El 23 de febrero de 1991 por la noche, Raúl Alfonsín fue víctima de un atentado en la esquina de las calles Urquiza y Mitre, en San Nicolás.
En ese momento el líder radical enfrentaba a unas 5 mil personas, que valoraban su espíritu democrático y lo actuado durante una gestión que sobresalió por el respeto a las instituciones, el progresismo y el juzgamiento a las Junta Militares, entre otros.
A los pocos minutos de subir al palco, Ismael Darío Abdala, un exgendarme que había trabajado también en la otrora Somisa (la imponente siderurgia a orillas del río Paraná), sacó el revólver, apuntó y gatilló.
Hubo una explosión, pero la bala no terminó de salir. Estaba a tres metros de distancia y su disparo pudo ser mortal. Pero instantes después, en medio de la conmoción, Vicente Massimi, un hombre de 77 años, se abalanzó sobre el tirador y logró arrebatarle el arma.
Algunos golpearon a Abdala, otros optaron por tirarse encima de Massimi, quien exhibía el revólver como un trofeo. Pensaron que era el agresor y por eso también sufrió algunos puñetazos. Alfonsín, en tanto, quedó por el piso, cubierto por los cuerpos del concejal Roberto Lapuyade y del histórico custodio del ex mandatario, Daniel Tardivo.
Dos días después del hecho, Abdala declaró ante el juez Antonio Alberto Moreno y admitió que su objetivo era matarlo.
Era época de campaña por las elecciones. Alfonsín acompañaba a los precandidatos a gobernador y vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Carlos Pugliese y Norberto García Silva, por el Movimiento de Renovación y Cambio. Llegaba tras realizar un acto similar en San Pedro.
Una vez que los ánimos se calmaron, Alfonsín tomó el micrófono otra vez. Allí, pidió que no se le atribuyera a ningún político lo que se acababa de vivir y prosiguió con su discurso. Minutos después, una ovación le puso punto final a la noche partidaria.
Foto: Miguel Trezza y Vito Amalfitano con Raúl Alfonsín, horas después del intento de asesinato. Diario «La Capital», Mar del Plata