El discurso del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou en la Cumbre del Mercosur transparentó las diferencias sobre los objetivos del proceso de integración. El presidente Lacalle efectuó un llamado al sinceramiento de las posiciones de los miembros para evitar embarcarse en negociaciones que después corren el riesgo de quedar truncas con un alto costo de credibilidad para el bloque.
Lacalle manifestó que Uruguay, durante el ejercicio de la presidencia, tiene intención de firmar los acuerdos con la Unión Europea y EFTA y trabajar con la presidencia de Alemania para lograr su pronta ratificación. También expresó su apoyo a las negociaciones con Corea del Sur.
El énfasis en el cuestionamiento al mecanismo de consenso establecido en el MERCOSUR para las negociaciones internacionales genera dudas sobre las posibilidades de mantener la cohesión ante el imperativo de Uruguay, Brasil y Paraguay para acelerar la apertura de la economía. Lacalle sostuvo que no era aceptable que consenso fuera sinónimo de lentitud y que debería considerarse la posibilidad de avanzar a distintas velocidades acorde a las prioridades de cada miembro.
El mensaje estuvo dirigido a la Argentina que si bien aceptó participar de las negociaciones tiene una posición adversa a cualquier apertura porque considera que la crisis del COVID acentuó las tendencias proteccionistas y que la reducción unilateral de aranceles o las escasas concesiones que podría obtenerse para las exportaciones agropecuarias no justifican los acuerdos de libre comercio. Paraguay y Uruguay comparten una misma visión sobre la apertura; Brasil no solo empuja con el mismo objetivo sino que apuesta a convertirse en un polo receptivo de inversiones extranjeras como consecuencia de los cambios en la relocalización de las cadenas de valor agregado.
La relación con China mereció una especial consideración ante la falta de respuesta del Mercosur a la iniciativa de un acuerdo de libre comercio planteada por Wen Jiabao en su visita a la Argentina en 2012 para fortalecer las relaciones comerciales. Un acuerdo con China generaría reacciones de los sectores industriales aún más adversas que el Acuerdo con la Unión Europea por la falta de transparencia de los precios de las exportaciones de ese país.
Sin embargo, la vigencia del Acuerdo Fase I con los Estados Unidos que prevé compras de productos agrícolas, y que se está ejecutando a pesar del conflicto entre ambas potencias, implica un riesgo de desplazamiento real para las exportaciones del Mercosur. La Argentina al igual que Brasil apuesta a sus Acuerdos de Relación Estratégica Integral para atraer inversiones que no requiera un compromiso al nivel Mercosur.
La Cumbre del Mercosur reflejó una vez más la posición discordante de la Argentina respecto a las políticas de los otros miembros no sólo en materia comercial sino también sobre Venezuela y Bolivia. Paraguay y Brasil expresaron a la presidenta Jeanine Añez, quien participó de la reunión invitada por la presidencia pro-tempore, su solidaridad y deseos de pronta incorporación al Mercosur como miembro pleno. El presidente Fernández aprovechó la facilidad de la reunión virtual para retirarse en disconformidad con esa invitación cuyo gobierno no está reconocido por la Argentina.
Los mandatarios de Brasil, Paraguay y Uruguay plantearon sus planes futuros para la reconstrucción de sus economías una vez superada la crisis del Covid 19 apuntando a fortalecer el proceso de integración y mejorar la inserción en la economía global para aumentar las exportaciones y atraer inversiones externas. En cambio, la Argentina pareciera tener una actitud defensiva escudándose en los mismos motivos que los otros miembros utilizan para proyectarse más allá de esta crisis. El semestre de la Presidencia uruguaya volverá a mostrar a una Argentina reticente que obligará a los otros miembros a forzar una definición para superar el impasse.
Publicado en Clarín el 4 de julio de 2020.
Link https://www.clarin.com/opinion/mercosur-papel_0_5-nc2oG_c.html