domingo 16 de marzo de 2025
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Eduardo Levy Yeyati: “Me cuesta ver el gran motorizador del empleo de calidad en la Argentina”

En una entrevista con La Nación, el economista Eduardo Yeyati, quien reparte sus obligaciones profesionales entre Estados Unidos y Buenos Aires, consideró que lo más visible que puede exhibir como “exitoso” la administración de Javier Milei, lo constituye el haber logrado el superávit fiscal desde que inició su gestión y ello “sostiene mucho de la imagen positiva” del gobierno “desde el punto de vista estrictamente macro y financiero”; juzgó que el gobierno procurará mantener un tipo de cambio atrasado de cara a las elecciones de este año porque constituye en “la herramienta de contención de la inflación” que, a su vez, se convierte en “la herramienta política del gobierno” frente a la población pese a que en la percepción de los mercados y en la percepción de los inversores reales, el tipo de cambio hoy no es el tipo de cambio más atractivo, y esto tiene efectos reales, aunque advirtió que en la Argentina la actual “configuración, sobre todo la cuestión cambiaria, le juega en contra” para lograr un crecimiento y remarcó, en tal sentido, que no visualiza “el gran motorizador del empleo de calidad en la Argentina”.

Yeyati, en u diálogo mano a mano con el periodista, Esteban Lafuente, reflexionó a instancias de distintas consultas sobre la visión que existe en el exterior respecto de la Argentina, así como la consolidación en materia fiscal alcanzada por el gobierno ‘libertario’, el comportamiento del dólar pero tras declararse un “fan” de la actividad turística en razón de que genera “empleo y dólares”, planteó que con un tipo de cambio “rezagado”, y a la vez, “un balance de turismo deteriorándose, eso desde el punto de vista de la economía real implica menos empleo, menos dólares, menos actividad y un impacto regional, porque el turismo es muy federal”, argumentó.

Cuando fue consultado acerca de cómo ven a la Argentina desde el exterior y las cuestiones sobre las que se posan las miradas, Yeyati aclaró que “la visión desde afuera siempre es más epidérmica” pero expresó: “Lo más visible en los últimos años es el ajuste fiscal, que se considera exitoso, inesperadamente exitoso, y que se dio fundamentalmente en 2024. Se ve también una convicción por mantener el superávit. Eso sostiene mucho de la imagen positiva que se tiene desde el punto de vista estrictamente macro y financiero. Después, las consideraciones personales sobre los diferentes protagonistas, eso varía muchísimo. Hay gente que compra la agenda cultural de la nueva derecha, que lidera (Donald) Trump, (Elon) Musk, algunos referentes en Europa, y Milei de alguna forma se acerca a ese grupo de gente. Es una agenda muy polarizante, pero más alrededor de Trump”, describió.

Al preguntársele cómo creía que se había logrado la consolidación fiscal, se excusó por tener que brindar una reflexión simplificada sobre la cuestión aunque, de todos modos, dijo que “en el primer semestre (del 2024) el peso principal fue el factor de licuación, porque se aceleró la inflación y los salarios, las pensiones, incluso algunos contratos no fueron ajustados, entonces se diluyó parte del gasto. El mismo gasto social cayó en términos reales en los primeros meses, y después, en el segundo semestre, tomó mucho más importancia la motosierra, el ajuste del gasto, que está centrando fundamentalmente en recortar transferencias a las provincias. Y se recortó dramáticamente la inversión pública en todo sentido. Lo otro que podemos decir del ajuste fiscal es que ese ajuste ya lo tuvimos y nos llevó a este superávit, que el Gobierno ubica en 1,5% del PBI. Ese es un punto de referencia. Ya no hay más ajuste obvio y rápido que eso, hay ajustes más marginales pero no del tamaño y la profundidad que tuviste en 2024. El ajuste también ayudó para controlar la inflación”, advirtió.

Al ahondar en las razones sobre la misma cuestión, juzgó que ello no estaba relacionado en gran medida al hecho de no emitir moneda para pagar déficit “sino básicamente porque el ajuste fue contractivo y generó un disciplinamiento de precios que se habían movido muy rápidamente al alza a fines del 2023 y que corrigieron a la baja por falta de demanda”, explicó. Y completó: “Ese factor hoy ya no está contribuyendo a reducir aún más la inflación. Hoy, básicamente estamos en una situación muy parecida a la de muchos otros planes de estabilización argentinos que estuvieron fundamentalmente basados en un ancla cambiaria. El crawling peg es hoy la mayor parte del plan de estabilización”.

Respecto de cómo veía el nivel del dólar, Yeyati puntualizó: “Es muy difícil establecer el tipo de cambio de equilibrio, y aparte vos tenés niveles de productividad tan variados en la Argentina que para algunos sectores el tipo de cambio es muy conveniente y para otros es muy penoso. Lo importante en términos de las consecuencias del tipo de cambio tiene que ver con cómo lo percibe la gente, independientemente de si está atrasado o no. Si me preguntás qué va a pasar de acá a las elecciones, yo creo que se va a seguir atrasando, porque la cambiaria es la herramienta de contención de la inflación y la inflación es la herramienta política del Gobierno. Entonces, sí, te diría que en la percepción de los mercados y en la percepción de los inversores reales, el tipo de cambio hoy no es el tipo de cambio más atractivo, y esto tiene efectos reales”.

