África alzó la voz y está viviendo unas oleadas de protestas que buscan patear el tablero del orden mundial vigente. En los últimos dos años, se sucedieron diez golpes de Estado en el África subsahariana, particularmente en la región francófona. Tal es así que, desde 2021, Guinea, Mali, Burkina Faso, Níger, Chad, Sudán y recientemente Gabón tuvieron cambios bruscos de gobierno, entre otros.
Estos procesos ocurridos al sur del Sahara, que son pluricausales, tienen dos características principales: en primer lugar, están influenciados por un genuino sentimiento anti-francés de las clases populares y también de las élites políticas nacionalistas. Por otro lado, están influenciados también por un sentimiento pro-ruso en ambos grupos sociales mencionados.
Ahora bien, ¿Por qué los rusos despiertan simpatías en África? ¿Qué rol juegan los rusos en estos cambios de gobierno de países africanos? Sobre este punto, hay divergencias entre los analistas y parte de la comunidad académica. Algunos plantean que los rusos apoyan estos golpes de Estado para debilitar a Occidente, particularmente a Francia por que es aliado de Estados Unidos y miembro de la OTAN. Por otro lado, hay algunos que plantean que los sentimientos pro-rusos de muchos manifestantes eran genuinos, porque los rusos siempre representaron la lucha contra el imperialismo occidental y nunca participaron ni de la repartija de países que se hizo en la Conferencia de Berlín (1884-1885) ni del tráfico de esclavos. En ese marco, algunos analistas sostienen que los recientes golpes de Estado están influenciados por sentimientos o simpatías pro-rusas en la ciudadanía africana, pero no por el Kremlin propiamente dicho.
No obstante, es posible pensar que, así como la OTAN ha avanzado en Europa del Este debilitando la influencia rusa en esa zona, los rusos como respuesta buscan debilitar la influencia de algunos miembros de la OTAN, como Francia, en otras zonas del planisferio como el África subsahariana.
Ahora bien, ¿Qué consecuencias traen estos recientes golpes en la zona francófona? En primer lugar, podemos mencionar que esto trae más inestabilidad a una zona donde las guerras civiles están a la orden del día. Tal es el caso que recientemente hubo una fuerte hipótesis de conflicto con respecto al golpe de Estado en Níger y la interrupción de un gasoducto que conecte Nigeria con Europa (pasando por el mencionado Niger). Otra de las consecuencias a resaltar es el debilitamiento de Francia en la zona, y una caída de la consideración internacional de Emmanuel Macron ya que se lo acusa de ser el principal responsble de la pérdida de hegemonía francesa en esta área que tradicionalmente estaba bajo la influencia de París. Más allá de problemas políticos y de liderazgo, lo cierto es que son muchos los recursos económicos que hay en juego en estos países y es mucho lo que Francia podría perder.
Ciertamente, los acontecimientos de las últimas semanas en África (sobre todo los golpes en Gabón y Níger) podrían poner en jaque el abastecimiento de gas en Europa y dejar a Francia fuera de la adquisición de ciertos recursos naturales vitales para su economía. Por caso, el reciente golpe de Gabón podría dejar a Francia sin uranio (mineral clave para la transición energética ya que se usa para la generación de energías limpias a través de centrales nucleares) y sin una importante cantidad de petróleo.
Ahora bien, ¿A dónde podría ir Francia a conseguir el uranio y el petróleo que le están negando sus antiguas colonias? ¿Dónde podría Europa conseguir el gas faltante que no le pueden comprar a los rusos por las sanciones y no pueden adquirir de África ante la eventual suspensión del gasoducto que atravesaría Níger? Descartando la posibilidad de conseguirlo en África, una opción viable sería hacerlo en América Latina. En ese marco, Argentina es un país que posee grandes yacimientos de petróleo y gas (en Vaca Muerta), y también puede ofrecer minerales que solían ofrecer los países africanos, como el uranio. Actualmente, nuestro país posee importantes yacimientos de uranio en Mendoza, Neuquén, Chubut y Santa Cruz y, sobre todo, se caracteriza por tener mucho más consolidado su sistema de Gobierno en comparación con los países africanos. Esto permitiría tener acuerdos más duraderos y confiables, lo cual seduce a los inversores europeos.
En suma, la creciente inestabilidad política en África y este contexto internacional caracterizado por el rechazo anti-francés de muchos gobiernos africanos le abren la posibilidad a países emergentes como Argentina de exportar recursos disponibles que anteriormente no recibían inversiones para su explotación ni tenían un destino claro. Esto, cabe aclarar, sería muy necesario para un país como Argentina donde escasean los dólares, está fuertemente endeudado y debe aumentar las exportaciones para reducir su déficit fiscal. Un gran interrogante es qué hará el próximo mandatario que se siente en el sillón de Rivadavia a partir del 10 de diciembre. ¿Dejarán pasar esta oportunidad o sabrán aprovecharla?