El ex presidente español advirtió sobre las “grandes dificultades” que atraviesa su país al que calificó como “una potencia del tipo medio” cuyas prioridades “están en Europa” pero también “están en América Latina y en el Mediterráneo”. Acusó a Putin de haber actuado con “la mayor crueldad del mundo” con la invasión de Rusia a Ucrania; defendió la democracia porque permite “sacarse de encima” a gobiernos “ineficientes” y descalificó por su “comportamiento infecto y repugnante” al régimen de Daniel Ortega en Nicaragua tanto como cuestionó al gobierno de Nicolás Maduro por “robarse” Venezuela.
Al participar de una jornada bajo el lema ‘España en el mundo ante el futuro’, organizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), el ex presidente español, tanto como histórico referente del PSOE y uno de los líderes políticos del posfranquismo, Felipe González, juzgó que España atraviesa “grandes dificultades” pero aseguró que de ellas “vamos a salir” a condición de que “le digamos de verdad” a la ciudadanía sobre la crisis y que su solución requiere de la participación de “todos empujando y trabajando”; consideró a su país como una “potencia de tipo medio” con “prioridades en Europa” pero también “en América Latina y el Mediterráneo”, al tiempo que acusó al presidente ruso, Vladimir Putin, de haber “roto todas las reglas de juego” con “la mayor crueldad del mundo”, al desatar la guerra con su decisión de invadir Ucrania.
El ex Jefe de Estado español dejó en su disertación definiciones de alto volumen político vinculadas a la situación que padece España y otras de índole geopolítica, al tiempo que hizo una caracterización del liderazgo político que –apuntó- implica “hacerse cargo del estado de ánimo de la gente” y planteó que “los gobernantes que no son capaces de gobernar, sin hacerse cargo del estado de ánimo de la gente, están condenados al fracaso”. Abogó por “procurar” un “desarrollo más igualitario” de los países y encaró una enfática defensa de la democracia porque –dijo- se trata del sistema que “permite sacarse de encima” a aquellos que resultan “ineficientes” en el ejercicio del gobierno.
El marco en el que expuso González fue una charla en la que el ex presidente de España tuvo como interlocutor al economista, José Juan Ruiz, titular del Real Instituto Elcano, con quien compartió un mano a mano en el Paraninfo de la Magdalena. En el inicio de sus ponencias, el ex Jefe de Estado español afirmó que “una cosa es querer ganar una elección, un gobierno y otra cosa es tener un sentido instrumental de ese gobierno” y refirió que se debe tener “un sentido instrumental para desarrollar un proyecto político no mercenario”.
No obstante, juzgó que una segunda caracterización del liderazgo supone “hacerse cargo del estado de ánimo de la gente” y tras reflejar que existe “preocupación en la gente que está bastante desesperada y harta” lo que produce “estados de ánimo (en la población) muy negativos”. “Los gobernantes que no son capaces de gobernar sin hacerse cargo del estado de ánimo de la gente están condenados al fracaso inmediato”
“¿Por qué no analizamos el mundo por estados de ánimo”, desafió González y dijo que el “el estado de ánimo (en la población) es absolutamente decisivo; es una percepción de la realidad y los líderes políticos que no son capaces de hacerse cargo del estado de ánimo de la gente no son capaces de cambiarlo porque chocan con una realidad que ellos mismos niegan y dicen: ‘la realidad es la que yo veo pero en democracia eso se expresa en número de votos”. Graficó que aquellos que se recluyen en ese tipo de argumentos podrán tener “toda la razón del mundo” aunque “si la gente lo ve de otra manera (la cuestión) no tiene arreglo” y, por lo tanto, insistió una vez más: “hacerse cargo del estado de ánimo es muy importante para tener credibilidad a la hora de cambiarlo”
En el curso del primero de los pasajes de la charla con Ruiz, el ex presidente y otrora líder indiscutido del Partido Social Obrero Español (PSOE) se focalizó en analizar la situación que atraviesa su país. “España pasa dificultades como también Alemania o como Francia” para “hablar solo del efecto europeo”, dijo y entonces inquirió: “¿Podemos salir adelante?” y, a modo de respuesta, dijo estar “seguro” que los españoles “tenemos más instrumentos que muchas otras veces para salir adelante”.
