Es absurdo buscar “operaciones” donde hay una crisis.
Cada día se producen miles de delitos en el AMBA, detrás de ellos no hay otro hilo conductor que un fracaso de dimensiones mayúsculas.
Sobre la catástrofe social, consecuencia de 50 años de agonía de un modelo económico, se añadió el oportunismo político y la liviandad en la lectura del rol de las políticas públicas.
La centralidad de la visión política puesta en la “contención” de la pobreza hizo el resto.
Se usa la palabra “contener”, porque resulta muy dura la evidencia: no enfrentan la pobreza y la exclusión.
Los malos incentivos y el distribucionismo sin programa muestran sus límites.
Si el oficialismo no asume los datos de la realidad, a los indicadores negativos le agregará provocación. El error o la impotencia frente a un problema severo, puede ser comprendido. La negación o la desresponsabilización son incomprensibles.
Argentina está ante un dilema de hierro, transformar o padecer.
No se trata solo de ordenar la economía, debe cambiar el pacto convivencial. Argentina debe construir un orden contemporáneo que dialogue con sus problemas de hoy. No se trata de un orden nostálgico.
Se acabó el tiempo de la política sin compromiso, de la simplificación y el engaño, de la ocurrencia picante o el dogmatismo irreductible. La tarea de recuperación puede ser estimulante y no necesariamente sufriente, pero requerirá de mucho trabajo, de paciencia y de sentido.
Alinear las necesidades de mayor competitividad económica, mayor cohesión social y un nuevo orden territorial, implica romper con la alianza del tongo corporativo representado por la politica como “caja”, la protección anti competencia y los territorios controlados.
Es mucho más útil que pongamos nuestro esfuerzo en buscar soluciones que conspiraciones. En unos meses tendremos la oportunidad de pasar de la indignación a la dignidad de la acción responsable.
Publicado en Radicales Org.