miércoles 11 de diciembre de 2024
spot_img

Esperanzas y concreciones en la vida democrática

A cuarenta y un años de la asunción de Raúl Alfonsín.

Cumplimos hoy cuarenta y un años de democracia permanente. Lo que fue una utopía durante buena parte del siglo XX, se ha vuelto parte de lo corriente, de esas cosas que por habituales suelen perder valoración. Y sin embargo están en la base de todo.

Hemos pasado por muchas cosas en estos años, hasta llegar a este presente. La realidad política de la Argentina presenta en este fin de año 2024 un panorama que algunos consideran esperanzador por la evolución de determinados índices económicos, y fundamentalmente por la caída sostenida de la inflación, parámetro enormemente valorado por la mayoría de la sociedad. En ese ámbito económico se apoya un Gobierno que por otra parte, muestra falencias importantes en su conformación, y una difícil convivencia con la institucionalidad republicana, que sostiene una política internacional basada en los impulsos del Presidente de la Nación, y que día a día sufre algún desgranamiento entre sus dirigentes. Los más firmes entre los integrantes de ese gobierno, hombres como Francos, Caputo o Scioli, están íntimamente relacionados con la odiada “casta” política que Milei puso en la mira desde su discurso electoral. Baluartes como la Vicepresidente o la ex canciller Mondino ya no están o permanecen muy cuestionadas.

Por encima de las dificultades, una evidente fragmentación de los partidos tradicionales parece facilitarle el panorama electoral, aunque todavía falta mucho tiempo para las elecciones. La conformación de frentes aún está en marcha, como el posicionamiento ideológico de los mismos. Sin embargo, la alta imagen positiva del Presidente entre la sociedad, de acuerdo al trabajo de los encuestadores, nos hace pensar en una posible reafirmación del Gobierno en las elecciones legislativas de 2025. Claro que quien mide es el Presidente y el Presidente no participará esta vez de las elecciones, y eso puede ser una complicación para “La libertad avanza”. En la Provincia se irá a una elección en la que los votantes por una parte ejercerán su voto con boleta única de papel, para autoridades nacionales, y en boleta tradicional para concejales y legisladores provinciales. Un experimento que se verá cómo resulta. Además de esto, es muy probable que en 2025 no haya P.A.S.O. y la elección se defina en un único paso, aunque con nuevos parámetros.

En relación al predominio de Milei en la consideración pública, hoy claro, tenemos en nuestro país la tendencia a creer que algunas realidades coyunturales son “para siempre”, sin tomar en consideración realidades que han ocurrido recurrentemente. En los inicios de un Gobierno, y quizás en mayor medida cuanto más compleja sea la situación social, el componente de la “esperanza” es dominante. El votante se aferra a una posibilidad que invita a pensar que todo puede cambiar. Los logros iniciales y fundamentalmente el control de la inflación, sostienen esa esperanza que, sin embargo, suele no ser eterna. Alfonsín ganó en 1983 y también lo hizo consistentemente en 1985, con un 43 % de los votos. Menem repitió el triunfo de 1989 en 1991, como hicieron Néstor en 2005 y Cristina en 2013. Macri logró un aplastante triunfo en 2017 que dio la idea de un gobierno consolidado; y sin embargo Alfonsín, Cristina y Macri fueron inapelablemente derrotados dos años más tarde. Un gobierno a caballo de la ira de la gente contra las opciones que no le solucionaron la vida, tiene un crédito que deberá respaldar con concreciones antes que ese nutriente político que es la esperanza, comience a mermar. Junto a los datos positivos, otros guarismos preocupan seriamente y es probable que en algún tiempo muchos vean que los beneficios de la libertad no alcanzan de igual forma a todos los sectores.

Los partidos políticos tradicionales deberán aggiornarse, claramente, y renovar sus ofertas hacia la sociedad; esto siempre es bueno. Quizás las ideas que hoy parecen haber caído en el olvido, en algún tiempo sean parte de la “añoranza nacional” y nuevamente campeen con éxito las voluntades electorales, siendo parte de la construcción de una nueva esperanza. Para eso deberán trabajar.

A cuarenta y un años de aquel hermoso día en que los argentinos recuperamos la democracia, me interesa decir que el difícil camino recorrido tiene logros extraordinarios que se encuentran en la base del crecimiento de los países desarrollados. No hay crecimiento sin un sistema político sólido que le permita a los ciudadanos esta decisiva posibilidad de elegir, nombres y rumbos, periódicamente. Y esto se ha logrado, otorgando incluso la posibilidad de que, si el pueblo así lo quiere, llegue a la Presidencia un antisistema como Milei. El sistema, la democracia, fue la que le dio a Milei y a sus seguidores los medios para ocupar el sitio que hoy ocupan, y son los medios de los que no deberían renegar si en otra oportunidad la voluntad popular elige otra cosa. Un país con Instituciones fuertes y un sistema consolidado, es producto de estos cuarenta y un años de historia reciente.

Y por último, la eliminación de la violencia política como herramienta habitual, también es un logro que está en la base de todo y, si no está, nada de lo demás tiene sentido. Alguien pensará que nuestra sociedad es una sociedad cargada de violencia, y es posible que así sea. Pero en la contienda política, la violencia está fuera de lugar y constituye un descrédito muy sólido para quien intenta ejercerla. Una agresión física de un adversario a otro, la presión de matones o barra bravas, una amenaza contra la integridad física, son hoy conductas descalificantes y sobran ejemplos de lo que digo. Pero para tomar la dimensión de este logro, en el que ha participado la política pero también la prensa y en definitiva la opinión pública, pensemos que el anterior gobierno democrático al de 1983 (1973-76) tuvo más de mil ochocientos muertos por violencia política (atentados, enfrentamientos, etc.) en tres años, y la dictadura una cifra enormemente mayor. De eso, pasamos en cuarenta años a que cualquiera opine sin temor a represalias luctuosas. Otro tanto ocurre con la libertad de expresión, consolidada, aunque en este particular momento hay que estar bien atentos por las agresiones que algunos periodistas vienen sufriendo desde el poder ejecutivo nacional.

Estos logros son tan reales como pueden ser; queda claro que todo derecho consolidado pierde visibilidad, pues es parte de lo que existe, y por lo tanto deja de ser parte de la demanda, y carece de interés como propuesta política. Pero esos logros, no salieron de un repollo, sino de una construcción de la que debemos enorgullecernos, sin dejar de ver todo lo que falta para llegar a una democracia como aquella con la que soñaba Alfonsín, que alimente, que cure y que eduque.

spot_img
spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

David Pandolfi

Una fecha en el calendario

Rodolfo Terragno

La Constitución, violada desde 1994

Fernando Pedrosa

La ley marcial en Corea del Sur: un intento fallido por aferrarse al poder