“He oído decir ‘nunca había pasado lo de la pandemia’” y entonces reflexionó: “Claro que es así; no pasa todos los días” y refirió que “la pandemia es un desafío espectacular pero no sólo para nosotros los españoles (sino) para el mundo y, por tanto, tenemos que saber que hemos pasado por esa fase”. González le sumó a esa reflexión, la situación originada por la guerra como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania. “Y estamos pasando por una agresión completamente injustificada, rompiendo todas las reglas de juego y traicionando la apuesta que hizo la Unión Europea y Estados Unidos para estabilizar la Federación Rusa después del ’91 cuando se estaba deshaciendo. De pronto llegó (Vladimir) Putin y ha roto todas las reglas de juego con la mayor crueldad del mundo y sin ningún respeto”, refirió.
Fue entonces cuando volvió a aludir a la situación que atraviesa España y los efectos que provoca la guerra en Europa y específicamente en su país. “La pregunta es ¿Somos capaces de enfrentar eso”, y tras expresar su convicción de que la crisis puede superarse, afirmó: “Es es mejor decirle a la gente que somos capaces” pero que “lo vamos a hacer entre todos metiendo el hombro” para luego subrayar: “Lo vamos a hacer si hacemos un pacto de rentas de verdad; no un pacto de salarios solo (sino) un pacto de rentas”, aclaró para advertir que “cuanto más tardemos en hacerlo más tardaremos en adaptarnos y ajustarnos a los nuevos desafíos. Y si tardamos mucho en ajustarnos nos ajustarán. O te ajustas o te ajustan” por lo “tenemos que ponernos de acuerdo entre los españoles para saber cómos salimos equitativamente, repartiendo equitativamente las cargas y sin demagogia”.
La animada charla, en la que Felipe González hizo gala de su reconocida locuaz verba, transitó luego, a instancias de una reflexión previa de Ruiz –quien se desempeñó en el período 1983-1993 como jefe de asesores en economía y, por lo tanto, fue funcionario del gobierno de González- en torno a la cuestión de la desigualdad. El ex Jefe de Estado español dijo que en su país “la renta per cápita de hoy es la del 2008 pero el reparto no es el mismo (sino) que es peor; hay más desigualdad en la redistribución de la renta. Esto no es lineal; teníamos una renta de 8%, ya que hablamos de 2008, y en línea recta hemos llegado, diez o doce años después, a una renta 8%. Aquí hay una comba muy importante y en la línea debajo de esa comba hay mucha que gente que ha perdido. Y no es que haya perdido mucho más que los otros (sino) que ha perdido el límite en el que se baja un escalón y en la que se entra en una situación de desigualdad que no resulta soportable o que produce una lesión mucho mayor. No es lo mismo que le quiten 20 centavos al litro de gasolina a quien tiene un determinado nivel de renta que a quien no lo tiene”, ejemplificó.
Tras remarcar que se ha verificado un crecimiento de la desigualdad, sostuvo que “es posible que disminuya la pobreza y crezca la desigualdad” y expresó: “La redistribución del ingreso no es un indicador único”; apuntó que hay “revueltas” en América Latina y se observa “como se crispa la sociedad”, tras lo cual sostuvo que “la gente protesta más por la desigualdad; ahora también porque ha crecido mucho la pobreza con estas cosas que estamos hablando, entre otras la pandemia, pero hay mucha más resistencia a la desigualdad que a la pobreza como tal (ya que) puede bajar la pobreza y puede aumentar la desigualdad en la distribución del ingreso”, precisó.
Dijo que “la redistribución del ingreso se hace directamente vía salarios, mejorando la renta salarial, que es una redistribución directa en la que siempre hay que tener una precaución, de la que a los políticos no les gusta hablar y que (es que) la mejora de las rentas salariales, en particular cuando se pierden rentas salarias como es el caso, ahora, por una inflación que castiga mucho a todas las rentas pero castiga mucho más a la renta más bajas naturalmente. Hay que tener en cuenta que la renta salarial tiene que ser compatible con un crecimiento de la productividad. Tenemos que ser más competitivos si no se arruina la gallina de los huevos de oro. Esa es la redistribución directa”, refirió.
