lunes 2 de junio de 2025
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Guerras entrelazadas

En el mes de mayo dos guerras se aceleraron: una se desarrolla en torno a la economía global y la otra tiene su epicentro en Ucrania. El 15 de mayo, el jefe del Kremlin comunicó la destitución del Comandante de las fuerzas terrestres rusas y el día 21 la agencia de calificación financiera Moody’s rebajó la nota soberana de los EE.UU, a lo que sucedió un resultado decepcionante en la subasta de Bonos del Tesoro estadounidense.

El joven general ruso A. Mordviechev se hizo cargo de la comandancia cuando la guerra de Ucrania ha entrado en una nueva fase. Se trata de un oficial que fuera herido en la guerra, que en el 2024 tomó la ciudad de Abdiivka y que fue reconocido por Putin al otorgarle el título mas alto: Héroe de la Federación Rusa. También su trayectoria incluye antecedentes no menores: primer comandante que introdujo el uso obligatorio de drones y sus declaraciones, en septiembre del 2024, a la TV estatal Rossia: la invasión a Ucrania sería un simple “trampolín” hacia una futura guerra en Europa Central.

En paralelo, en Ucrania durante el mes de mayo tuvieron lugar los bombardeos mas importantes de la guerra, a pesar de las “ofertas” negociadoras de Trump. Nada se avanzó y las expectativas en torno a una “cumbre” en Estambul no se confirmaron, sólo el presidente Zelenski estuvo allí y Moscú envió a un historiador, ex ministro de Cultura y conocido por sus ideas en torno a una Ucrania rusa.

Sólo se pudo avanzar en un intercambio de prisioneros. Trump no reaccionó, sólo se lamentó, reconociendo el fracaso de una diplomacia que combina provocaciones y reveses. Aunque en verdad deberían aparecer señales de la Casa Blanca, sobre todo una vez aprobado en el Parlamento de Kiev el Tratado que le abre a los EE.UU la explotación de las “tierras raras” ucranianas.

Mientras tanto, en Europa se están ajustando los planes de ayuda y queda por ver el envío de tropas y de nuevas armas por parte una coalición de países amigos, liderada por Alemania, Francia, Polonia y Gran Bretaña, ahora sumados en la nueva Asociación Estratégica integrada por la Unión Europea y Gran Bretaña. Esta nueva Asociación de hecho abre un nuevo capítulo en Europa y cierra, en parte, el shock del Brexit.

Sin duda, la guerra de Ucrania facilitó el regreso británico, una ficha clave en materia de defensa y seguridad, que le permitirá a Londres participar en las reuniones ministeriales de la Unión y el acceso de empresas británicas al programa europeo de Defensa, dotado de 150.000 millones de Euros y destinado a desarrollar la base industrial de la defensa europea.

En la dimensión económica también mayo resultó un mes clave. La subasta de Bonos del Tesoro americano con vencimiento a veinte años, tuvo magros resultados. Debido a las dudas sobre la economía americana, los compradores escasearon por la incertidumbre que suscita el estado de la economía norteamericana y los niveles de su déficit.

Este “suceso” está asociado a otra guerra, en este caso de “posición”, que determina qué moneda dominará en adelante el mundo en términos de reservas de divisas, transacciones, comercio y acceso a los mercados financieros. Una cuestión ligada a un tema vital para los EE.UU: la cuestión de la desdolarización. Debe señalarse que cuando Trump anunció el arma de los aranceles, los mercados financieros reaccionaron vendiendo acciones americanas, Bonos del Tesoro y dólares.

En esta guerra se genera mucha incertidumbre, por esa razón algunos analistas internacionales recomiendan regresar a la lectura de la Teoría de la “estabilidad hegemónica” del economista estadounidense Charles Kindleberger. Allí se señala que un orden económico internacional abierto requiere la existencia de una potencia hegemónica. Durante el siglo XIX ese papel lo asumió Londres y luego de la II Guerra los EE.UU. Por el momento no se observa un reemplazo, ni la Unión Europea ni China estarían en condiciones de sustituirlos.

Pero sin un liderazgo sólido y esclarecido todo puede cambiar. Trump pareciera advertirlo y huye hacia adelante. En pocas semanas trató de gestionar una ofensiva que sumó logros y fracasos. Fiel a su estilo continuó la guerra de aranceles contra China y Europa. No dudó el golpear a sus aliados externos: a Europa la acusó de beneficiarse con un superávit comercial, pero omitió aludir al superávit americano en el sector servicios. Internamente criticó a Apple, por fabricar sus teléfonos en Asia. Este gesto asombró e interroga: ¿es que Trump se siente capaz de ignorar la alianza existente entre el poder tecnológico y el poder estatal?

Decididamente, no se puede ignorar la capacidad de reconvertirse que habita en Trump. Una prueba de ello es su última iniciativa: la militarización del espacio. Un proyecto inspirado en los años Reagan, la Iniciativa de Defensa Estratégica vulgarizada como la guerra espacial, acaba de ser lanzado. La idea de instalar en el espacio una “cúpula defensiva” capaz de destruir misiles enemigos apenas estos despegan, alimenta sueños tecnológicos que en los ’80 atemorizaron a una cúpula soviética envejecida, que decidió rejuvenecerse entronizando a Gorbachov.

Publicado en Clarín el 29 de mayo de 2025.

Link https://www.clarin.com/opinion/guerras-entrelazadas_0_rk5mNTeoBB.html

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