viernes 19 de abril de 2024
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Eric Zemmour, la nueva cara de la derecha francesa

Desde el año 2002 ningún presidente francés ha logrado ser reelecto. Para romper ese maleficio Emmanuel Macron debe lidiar con los problemas de gestión derivados de la crisis pandémica y con una ultra derecha en crecimiento impulsada por el surgimiento del mediático Eric Zemmour.

Para revitalizar la economía pos pandémica, el presidente francés, acaba de proponer un plan de inversión de 30.000 millones de euros a cinco años. “Francia 2030” buscará impulsar las industrias de alta tecnología del país –con énfasis en las energías renovables- y reducir la dependencia de materias primas importadas y de microchips, hoy muy escasos en el mundo y componentes esenciales de la producción automotriz.

A seis meses de la elección presidencial, Macron dijo que “necesitamos reinvertir en una estrategia de crecimiento (…) si no reindustrializamos el país, no podremos volver a convertirnos en una nación de innovación e investigación”.

Marine Le Pen, la líder de extrema derecha del partido Rassemblement National, tuiteó de inmediato: “Es una cuestión de ‘Cueste lo que cueste, quiero ser reelegido’”. “Unos meses antes del final de su mandato, el presidente saliente está comprometiendo el dinero de los contribuyentes para dorar su plataforma electoral con promesas que asumirá su sucesor”, agregó.

De cara a la elección, una encuesta nacional realizada el 6 de octubre arroja que Macron concentra en su figura la máxima intención de voto, con un 24 por ciento. Sin embargo, si se suma la intención de voto de las dos figuras de la extrema derecha, Le Pen (15%) y el ascendente Eric Zemmour (17%), llegarían al 32 por ciento. Los cuatro partidos de izquierda sumados alcanzan el 25 por ciento.

Zemmour, de 63 años es un  periodista, hijo de padres argelinos, que se define a sí mismo como el gran defensor de la civilización cristiana de Francia. Sin haberse proclamado candidato, cimenta su carrera desde los medios desplegando un discurso de derecha compatible con el de Donald Trump, con quien lo compara la prensa especializada. Ha sido acusado por siete mujeres de acoso sexual y se ha enfrentado a la corte muchas veces por discurso de odio considerado racista, islamófobo, sexista u homofóbico, pero casi siempre ha sido absuelto.

Su discurso radical –que incluye ser un anti vacuna- ha dejado a Le Pen como una moderada, lo que explica su mayor intención de voto frente a la heredera de la ultra derecha francesa.

Hasta hace unas semanas, la mayoría había esperado que las próximas elecciones presidenciales de Francia fueran una revancha predecible entre el presidente actual Marine Le Pen que, según mostraron las encuestas, dejó profundamente insatisfechos a los votantes que querían alternativas.

Una buena actuación en la primera ronda de las elecciones de abril próximo podría impulsar a Zemmour a la segunda, o podría dividir al electorado de extrema derecha para permitir que un candidato de centroderecha se alce con la victoria.

Zemmour se convirtió en uno de los autores más vendidos de Francia en la última década al escribir libros sobre el declive de la nación, impulsado, dijo, por la pérdida de los valores tradicionales franceses y cristianos, la inmigración de africanos musulmanes inclinados a una colonización inversa de Francia, el auge del feminismo y la pérdida de virilidad, y un “gran reemplazo” de los blancos, una teoría de la conspiración que ha sido citada por hombres armados en múltiples tiroteos masivos. Casi un personaje salido de la novela “Sumisión” del polémico Michell Houellebecq quien ha considerado al ultra derechista como el “más interesante avatar contemporáneo”.

La influencia de Zemmour se elevó a un nivel completamente nuevo en los últimos dos años después de convertirse en la estrella de CNews, una nueva red de noticias al estilo de Fox que le dio una plataforma de lanzamiento de sus ideas, todas las noches.

Si Macron quiere quedar como el sucesor de Jacques Chirac –último presidente en ser reelecto– tendrá que hacer un enorme esfuerzo para enfrentar los desafíos de Francia, de la UE y de un candidato disruptivo que no tiene nada que perder.

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