“La redistribución indirecta que practicamos desde que llegamos al gobierno, porque teníamos nuestras propias obsesiones, buenas o malas, era por ejemplo la redistribución que se produce, a través de servicios públicos universales. En España hay quienes no lo recuerdan ni lo saben y además tenemos poca memoria histórica. Se puso en marcha un sistema nacional de salud”, recordó González, quien también aludió a las políticas de su gestión vinculadas al sistema educativo y destacó: “Hay mucha gente de la generación de 40, 45 Ó 50 años que, por primera vez, perteneciendo a distintos tipos de grupos familiares, han tenido la oportunidad de ir a la universidad. Esa es la redistribución indirecta”, ejemplificó.
Planteó que “hay un tema que no queremos tener en cuenta que es la pre-distribución. Algunos lo hacen con la aspereza y ello me preocupa más porque altera la convivencia con discursos demagógicos y de confrontación”, lo que lo llevó a señalar que “la convivencia es un tejido bastante delicado y, sobre todo, los dirigentes tienen que cuidarla mucho porque a veces se induce desde arriba la confrontación”.
Y completó: “El caso más claro lo tenemos en la mente” que fue el episodio ocurrido “con el presidente (Donald) Trump y el asalto al Capitolio. Esa ruptura desde arriba de la convivencia, una vez que se rompe por abajo, es muy difícil restañarla”, subrayó el ex presidente español en referencia a aquel episodio que se produjo el 6 de enero de 2021 cuando partidarios del entonces Presidente norteamericano irrumpieron en la sede del Congreso cuando se desarrollaba el proceso que derivaría en la confirmación oficial de la victoria de Joe Biden como su sucesor del mandatario republicano.
El ex presidente español retomó el hilo de su exposición y refirió que “la pre-distribución significa que cuando uno nace en unas determinadas condiciones socios-culturales y económicas desde el punto de vista familiar, aunque tenga una beca o sea brillante en sus estudios, las oportunidades de las que va a disfrutar de la vida no sólo dependen de eso”, dijo.
Consideró que quien “nace en una casa llena de libros tendrá una relación de familiaridad con los libros” pero tras apuntar que “quedo antiquísimo hablando de los libros en momentos (en que estamos) llenos de redes sociales que además se dice que nos hacen libre y nos hacen prisioneros del ‘me gusta’”, explicitó: “En todos caso, gente que vive en un espacio, en un medio y ese medio le ayuda la pre-distribución a estar mejor ubicado en las relaciones sociales y en lo que llamamos el mercado para tener oportunidades (por lo que) ese mecanismos es mucho más difícil de activar con políticas públicas”, subrayó.
Se focalizó luego en el eje de convocatoria de la jornada ‘España en el mundo ante el futuro’ y lanzó, a modo de prólogo de su reflexión, un interrogante: ¿Realmente queremos a España en el mundo del futuro o queremos hablar del lugar de España en Europa?” Y al proseguir con su alocución propuso “Imaginémoslo al contrario” y sostuvo: “Imaginemos que en este momento ni estuviéramos en las comunidades europeas ni estuviéramos en la alianza atlántica ni tuviéramos los vínculos que tenemos con América Latina” y refirió: “Si alguno lo quiere expresar en cifras nosotros tenemos compromisos por 250 o 270 mil millones de euros en América Latina en inversiones y si es que alguien quiere medirlo (en esos términos) es mucho más que eso porque hay elementos no tangibles en ese tipo de relación”.
“Imaginemos que eso no existe o volvemos a aquellas épocas en que teníamos retóricas sin intereses y que después algunos todavía sueñan con pechos de latas imperiales convirtieron en intereses sin retórica: las dos cosas son malísimas. Por tanto, si partiéramos de que no estuviéramos ahí y estuviéramos en ese solemne y estúpido aislamiento al que mucha gente ha echado de menos a lo largo de la historia nuestro destino sería triste”, consideró.
