sábado 21 de diciembre de 2024
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Consecuencias e interrogantes derivados de la crisis venezolana

Las recientes elecciones presidenciales realizadas el domingo pasado echaron más leña al fuego en la ardiente crisis venezolana. Mientras el oficialismo encabezado por Nicolás Maduro se proclamó vencedor sin brindar información precisa y transparente sobre el resultado electoral, la oposición denuncia fraude y es víctima de una nueva ola de persecuciones y amenazas de todo tipo.

La crisis actual en la cual está inmerso el país sudamericano genera consecuencias e interrogantes en toda la región. En primer lugar, es menester resaltar que la existencia y consolidación del régimen autoritario de Maduro (con su característica violación de los derechos políticos, civiles y sociales de su población) está poniendo en jaque dos características centrales de la política latinoamericana que costaron mucho edificar: la defensa de los derechos humanos, y la promoción de la democracia.

En segundo lugar, los recientes sucesos ocurridos en Venezuela ponen de manifiesto, una vez más, la falta de consenso de los organismos internacionales de la región, como la UNASUR, el Mercosur o la OEA. Dichos órganos deliberativos llevan años sin encontrar consensos ni formas de darle solución a la crisis venezolana, considerada por muchos como uno de los principales problemas de América Latina.

En tercer lugar, la situación que se evidencia en la República Bolivariana de Venezuela es un claro ejemplo de cómo los extremos generan tensiones con la institucionalidad y los principios republicanos de las democracias latinoamericanas. En este caso, se evidencia con un gobierno de extrema izquierda pero casos similares de violación a los Derechos Humanos o de manipulación electoral bien podrían verse en un futuro no muy lejano en gobiernos de extrema derecha como el de Nayib Bukele en El Salvador.

En cuarto lugar, la reciente crisis ocasionada a partir de la no transparencia de los resultados en las elecciones venezolanas generó divergencias en los gobiernos de izquierda de la región.  Mientras mandatarios como el boliviano Luis Arce salieron rapidísimo a reconocer como válido el presunto y discutido triunfo de Maduro, otros pares de izquierda como el chileno Gabriel Boric se mostraron más críticos y distantes del proceso electoral. De igual manera, los presidentes de izquierda de Colombia (Petro), México (López Obrador) y Brasil (“Lula” Da Silva) emitieron un comunicado conjunto donde instaron a la Cámara Nacional Electoral (órgano manejado por el chavismo) a difundir con celeridad los resultados del escrutinio del pasado domingo.

Cabe resaltar que la crisis de Venezuela no sólo genera problemas al interior de la región, sino también al interior de las coaliciones de partidos que gobiernan algunos países como Chile y Brasil. Por ejemplo, la mencionada postura tomada por los mandatarios Gabriel Boric y “Lula” Da Silva, por caso, no fue del todo consensuada al interior de sus fuerzas políticas ya que algunos miembros de esas coaliciones deseaban salir a reconocer el presunto triunfo de Nicolás Maduro.

Por último, la reciente crisis en Venezuela ocasionada por estos comicios polémicos y espurios genera interrogantes sobre qué va a pasar con la crisis migratoria en la región y cómo podría llegar a caer o consolidarse el régimen de Maduro. Algunos analistas sugieren que la (dudosa) victoria le podría dar legitimidad y apoyo popular para realizar próximamente una intervención militar para recuperar el territorio del Esequibo (actualmente propiedad de Guayana), algo que sería visto con buenos ojos por parte de sus socios internacionales de Irán, Rusia y China, quienes necesitan “distraer” al Gobierno de Estados Unidos. Por otro lado, diversos analistas consideran que, en caso de ganar Donald Trump en las próximas elecciones en Estados Unidos, podría llegar a lanzar una intervención militar en Venezuela (algo que ya quiso hacer durante su primer período presidencial pero no obtuvo los consensos necesarios). De momento, estos escenarios de prospectiva no son más que meras suposiciones o especulaciones.

En suma, la situación que se vive en la hermana República de Venezuela es caótica y desconcertante. El reciente proceso electoral parece dejar más dudas que certezas. Lo que sí se sabe, es que esta situación daña a una región pacífica y democrática. No se sabe cuántos venezolanos intentarán salir de su país durante los próximos seis años ni cuántos de los que se queden pueden ser apresados o torturados por no reconocer los resultados mientras dure el nuevo mandato de Nicolás Maduro. Lo que sí se sabe, es que los países latinoamericanos no están preparados para afrontar una nueva crisis migratoria y sus gobernantes no saben cómo lidiar con esta clase de regímenes que son como una isla dictatorial en un océano democrático.

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