadanos y las posibilidades de la sociedad informacional y la digitalización de la vida cotidiana.

Están dadas las condiciones para mejorar la inversión pública, atender al reequilibrio territorial y garantizar una dinámica metropolitana razonable, en tiempos en que la coordinación de actividades, el compartir información y la georeferenciación se han vuelto actividades usuales.

El costo de “atender cada uno su juego” tiene un límite. Corremos el riesgo de consolidar una realidad metropolitana ultra-segregada, con territorios ajenos a la potestad del Estado o donde debe operar con criterios cuasi militares.

En sentido contrario, una reconfiguración inteligente puede ayudar a darle dinamismo al mercado de trabajo, a mejorar las condiciones de salubridad, a favorecer una asignación más enfocada de los recursos públicos y a abrir oportunidades a inversores y emprendedores.

Con mucho retraso estamos intentando generar una institucionalidad que acompañe el paso de la ciudad industrial clásica a una ciudad policéntrica, en la que convivan las industrias más limpias, las cadenas de valor del conocimiento, servicios sofisticados y un entorno ambiental y de hábitat de calidad.

Ya sea que la ciudad crezca o decrezca, la gestión de ambas circunstancias amerita una visión del territorio cargado de sentido cívico y sensible a las necesidades de la época.

Proponemos una Agencia, porque creemos que con visión y trabajo, se puede resolver este nudo asfixiante, se puede invertir mejor y honrar el esfuerzo de los contribuyentes, y despejar la telaraña de malas regulaciones, superposiciones y “kioscos”. No se trata de generar burocracia, ni de armar iniciativas infinanciables, sino de ocuparnos en serio y resolver los temas que nos limitan.

La ciudad sin coordinación ha llegado al límite de sus posibilidades, las restricciones se dejan ver en forma de ocupaciones de suelo, servicios superpuestos, burocracias locales desbordadas e incluso desafección política. Nos urge recuperar una visión movilizadora que, al tiempo que nos permita coordinar políticas, despliegue una agenda de futuro. Hoy el AMBA, por razones históricas acumuladas, no es sostenible ambientalmente, no es incluyente socialmente, no es dinámico económicamente y reproduce una cultura política muy poco estimulante, centrada en el control y no en la confianza en los ciudadanos.

Una Agencia no es una varita mágica, pero sí es la oportunidad para diseñar un rumbo e intentar ser mejores, una oportunidad para darle sentido al esfuerzo público que hacemos y ponerlo al servicio de la mejor causa: romper el nudo del atraso y las deudas sociales y generar un territorio para el desarrollo.

Publicado en La Nación el 22 de junio de 2020.

Link https://www.lanacion.com.ar/opinion/hay-desatar-nudo-metropolitano-nid2383641

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