González subrayó en tono enfático: “Nosotros somos parte de un proyecto que es un proyecto europeo” y avanzó un paso más al decir: “Estamos en el lugar en que tenemos que estar. Estamos en la Unión Europea” y reafirmar casi inmediatamente que España se constituye en “una potencia de tipo medio, relevante para lo que nos importa, con nuestras prioridades. Nuestras prioridades están en Europa, están en América; están en el Mediterráneo”, describió.
Ruiz abrió el camino para que el ex presidente español expusiera sobre la cuestión de la calidad de la democracia en América Latina y los desafíos que se plantean a partir de los avances de la anti-política, el neoliberalismo o el neo-pobrismo. González rememoró que en 1977 –relató- “tuve la osadía de irme a Santiago de Chile” cuando en ese país gobernaba “el plácido (Augusto) Pinochet y no se movía ni una hoja y a mí se me ocurrió ir para sacar algunos presos (políticos) de las cárceles de Pinochet (como el caso) de Erich Schnake”.
Y apuntó: “Lo paradójico es que la osadía tuvo premio pues estuve en setiembre allí y en diciembre estaba sacando (a aquellos que se hallaban detenidos ilegalmente) y esto no es más que una anécdota que cuento para ilustrar que lo que yo quería (en ese entonces) que nos pasara y que por fin (era) votar y empezar a superar la época de la falta de libertad. Quería que (ello) ocurriera en América Latina” lo que significaba “ir recuperando la democracia” en los países de esa región y que fue “ocurriendo durante la década de los ’80”, refirió.
Al profundizar su reflexión, señaló que “algunos han perdido fe en el sistema democrático” y, de inmediato, lanzo con tono de voz cordial un desafío: “Sería bueno (que aquellos que tienen esa actitud recuperaran pronto la fe (en la democracia) antes que echen de menos el sistema democrático porque lo han perdido, cosa que ocurre con más frecuencia de lo que uno puede imaginar”.
“La democracia no garantiza el buen gobierno pero debe garantizar que echamos al gobierno que no nos gusta”, remarcó Felipe González, quien aclaró que sus dichos no estaban impregnados de una visión que podría ser considerada “pesimista”, tras lo cual insistió: “La democracia no garantiza el buen gobierno” porque “uno puede elegir democráticamente, aunque (lo que digo) no le guste a mi amigo (Mario) Vargas Llosa a un gobierno que fracase” e insistió en que “hay que preservar la posibilidad de echar al gobierno que no nos gusta porque si, además de no gustaros, haber fracasado y además arruinando a los países con el neo-pobrismo y robándose entero el país, como el caso de (Nicolás) Maduro ¿hay que aguantarlo de por vida?”, inquirió y coronó la reflexión al decir que “eso es el desastre de los desastres”.
“Claro que echan de menos la democracia los países que la pierden. Creo que no hay un líder político internacional, ni uno solo, que haya ayudado más a la Nicaragua que derrotó a (Anastasio) Somoza y recuperó ese impulso de libertad como no hay nada que me haya frustrado más que esa Nicaragua que ha encontrado ese nuevo Somoza (que) es Daniel Ortega y (Rosario María) Murillo quienes tienen el mismo comportamiento infecto y repugnante de los Somoza”.
Juzgó que “defender la democracia es defender un sistema en el que es posible equivocarse y rectificar. Nunca verás a un autócrata decir que se ha equivocado.
¿Cómo va a reconocer Putín que se ha equivocado pensando que iba a ocupar Ucrania en una semana? ¿Lo va a reconocer? No puede”, remarcó y profundizó: “Ni siquiera Xi Jimping no puede reconocer que esta idea del Covid cero es una barbaridad. Imagínense si a alguien se le ocurre hablar hoy de Covid cero pues yo no estaría sentado aquí”, graficó en referencia a su participación en la charla, Y continuó: “El Covid cero significa paralizar todo absolutamente pero, claro, la gente que no depende sino de su vocación de permanencia en el poder tiene, como uno de los grandes temas, que no se puede equivocar ¿Cómo va a reconocer que se ha equivocado? Se equivoca el mundo, no ellos”, expresó con una cuota de ironía y desdén.
