viernes 13 de diciembre de 2024
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Contra la inmigración y el aborto

Del 6 al 9 de junio de 2024 habrá elecciones en los 27 países de la Unión Europea. Se elegirán, en total, 720 eurodiputados. No es un hecho irrelevante. El Parlamento Europeo tiene, en diversos aspectos, poderes supranacionales: sanciona normas que obligan a todos los países miembros.

Esta vez, además, las elecciones se presentan como una confrontación ideológica, a propósito de la oleada de ultraderechas que se está dando en Europa. Hay cinco países con gobiernos ultraderechistas: Italia, Hungría, Finlandia, Polonia y Letonia. Y en Suecia la ultraderecha le presta apoyo parlamentario al actual Ejecutivo. En casi toda Europa crecen partidos de la ultraderecha, como ocurre en España, Eslovenia o Bulgaria.

En el Parlamento Europeo 22 países cuentan con representantes de esa tendencia. Los únicos que no los tienen son Irlanda, Malta, Luxemburgo, Croacia, y Rumanía: países que no están entre los de mayor peso.

Los defensores de esta ultraderecha dicen que ésta usa la cirugía para extirpar los “grandes males”, supuestamente causados o ignorados por liberales o socialistas. Esos “grandes males”— serían: la inmigración, el socialismo, el ecologismo, el feminismo y el aborto.

Las distintas fuerzas de la ultraderecha pueden diferir en los “males” que consideran más importantes o perentorios. La italiana Georgia Meloni ha centrado sus ataques en el feminismo. Oficialmente se la llama “Señor presidente del Consejo de Ministros, Giorgia Meloni”, y el diario Libero la ha proclamado “hombre del año”.

No es que Meloni renuncie a su identidad. El masculino lo usa para contraponerse al “lenguaje inclusivo” y a lo que llama la “ideología de género”. Pero se considera a sí misma “mujer y madre”. Subraya “madre” porque concibe la maternidad como valor supremo de la femineidad.

Esa es la base de su política contra el aborto. Su gobierno financia por decreto a grupos antiabortistas (llamados “provida”) para que “actúen” en los “centros de asesoramiento sanitario”, que preparan a mujeres para la “interrupción voluntaria del embarazo”. El objetivo es coaccionar a las embarazadas para que desistan de abortar

Las ideas que Meloni pone en valor las del hombre del cual ha dicho, textualmente, que “todo lo que hizo lo hizo por Italia”. Se refiere a Benito Mussolini.

En cuanto a la inmigración tiene razón en el diagnóstico, pero las soluciones que propone son objetables. El aluvión inmigratorio es, objetivamente, un serio problema en Europa. Millares de migrantes africanos, que huyen del hambre o la violencia, arriban casi diariamente—por mar, en embarcaciones precarias— a países del mediterráneo europeo. A ellos se añaden los que migran de Medio Oriente o Europa oriental. Todos son obviamente ilegales.

En aquellos pueblos donde quieren instalarse, las infraestructuras, los servicios públicos y los puestos de trabajo no alcanzan para servir a sus habitantes y los recién llegados. Solucionar el problema es difícil.

La Unión Europea busca establecer cupos, para que cada país asimile un número de inmigrantes. Polonia y Hungría ya han anticipado que no aceptarán ningún cupo.

Hay varias ideas sobre la mesa , pero todas requieren acuerdos con los países de origen de la emigración masiva: desde proporcionar ayudas económicas con objetivos fijos hasta crear, en los “países seguros” de África, zonas de “asilo interno” supervisadas por organismos internacionales.

El gobierno del húngaro Viktor Orbán estableció “vallas físicas” a la “inmigración musulmana”.

Meloni ha creado “centros de repatriación de inmigrantes ilegales”. Y ha acordado con el gobierno de Albania la construcción en ese país de una cárcel para enviar a inmigrantes ilegales que se encuentran en Italia,

En Letonia se han secuestrado, torturado y expulsado inmigrantes y refugiados. En España, Vox, el influyente partido de Santiago Abascal, propone un “bloqueo naval para impedir las llegadas por mar”, y expulsar “inmediatamente” a quienes logren evadir el bloqueo, incluidos los “menores no acompañados”.

Con respecto a política económica, las postulaciones de la extrema derecha son limitadas, pero según la investigadora austríaca Valentina Ausserladscheider, la difusión de ideas neoliberales le permite al ultraderechismo desviar la atención de sus medidas más polémicas.

Las propuestas son de corte neoliberal:

-Privatización irrestricta de las empresas públicas.

-Supresión, limitación o fusión de organismos del Estado.

-Limitación de la asistencia a provincias, distritos o comunidades autónomas

-Reducción de la carga impositiva de los grandes contribuyentes.

Hay muchas voces que, basándose en la experiencia, dicen que reducir el gasto público y subsidiar a los grandes inversores no asegura el crecimiento y puede incrementar la inequidad social. Toman como ejemplo los resultados dispares del gobierno de Margaret Thatcher. Pero ese gobierno fue mucho más elaborado, consistente y hasta cierto punto pragmático.

Thatcher no dudó en usar correctivos intervencionistas para revertir tendencia desfavorables o preservar recursos estratégicos. Se opuso a la privatización de la energía nuclear. Como demostraron Richard Woodward y James Silverwood, empleó una política industrial selectiva, apoyando a sectores dinámicos para salir de la recesión. Y desplazó varias veces al Bank of England, fijando las tasas de interés para alcanzar sus propios objetivos económicos.

Las críticas que reciben los ultraderechistas actuales residen en sus ideas económicas que se consideran escasas, simplistas, socialmente disruptivas y causantes de potenciales peligros de chauvinismo y discriminación.

Publicado en Clarín el 12 de mayo de 2024.

Link https://www.clarin.com/opinion/inmigracion-aborto_0_T6cVzDUbMc.html

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