jueves 25 de abril de 2024
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El AMBA y la nueva fase: la de la danza y el martillo

La cuarentena por el coronavirus no sólo ha desnudado las falencias de muchos sistemas sanitarios y la importancia de que los Estados inviertan en salud, ciencia y vivienda, sino que también ha generado que las distintas potencias mundiales compitan entre sí para ver quién logra crear una vacuna efectiva antes que otras potencias. China y Estados Unidos, más Rusia y el Reino Unido son un ejemplo de esto.

Pero no sólo eso, la pandemia provocada por el nuevo coronavirus ha hecho que diversos intelectuales reflexionen sobre la cuarentena, la pandemia y el rol del Estado. Lo hizo el filósofo Zizek lanzando su nuevo libro llamado “Pandemia”, lo hizo el psicoanalista argentino Jorge Alemán lanzando “Pandemonium”, también el escritor español Jorge Carrión lanzando su nuevo libro, “Lo viral”. Y sobre estos temas también se explayaron diversos intelectuales como el italiano Giorgio Agamben y el surcoreano radicado en Berlín Byun Chul Han.

En este contexto de pensamiento competitivo, un grupo de investigadores de la Universidad Económica de Toulouse, publicaron un paper interesantísimo hablando del “enfoque de la danza y el martillo” que propuso originalmente el español Tomás Pueyo.  En dicho artículo plantean, entre otras cosas, que se puede cuidar la salud y la economía entendiendo que ambas no son mutuamente excluyentes.

¿En qué consiste este enfoque? Es una matriz de comprensión holística de la pandemia que propone criterios para el corto y mediano plazo. Dicha matriz no entiende a la pandemia como un mero problema sanitario (como lo entendía una parte del Frente de Todos), sino que entiende que incluye problemas psicológicos asociados al aislamiento, y económicos asociados a la caída del consumo y de la producción provocadas por la cuarentena.

Este enfoque es el que parece estar triunfando en muchos países que abren y cierran la cuarentena como si se tratara de un grifo. Es que, en realidad, de eso se trata este planteo. La mayoría de los gobernantes inicialmente respondieron con una fuerte etapa de confinamiento que provocó serias pérdidas en la actividad económica para controlar la propagación del virus. Según estos investigadores de la Universidad de Toulouse, de eso se trata “el martillo“.

Dichos investigadores (muchos de ellos economistas), explican que en simultáneo se implementaron en varios países distintos paquetes de rescate económico para proteger a las empresas y a los hogares de los efectos económicos negativos de la cuarentena. Sin embargo, lo cierto es que existen serias diferencias entre los distintos países en términos de duración de la cuarentena, severidad de la misma y el grado de cumplimiento de sus ciudadanos. Por ejemplo, se sabe que en el Conurbano el grado de cumplimiento de los lineamientos de los ciudadanos es menor que en CABA.

Dicha teoría recomienda que, pasado un tiempo de confinamiento severo, se debe pasar a una nueva fase que flexibilice las cuarentenas y busque reiniciar la actividad económica (con algunos cuidados lógicos). Dicha fase es la que estos investigadores denominan “el baile“. El reconocido ingeniero español Tomás Pueyo cree seriamente en esta estrategia para contener el coronavirus.

Ahora bien, como siempre pasa, las distintas ideas tienen defensores y detractores. Algunos investigadores sugieren que el camino hacia la recuperación económica plantea preguntas adicionales: ¿Qué tan rápido deben ser levantadas las cuarentenas? ¿Cómo se lograría encontrar el “punto de equilibrio” ideal para flexibilizar la cuarentena reduciendo o manteniendo baja la tasa de contagios? ¿Qué tan confiable es apelar a la responsabilidad cívica en sociedades como la nuestra?

La teoría de Pueyo explica que el martillo se justifica en una acción temprana y decisiva, como la que tomó Alberto Fernández iniciando la cuarentena el 18 de marzo, y sirve para salvar vidas a largo plazo. Pero, según diversos especialistas, si bien el martillo reduce contagios en el corto plazo, también alarga y dificulta la recuperación económica, generando costos económicos más altos.  Por su parte, “el baile” es un concepto asociado a la “desconfinanciación óptima”, la cual busca aliviar las pérdidas y presiones económicas mientras se mantiene la tasa de transmisión de la pandemia (popularmente conocida como “R”) por debajo de 1 o cercana a 1, como sucede en CABA en la actualidad.

Ahora bien, dicha teoría también menciona que la política debe controlar la pandemia, y no al revés. Este vínculo no está del todo claro si analizamos el Gobierno Nacional de nuestro país. Al inicio de todo esto, parecería que Alberto Fernández estaba controlando la pandemia, pero luego de mostrar que se estaba enamorando de la cuarentena mientras cientos de PYMES cierran día a día, parecería que es al revés. La pandemia está marcándole la agenda al Presidente, y el que parece tener la situación medianamente controlada es el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, quien ya logró reducir el “R” y dejarlo muy cerca de 1. Mientras la tropa de Larreta en la Ciudad está unificada, trabaja coordinada y de manera eficiente, en la Provincia los Ministros de Kicillof se pelean con los de Alberto, mientras los casos no paran de aumentar y los miembros del Frente de Todos, como Julio De Vido y Juan Grabois, entre otros, se pelean por Twitter. Así, parecería ser que el Jefe de Gobierno Porteño ya tiene medianamente elaborado un plan de aperturas y restricciones al estilo de lo que Pueyo denomina “la danza y el martillo“. De hecho, para esta oportunidad, anunció un plan inédito y original de aperturas escalonadas.

No queda claro qué pasará con la economía argentina, ni tampoco cuándo llegará la tan ansiada vacuna que ponga paños fríos ante tanta incertidumbre. Lo que sí se sabe, es que al Presidente de la Nación no le gustan los planes económicos. Aún no podemos ver la luz al final del túnel. Aún no sabemos cómo salir de esto, y mucho menos cómo saldremos de esto sin un plan criterioso y elaborado que aborde la problemática económica. Pero lo que sí podemos ver es que en términos sanitarios estamos entrando a una nueva fase: “la fase de la danza y el martillo“. ¿Están listos para danzar?



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