“Es verdad que a veces los gobiernos no son eficientes pero la culpa (de eso) no la tiene el sistema democrático. Al contrario, el sistema democrático lo que te permite es intentar sacarse de encima a los ineficientes sean del color que sean; no se engañen”, advirtió, tras lo cual remarcó que “contraponer el neoliberalismo al neo-pobrismo es darle a la gente hambre para todos equitativamente en lugar de hambre para el 80% o el 90%. ¡Es un horror que haya ese tipo de comparaciones!”, enfatizó.
El ex Jefe de Estado español abogó por “procurar el desarrollo” pero a la vez “el desarrollo más igualitario” y luego de apuntar que “hay cosas que no se quieren oír en muchos lugares”, planteó: “Si hay en un país un 17% o un 18% de recaudación fiscal sobre el PBI ¿alguien cree que puede tener servicios públicos que redistribuyen el ingreso con eficiencia de acceso universal en la educación o en acceso a la sanidad?”.
“Por cierto en España tenemos un pequeño problema con eso porque debemos tener 5,5% de déficit estructural, es decir, en la estructura de nuestros ingresos; falta un 5,5% de ingreso respecto de la velocidad crucero del gasto que tenemos y me refiero a los ordinarios, no a los extraordinarios. Lo tendremos que arreglar en algún momento sino la deuda crecerá”, sostuvo y apeló a la ironía al decir: “Es maravilloso oír que a (aquellos) que dicen ‘¡primero hay que pagar la sanidad y después la deuda!’. Y si resulta que estáis pagando la sanidad con el dinero que te prestan y que forma parte de la deuda” lo que implica que “estas financiando la sanidad con la deuda y le dices a quien te presta dinero que espere que no le va a pagar porque primero está la sanidad. A lo mejor le da por no prestarle; a lo mejor le da el ataque extemporáneo de lucidez y no le va a prestar dinero a quien ya le dice que no se lo va a devolver”, planteó satíricamente y sin dudar refutó ese argumento al señalar que “hay demasiada demagógica, demasiado populismo”.
González se manifestó “optimista sobre “lo que podemos hacer” en España para superar las dificultades que atraviesa el país pese al “pesimismo dominante”, aunque no vacilo y dejó en claro que la crisis sólo podrá ser atravesada con éxito “a condición de que a los españoles le digamos la verdad y de que de esta crisis salimos todos empujando y trabajando” porque “no hay ningún milagrero que nos va a resolver el problema, ninguno, ni de un signo ni de otro. O salimos con el esfuerzo de todos, repartiendo equitativamente el golpetazo que llevamos del 2018, el de la Pandemia y de la ahora ayuda de Putin”, dijo en un nuevo giro dialéctico cargado de una dosis de ironía y otra de desdén por la actitud emprendida por el presidente ruso de desencadenar una guerra con su invasión a Ucrania
En otro momento de la charla, el ex presidente español no dudó en afirmar que el mundo se encamina hacia una nueva gobernanza. Y profundizó la cuestión al decir: “La guerra de Ucrania, aparte del horror que estamos viviendo, demuestra, visto a toro pasado, que no fue un acierto crear una interdependencia con Putin (ya sea) interdependencia en gas, en petróleo. Ahora la gente dice ‘es que no fue acertada hacerla’. Sí, es una manera de verlo pero probablemente no se ve por qué y en qué circunstancias se hizo”, advirtió a modo de un nuevo prólogo. Dijo entonces: “Para el canciller o la canciller que le toque de Alemania o el presidente francés las consecuencias en términos de inflación son muy importantes desde el punto de vista del destino político”.
“Para Putin son menos importantes; Putin puede aguantar no sé cuantas sanciones y es muy difícil que la oligarquía tiemble. Hay algunos que piensan, y eso me ha inquietado mucho en estos días, que con el dinero que se les expropie a los oligarcas se reconstruye Ucrania” refirió González, quien juzgó que ese argumento constituye “una simplificación que, espero, no tenga mucho tiempo en las autoridades europeas porque es una tontería como todas las simplificaciones”. “Si hacen falta 700 mil millones de euros para reconstruir Ucrania, imaginemos que desde luego (ese dinero) no va a salir de veinte oligarcas. Incluso los que tienen mucha fortuna será más difícil quitarles la fortuna de lo que parece”, apuntó y calificó: “Pero no se resuelve nunca así” y, por lo tanto, “el planteamiento tiene que ser otro. ¿Estamos reconstruyendo la gobernanza? SÍ; tenemos que verlo con más calma”.
