miércoles 4 de diciembre de 2024
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El debate presidencial

Si fuera posible una evaluación política de Javier Milei acerca de su paso por la política, diría que para lo único que resultó eficiente en su momento fue para dividir los votos de Juntos por el Cambio. 
El peronismo, agradecido. Sabe de teoría económica, pero su ignorancia acerca de la estructura económica real del país y sus relaciones con el estado y los actores empresarios es inquietante. Respecto del debate de esta noche, mi opinión es que ganó Sergio Massa por puntos. No sé si esto incidirá en el electorado. Massa, con chichones y algunos moretones, siempre controló el centro del ring. Es tramposo, cínico y farsante, pero tiene oficio para este juego de danzas y contradanzas. 
No entendí la estrategia escénica de Milei. En un debate así vos no podés nunca someterte a las preguntas de tu rival. Lo que corresoonde hacer es contestár con otra pregunta. Por ejemplo, Massa me pregunta por las relaciones con China y Brasil; yo le contesto sobre las tierras ocupadas por China en la Argentina, y sin pausa me voy al Memorándum firmado por Cristina con Irán, la masacre de Hamas y la complicidad de Cafiero más el asesinato del fiscal Nisman. Así se ataca.Es lo que hizo Victoria Villarruel con Agustín Rossi. Y mal no le fue. 
Si Milei es elegido presidente, no sé cómo harà para gobernar un país que conoce poco y carece de equipos confiables para que lo asistan. Todo es medio raro. Invitan a votar por él prometiendo que no hará lo que dice. Y aseguran que Patricia y Mauricio lo van a orientar y controlar. Permítanme dudar. Patricia no entró en el balotaje. Y Mauricio perdió hace cuatro años en primera vuelta. ¿Nada que reconocer a Milei en el debate? No lo sé. Fue el màs débil, el menos profesional, el que dio la sensación de actuar a la defensiva, frente a un político consumado en las artes de la retórica y las trampas de la retórica. ¿Cómo decide la gente quién ganó un debate? La respuesta no es sencilla y depende de variables màs complejas que un match o un certamen deportivo. 
Hace casi cuatro décadas, en otro debate presidencial, un Vargas Llosa elocuente y brillante arrasó con un Alberto Fujimori apagado e insulso. Sin embargo, un sector mayoritario de la opinión pública peruana se identificó con Fujimori, es decir, con el que consideró màs modesto e incluso víctima de un saber pedante como el que le atribuyeron a Vargas Llosa. Milei no es Fujimori y Massa no es Vargas Llosa; a su vez, todos supimos después que Fujimori no tenía nada de modesto y de sencillo, pero el ejemplo vale para expresar que las evaluaciones de la sociedad en estos temas no son lineales. 
El domingo que viene disiparemos todas las dudas.

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