viernes 25 de abril de 2025
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El legado internacional del Papa Francisco

Ante la partida de Su Santidad el Papa Francisco, es imposible no detenerse a reflexionar sobre la huella que deja, no sólo en la historia de la Iglesia, sino también en el complejo tablero de la política internacional contemporánea. Jorge Mario Bergoglio, argentino y universal, asumió el Pontificado con una certeza tan simple como revolucionaria: que la diplomacia de la Santa Sede debía estar al servicio de la humanidad sufriente. Desde ese lugar, construyó una política exterior centrada en la dignidad de la persona humana, la defensa de los postergados y la promoción de un orden global más justo.

Su gestión será recordada por una defensa sin concesiones de la paz, entendida no como una negociación de intereses sino como una vocación ética fundada en el diálogo y la reconciliación. Francisco supo ubicar el drama de los migrantes —expulsados por la guerra, el hambre y la explotación— en el centro de la conciencia global. Su magisterio no se limitó a denunciar: reclamó acción concreta a los Estados, a los organismos internacionales, y a cada uno de nosotros. Su presencia junto a los olvidados del sistema fue coherente con una visión de la política como servicio, y no como administración de poder.

Uno de los gestos más emblemáticos de su pontificado fue su inquebrantable vocación por el diálogo interreligioso. El histórico documento sobre la Fraternidad Humana, no fue una mera declaración simbólica: constituyó un hito diplomático y moral, una hoja de ruta para superar el odio sectario y construir un entendimiento duradero entre credos. Francisco comprendió como pocos que la paz del siglo XXI exige que las religiones no sean parte del problema, sino parte activa de la solución.

En Laudato Si’, tal vez su encíclica más profética, abordó la cuestión ambiental con una claridad y una valentía inusuales. Denunció sin rodeos la lógica de explotación ilimitada del planeta y articuló, con precisión conceptual, una ética de la ecología integral: lo ambiental, lo económico y lo social no pueden escindirse. Fue, en el fondo, una llamada a la conversión no sólo espiritual, sino civilizatoria.

Pero si hay un hilo que vertebra todo su legado, es la opción por los pobres. Francisco no habló de ellos desde una piedad distante, sino desde una cercanía radical. Su magisterio interpeló las estructuras del poder global, cuestionó la avaricia como motor económico y propuso una economía con rostro humano. No habló de caridad, sino de justicia. Y no buscó consuelo, sino transformación.

En el fondo, su visión internacional nacía de una imagen de Dios profundamente humana. Un Dios de la misericordia, del perdón y del abrazo. En su prédica constante, exigía el mandamiento más simple y difícil: amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. Y quizás por eso, en un tiempo de cinismos y fracturas, su voz se volvió imprescindible.

Publicado en Clarín el 22 de abril de 2025.

Link https://www.clarin.com/opinion/legado-internacional-papa-francisco_0_usVO5iGYW1.html

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