“Qué papel tiene ahora el eje atlántico y no estoy hablando desde la OTAN sino (desde) la complementariedad entre América Latina y Europa además de su papel hacia el pacífico. ¿Qué papel tiene?, ¿Cómo va a definir ese papel América Latina?, que tiene una enorme trascendencia como complementariedad”, describió González, quien apuntó: “Es difícil creer que no firmemos un acuerdo birregional con Mercosur porque las economías son absolutamente complementarias y, sin embargo, estamos (en medio) de enormes dificultades (para) ese acuerdo birregional con América Latina y una parte de la cadena de suministros que nos falta va a estar en América Latina”
Explicó entonces: “Ahora eso va a ser simplemente por esa pretendida superioridad moral o influencia histórica que a veces oigo (y que) es una tontería. Ahí va a estar compitiendo China en función de los intereses de cada país; se tienen que medir bien los intereses. En algunas veces he dicho en América Latina, cuando me han preguntado algunos amigos, les he dicho ‘miren es verdad que, de pronto, tengas un ataque de entusiasmo porque China viene a invertir dos mil millones de dólares en lo que sea, que no me parece ni bien ni mal (pero) lo único que quiero que sepáis es que, como es natural, China no da puntada sin hilo; no va con una regadera de miles de millones regalando dinero; no tiene un ataque de solidaridad enfermizo (sino que) tiene intereses e intereses mucho más claramente expresados que cualquier otro”.
“Por tanto tiene que haber una definición de América Latina y, para nosotros, es vital que eso ocurra en todo; también en la cadena de suministros. Eso digo para Europa pero para España especialmente por sus vínculos y por el papel que puede jugar España. Y dentro de todo eso las incertidumbres son muchas pero lo que pido es no añadir incertidumbre”, dijo el ex presidente español que, por el contrario, llamo a que “intentemos bajar el nivel de incertidumbre” y parte de ello “está en un respeto irrestricto al funcionamiento del estado de derecho”, enfatizó. Y completó: “No todas las leyes nos gustan pero, cuando una no nos guste, primero hay que cumplirla y después proponer su cambio. Pero no se puede jugar arbitrariamente con las reglas” porque si se lo hace “aumentará el grado de incertidumbre”, subrayó.
Ya en el tramo final de la extensa charla, Ruiz aludió a la cuestión de la incertidumbre y relató que había leído en el último tiempo a Hannah Arendt, escritora y teórica política alemana, cuando decía “algo sobre los miedos, la incertidumbre que existe, la falta de estabilidad o la percepción de falta de estabilidad; una de las características de una sociedad estable es la que permitía a la gente tener una esfera privada que le permitía mirarse hacia adentro, priorizar sus temas, los temas de los que quería vivir y tratarlos mientras que en las sociedades inciertas, de la confusión, donde no están las reglas, ese espacio de vida privada desaparece y únicamente tienes una relación con el leviatán y creo que es una reflexión extremadamente oportuna” apuntó para luego referirse a uno de los aspectos de la charla vinculado con el desasosiego, el malestar, la falta de confianza que se debe, en mi opinión, a esa incertidumbre, a no saber qué es lo que viene, a cómo te va a afectar el futuro”.
Ruiz continuó contextualizando la consulta al ex presidente español al referir que “esa demanda de protección frente al futuro puede terminar acabando con un extruido en las libertades; uno puede ser capaz de ceder parte de sus libertades creyendo que son temporales hasta que descubre que la pérdida puede ser permanente a cambio de tener una cierta certezas. Y eso yo creo que es un poco el origen del populismo”, tras lo cual fue directo a la pregunta: “Crees que tenemos posibilidad de salir de esta situación de incertidumbre y de miedo de una forma más inteligente que intentando protegernos de todos los riesgos sabiendo que eso es imposible y estando dispuestos a pagar precios en términos de libertades y valores que nos ha movido?”
