miércoles 9 de octubre de 2024
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El régimen de la pobreza, al descubierto

El desenmascaramiento del régimen administrativo de la pobreza recién comienza. Aunque, a decir verdad, venía develándose desde hace años. Lo que eran piezas sueltas del rompecabezas parece empezar a encajar. Pero será una tarea delicada, pues sus gerenciadores procurarán entrampar a quienes se propongan desmantelarlo.

En lo que va de 2024 han confluido consecutivamente dos de sus múltiples pseudopodios: las cooperativas de trabajo y los comedores comunitarios. Ambos, con vértice en el disuelto Ministerio de Desarrollo Social (MDS) cuyo loteo entre diversas organizaciones sociales desde 2019 son una muestra palmaria de los alcances de la colonización estatal por la corporación neo filantrópica pobrista.

En el primer caso, la repartición central es el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAE); matriz de la cooperativizacion fraguada desde 2009 que prometía formalizar a los trabajadores desocupados según las coordenadas de la economía social. Noble idea cuya torsión conceptual de “social” por “popular” encubría su tergiversación.

Su programa emblema, “Argentina Trabaja” –luego “Hacemos Futuro” y “Potenciar Trabajo”- ofrecía a los beneficiarios el estímulo de medio salario mínimo. El resto de ese piso subsidiario habría de completarse a través de proyectos que municipios y organizaciones diseñarían sobre la base de su fuerte impacto comunitario. Mientras tanto, la dimensión autónoma de las entidades las habría de dotar de sus propios recursos compitiendo en el mercado formal.

Pero nada de ello ocurrió. El subsidio – sugestivamente denominado como “plan”, sugiriendo la continuación del Jefas y Jefes de Hogar Desocupados del gobierno de Eduardo Duhalde- se estancó; y los fondos para los proyectos fantasmagóricos acabaron en las unidades de gestión de los movimientos sociales. Lejos de reformalizarse, los trabajadores debieron conjugar la dádiva condicionada y recortada por diversas “comisiones” con sus volátiles changas tradicionales.

Desde 2019, las cooperativas se multiplicaron al compás de la captura de diversas secretarias y subsecretarías del MDS directamente por los popes de las organizaciones. La disfuncionalidad del gobierno de Alberto Fernández y la cuarentena iniciaron sigilosamente la develación de su matriz venal.

Valgan algunos ejemplos: 50 cooperativas registraban el mismo domicilio y un solo referente; aunque operaban en distintos distritos del AMBA. En Chaco, 71 entidades compartían el mismo responsable gestionadas por tres grades entidades. Y como los señoríos medievales, los armados territoriales se yuxtaponían entre sí tornando difusas sus delimitaciones.

Un expediente astuto para poner al régimen a buen resguardo de las auditorias de sus “proyectos”. El 82% de las cooperativas creadas entre 2022 y 2023 no presentaron ni estados contables ni información asamblearia. Asombra, por los demás, su exorbitante costo presupuestario: solo en el año pasado sumó 14.500 millones de pesos.

Poco antes de asumir, Fernández convocó en un hotel de Puerto Madero figuras públicas, reconocidas por su “sensibilidad social” probada por el lujo de sus vehículos y atuendos, a la denominada “Mesa del Hambre” a. De la iniciativa surgió, cuando no, un programa: “Argentina contra el Hambre”. Su acción mancomunada prometía la creación de 40.000 merenderos sumados a los comedores comunitarios preexistentes.

El MDS redobló las compras de alimentos que se concentraban en dos grandes depósitos situados respectivamente en Villa Martelli y Tafi Viejo. Desde allí, las organizaciones sociales las despachaban sin ningún contralor a las bocas de expendo de sus respectivas cooperativas y a las de otros movimientos apendiculares diestros en el viejo expediente corporativo de poner en aprietos a los gobiernos para arrancarles prebendas.

Esta vez, movilizando periódicamente al MDS a miles de beneficiarios con sus familias bajo la amenaza de quitarles el “plan”. Mil doscientos –más del 50% de los comedores- resultaron tan inexistentes como sus cooperativas patrocinantes. Una parte sustancial de la mercadería –particularmente la leche en polvo- acababa comercializada en ferias o en avisos por las redes sociales.

El gobierno asumido el último 10 de diciembre subsumió las carteras de Desarrollo Social, Trabajo, Educación y De la Mujer en el gigantesco Ministerio de Capital Humano. Los secretarios del MDS -líderes, asimismo, de las organizaciones sociales- fueron recambiados. Pero la falta de cuadros, por la propia debilidad partidaria de la nueva administración, preservó en sus cargos a la mayoría de las dependencias subalternas del antiguo organigrama.

La dinámica de los últimos meses ha permitido calzar varias piezas del rompecabezas cleptocrático pobrista. Pero el actual esquema decisorio coloca a la nueva cartera a tientas y a la defensiva de los contraataques para poner a los funcionarios en ridículo o enlodarlos invirtiendo en su contra la carga de las pruebas.

En suma; evitar los problemas de la impericia o mala praxis. El gran desafío deberá apuntar a nuevos diseños de gestión para abordar una realidad acuciante: la pobreza extrema y la malnutrición de millones de niños que mañana configurarán más de la mitad de nuestra ciudadanía.

El presidente Milei los ilustra como “los caídos”. Pues es hora de empezar a levantarlos merced a políticas cuyo éxito se puede verificar con solo cruzar el Rio de la Plata, u observar la remisión de la anomia de Medellín tras la caída del cartel narco que la hizo célebre.

Publicado en Clarín el 24 de junio de 2024.

Link https://www.clarin.com/opinion/regimen-pobreza-descubierto_0_HTTFNwGmsd.html

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