viernes 26 de julio de 2024
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El Sodelier

Creer o reventar, en la era de influencers y de catadores de cuanto cosa haya que pasar por las papilas o las narinas, se abre paso el único sommelier de sodas del país y del mundo. Para los tiempos que vienen, mejor “tomárselo con soda”.

Por Felipe Nigoul

Me recibe con un abrazo y me invita a pasar para realizar la entrevista en el bar de su edificio. Habla con el bartender y le pide un sifón de la heladera a los gritos. Cuando llega el sifón, se sirve la soda a medio metro del vaso. Antes de que vaya a la boca, la soda va a la oreja. Quiere escucharla. Aprueba el sonido. Asiente con la cabeza y se manda un shot de soda. “Soy el Sodelier. Sommelier hay millones, Sodelier uno solo”, dice Martín Juárez.

A los 7 años esperaba al sifonero como si fuera Papa Noel. Pensaba en la soda, en las burbujas, su poder de baldeo, la presión que contenía en el envase y su sabor. “Siempre fui fanático de la soda. Al principio todo empezó en joda, después se fue volviendo en serio y hasta terminé trabajando con la soda”, dice Juárez casi sonriendo. Cuando el sommelier de soda habla y explica su relación con la soda parece que lo hace en chiste.

Eso parece gustarle, generarle una incertidumbre a la persona que lo esté escuchando de si verdaderamente es un fanático que se desvive por la soda o es todo una joda.

“Me di cuenta que había sommeliers de dulce de leche, de tomates, de alfajores, de cualquier cosa, entonces busqué si existía de soda y no encontré. Por eso me intitulé como el Sodelier. Mi patria es el barrio, la vereda, la terraza, el fondo. Mi bandera es un repasador, que le tengo más respeto que a cualquier bandera de cualquier país”, detalló Juárez. Para él la soda es una filosofía de vida. Es simpleza. No necesita más que una soda fría -bien frozen- para estar tranquilo. También la utiliza para la salud de su cuerpo (comenta que un vaso de soda combate perfectamente a la resaca y te resetea completamente).

Argentina es el segundo país que más consume soda en el mundo, detrás de Alemania, con 2.361 millones de litros al año. Por otro lado, es el que más consume soda de sifón. Según Juárez, es la mejor forma de contener el líquido gaseoso ya que tiene la ventaja de mantener el gas y las burbujas, al contrario del envase de plástico. El Sodelier armó un sistema de cata para categorizar las sodas del país y trata de 7 ítems: sonido -mientras explica se acerca un vaso con soda para mostrar que se pueden escuchar las explosiones de las burbujas-, el origen del agua, la temperatura, la duración, la concentración o densidad, el tamaño y el comportamiento de la burbuja.

Su máximo objetivo en la vida es que se trate bien a la soda. Piensa que con su labor puede cambiar la cultura de la soda en el país. A pesar de ser una nación con fuerte consumo de la bebida, la calidad en algunos ambientes no es del agrado del Sodelier: “Estoy cansado de ir a comer a un restaurante, pedir soda y que me traigan agua con gas. No tiene nada que ver el agua finamente gasificada con la soda. Me levanto y me voy directamente a otro lugar”.

“El primer y único catador de sodas en el mundo”

Juárez se levanta por la mañana y se toma un vaso de soda bien fría. El primer baldeo del día, las burbujas y la explosión del gas que remueve todo en la garganta, una “limpieza total”. Al mediodía no puede comer bien si no hay un sifón de soda al lado de la mesa, siente que le falta algo. “La soda es un volver a empezar, es como cuando te regalan un cuaderno y lo tenés todo en blanco. Te digo esto y me empiezo a emocionar, me agarra algo en el cuerpo porque es un concepto muy grande”.

“La gente más feliz es la que se conforma con poco”, dice el catador profesional de soda -si, profesional porque trabajo para Cinzano como publicista con el slogan “La vuelta del vermú”, el trago que se compone por 70 por ciento de Cinzano, 30 de soda y tres hielos- “ser infeliz es muy caro pero ser feliz es muy barato”, redondea. La sociedad capitalista moderna lleva a cambiar de teléfono cada un año, a comprar la ropa de moda, el auto último modelo, la televisión 60 pulgadas HD 8K curvilínea y elocuente, pero nada de eso genera felicidad, porque siempre va a haber más y más y nunca llega la satisfacción de estar conforme. En cambio, cuando el placer de lo pequeño se hace importante en el día a día, esos chispazos de felicidad son los que mantienen vivos la ilusión de seguir.

¿Cúal es la mejor soda que existe?

“Es la que tenés arriba de la mesa. Con un vaso de vino y soda en la vereda te puedo asegurar que soy feliz. La soda es simple. Te baldeas bien y estás como nuevo, no necesitas nada más que una charla con amigos”.

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