“Son demasiadas provocaciones a la vez”, dijo el ex Jefe de Estado español al inicio de su respuesta. “Y Arendt tenía razón y lo podemos trasladar a las sociedades de nuestro tiempo. La definición de populista en el sentido más actual del término (corresponde) a aquellos que hacen política desde la anti-política pero hacen política”, apuntó y, casi sin darse tiempo, continuó: “Pero eso que parece un invento de la actualidad lo hizo Franco durante 40 años; al que se le acercaba le decía ‘usted haga como yo, no se meta en política. Franco no hacia política (sino) simplemente mandaba y mandaba él todo y decidía políticamente todo y por todos. Hay quienes siguen haciendo anti-política”, advirtió.
Al trazar un paralelismo, González reflexionó: “El Smartphone nos hace más libres. Todo el mundo pensaría que sí y es al revés. El me gusta o no me gusta te hace libre y tienes el mundo en la mano; en la mano de un adolescente. La sensación de libertad es enorme”, puntualizó y luego comentó que había compartido “no hace mucho tiempo una prueba con un grupo de gente muy joven, incluyendo adolescentes. Si eres mucho más libre con tu Smartphone decide dejarlo un día; no que se te olvide; decide dejarlo un día; hoy lo voy a dejar y mañana ya hablaremos. Nadie estaba dispuesto a dejarlo”, describió y planteó: ¿Por qué? Porque creía que dejaba libertad; la libertad del me gusta. Esa es la libertad que perdían; perdieron la libertad de decidir por sí mismos. Junto a eso hemos tenido esa cosa fantástica del populismo”, ironizó una vez más el ex Jefe de Estado español.
“El populismo lo que hace es dar respuesta simples a problemas complejos. Como la simplicidad o la simpleza no resuelve el problema el populista ya tiene en la recamara preparado el disparo que justifica quién es el responsable de que no se resuelva el problema cuya propuesta simple ha hecho de solución”, enfatizó el ex presidente español. Y avanzó: “el (populista dice) esto se arregla de tal manera y todo el mundo sabe que es mentira. Y resulta que cuando no se arregla, porque es una respuesta simple a un problema complejo, inmediatamente hay que buscar a un culpable, sea el que sea, unos lo llamaran neoliberalismo, otros comunismo, otros el fascismo. Estupideces múltiples para definir la incapacidad”.
“A veces pienso, pero atención que puede ser un problema de vejez, que los años más libres que hemos vivido en el siglo XX y en lo que va del XXI son los ’80 y ’90. Son libres, en el sentimiento de ser libres. Hemos confundido la lucha por la igualdad, que es absolutamente noble, por ejemplo, en cuanto a derechos de hombres y de mujeres, por una multiplicidad de capítulos que se abren y nunca se cierran, de fragmentación. ¿Dónde estaría la igualdad de nuevo para ser sensatos? En el paquete de ciudadanía. Cuando discutimos el proyecto europeo que nos llevó a la Unión Europea como unión de pueblos a mi me atribuyen, lo cual es verdad, la idea de la ciudadanía europea. Es verdad que yo la puse encima de la mesa pero no es verdad que yo fui autor de esa idea. Los autores eran italianos. Como siempre, Italia conceptualiza muy bien y ejecuta regular pero el diseño del Ferrari es el diseño de Ferrari, ahí está la esencia”.
González alertó: “Nosotros nos estamos desviando en la construcción de un proyecto de país de los paquetes de ciudadanía que definen la igualdad de derechos y obligaciones de los ciudadanos ante la ley. Nos estamos desviando. Ahora no hay tanta igualdad; lo que hay es muchas igualdades que no crean igualdad. En el proyecto de país, me han oído muchas veces decir y yo he estado en eso muchos años, una cosa es descentralizar y otra en centrifugar. Entonces yo prefiero descentralizar pero creo que descentralizar es buenísimo dentro de un proyecto de país y centrifugar nos debilita a todos”.
Leandro Vivo para Redacción Nuevos Papeles.