Cuando se lo consultó acerca de las razones por las cuales el tipo de cambio no resulta atractivo y qué consecuencias provoca, Yeyati respondió: “Tiene varias consecuencias. Si tenés un tipo de cambio percibido como más atrasado, te van a subir las importaciones, y vas a importar algunas cosas que antes producías acá. Las empresas argentinas todas están acostumbradas a pasar de producir a importar, depende de dónde está el tipo de cambio, porque nuestros ciclos cambiarios son recurrentes. Vivimos en un loop en el cual el tipo de cambio se va apreciando lentamente o corrige en el medio de una crisis cambiaria. Nunca está en el lugar correcto. Entonces las empresas tienen ya esa gimnasia, y si ven que el tipo de cambio se atrasa y que se va a seguir atrasando van a ir muy probablemente cambiando su mix y van a tener menos producción local. Si a eso le agregás que el Gobierno es aperturista, y lo es, a diferencia de Trump, entonces va a ser más fácil importar parte de esta producción que necesitas domésticamente”.

Al abordar la cuestión de la situación de la producción actual, dijo que en el plano doméstico lo que podría producirse “sacando lo que son sectores de commodities” habría “menos exportaciones y el balance comercial se va a deteriorar”, auguró. Y reflexionó: “Aún más en el sector servicios. Si miras la cuenta de turismo, claramente. La Argentina se vuelve cara en relación a Brasil, vas a tener más turistas yendo a Brasil, menos brasileños viniendo a la Argentina. Ya lo estamos viendo. El superávit de bienes desapareció casi en el último mes y el balance de servicios se deterioró en línea con lo que esperábamos. ¿Puede ser que la Argentina pueda convivir con este tipo de cambio e incluso más apreciado? Todo es posible, pero va a tener un impacto en la producción y probablemente en el empleo”, advirtió.

Al planteársele que otros ciclos de apreciación terminaron mal se le consultó por qué esta vez sería diferente, Yeyati juzgó que “si va a ser diferente, lo podemos ver” y argumentó: “Hay cambios, claramente. Es la primera vez que entramos en esta segunda etapa de un plan de estabilización basado en el tipo de cambio con superávit primario sólido, y aparte la gente cree que lo vas a tener, porque el Gobierno es creíblemente fiscalista. Eso es bueno. Tuviste un impulso a las exportaciones porque se sumó un sector que, si bien estaba activo antes, está creciendo de manera muy rápida y este año va dar un aumento de las exportaciones de energía, con lo cual tenés más dólares. Son dos novedades”.

“La pregunta relevante sería hasta qué punto el superávit fiscal y el aumento estructural de tus exportaciones cambiarían el destino que ha sido en el pasado el destino de un ajuste abrupto. Hay una tercera cuestión que hay que plantear, y es que el Gobierno, posiblemente en octubre, esté en condiciones de normalizar el sector externo sin un impacto gravísimo en la inflación. No hay forma de medirlo, pero personalmente pienso que el traslado a precios de una devaluación hoy es menor que el que tuviste en 2014 con (Axel) Kicillof, o en 2023 con la devaluación de (Sergio) Massa. Hoy hay un programa, es una situación de estabilidad, con superávit fiscal, convicciones que no tenías antes, y podrías tranquilamente salir. Ahora, en la práctica, porque eso no es normativo, lo que pensamos que puede pasar puede ser distinto, porque a los gobiernos argentinos les cuesta corregir los desbalances cambiarios antes de que sea demasiado tarde. Entonces, la segunda pregunta relevante es: ¿va a corregir el Gobierno o va a dejar que esto llegue a un punto donde se corrija de manera más traumática a través de un proceso de estrés financiero?”.

Yetati completó: “Creo que el equipo económico ve que hay un problema a corregir, y que tiene sentido que esa decisión se pase para después de las elecciones porque para el Gobierno es fundamental ahora políticamente acumular más poder en el Congreso. Si vos hoy flexibilizaras el tipo de cambio, corrés el riesgo de una corrección cambiaria que genere uno, dos o tres meses de inflación un poco más alta y eso políticamente no parecería ser el plan. ¿Qué van a hacer después de octubre? Depende del diálogo entre el equipo económico, que creo que apunta a una normalización, y lo que sean los planes del Presidente, que finalmente toma esa decisión. Dicho de otra manera: si queremos ir hacia una economía del estilo de Perú, que tiene una política monetaria, un banco central y una política de potenciación de su moneda en los últimos 20 años, o si queremos ir a la dolarización”.

En el transcurso de la entrevista, Yeyati mencionó aspectos relacionados con la situación que se plantea en el campo de la industria, lo que disparó una consulta acerca de qué pasa en el plano de los servicios. “Yo soy muy fan del sector turismo, porque genera actividad, empleo y dólares. Es el único sector que cumple los tres objetivos básicos de la política productiva. Y si tenés un tipo de cambio rezagado y un balance de turismo deteriorándose, eso desde el punto de vista de la economía real implica menos empleo, menos dólares, menos actividad y un impacto regional, porque el turismo es muy federal. La Argentina podría crecer mucho más en turismo, pero esta configuración, sobre todo la cuestión cambiaria, le juega en contra. Así como le juega a favor que tengas mejores vías aerocomerciales y que desregules el mercado aerocomercial y de transporte terrestre, digamos todo. Pero me cuesta ver el gran motorizador del crecimiento del empleo de calidad en la Argentina”, concluyó.

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