Algo recurrente de los electos presidentes en su agenda de relaciones exteriores, es visitar el Vaticano y entrevistarse con el Sumo Pontífice, líder de la principal religión que profesan los argentinos. Aquí un breve recopilado de aquellas visitas, con las aristas y coyunturas previas que las marcaban. El orden va del más reciente (2024) al primero (2003).
Javier Milei: Una de las reuniones mas sorpresivas, especialmente por la carga de todo lo dicho por el actual presidente sobre la figura de Francisco previamente. La reunión puede considerarse un éxito. Un día después de la ceremonia de canonización de Mamá Antula, donde hubo gestos de cordialidad, se dieron 70 generosos minutos de audiencia y fotos cálidas como alegres. El tiempo dirá si estamos ante una tabula rasa.
Alberto Fernández: Otra cálida relación con un referente peronista. Inteligente, Fernández lo visitó en dos oportunidades (enero y agosto de 2018) antes de ser electo presidente por lo que algunos lo consideraron como un espaldarazo para ganar la elección. Hasta el Financial Times remarcó este aspecto. También hay que sumar las reuniones que realizó junto al Episcopado tendiendo puentes de trabajo. Fue el 31 de enero de 2020 que visitó el Vaticano en una reunión de 44 minutos sumamente distendida y alegre.
Mauricio Macri: A nivel diplomático de las más fallidas. Aquel 27 de febrero de 2016 quedó marcado por la frialdad en la postura pública y una reunión de tan sólo 22 minutos que asombró al mundo, teniendo en cuenta la empatía lograda con otros pares que también fueron de visita. Asimismo, Francisco en 2016 recorrió Sudamérica sin pasar por la Argentina, para evitar así cualquier aprovechamiento de los espectros políticos. Lógicamente de ambos lados, destacaron que la reunión fue cordial y de temas para agenda en conjunto, algo ambicioso para una reunión tan corta. Meses después, en el marco de la canonización del Cura Brochero, volvería de visita tratando de ganar más terreno en la relación. Fue con su familia ampliada donde destacó su pequeña. Logró 39 minutos de reunión privada y un clima menos gélido.
La relación entre ambos nunca fue buena, aunque tuvo momentos de paz. Hay que trasladarse a los tiempos en que el Papa era José María Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires y muy activo en la política nacional. En 2009 Macri era Jefe de Gobierno y no apeló en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el permiso que se dio para matrimonio igualitario a una pareja. Trascendidos mediáticos marcaban cierto desinterés de Macri hacia la curia local.
Cristina Fernández de Kirchner: Su gobierno estuvo cruzado por dos papados: Benedicto XVI y Francisco. Respecto a quien fuera el Cardenal Ratzinger, arrastraba la tensa relación de su antecesor y marido. La misma se complicó aun más cuando se negó la designación de Alberto Iribarne como Embajador ante la Santa Sede por su condición de divorciado. En su lugar sería aceptado Juan Pablo Cafiero. Además, se sumaron apreciaciones sobre la situación de pobreza e inequidad social que vivía Argentina en el marco de una de las tantas colectas de CARITAS (acompañadas por la Santa Sede). Aquí, queda en evidencia la información recibida en Roma por la curia local entre quien se encontraba el sucesor de Benedicto XVI, Bergoglio. La primera visita sería en noviembre de 2009, en el marco de los 25 años de la solución del conflicto del Beagle, junto a su par chilena Michelle Bachelet. Allí logró reunirse 15 minutos a solas además del evento especial para el país, amplio en actividades, en el propio Vaticano.
En marzo de 2013, y con el pasado reciente de la mala relación del Kirchnerismo con Bergoglio, asistió a la asunción de Francisco. Debemos recordar los fuertes cruces de su espacio político contra éste. Acusado por el propio Néstor de “jefe espiritual de la oposición”, la sanción de la ley de “matrimonio igualitario”, el traslado de los Tedeum de la Catedral (para no escuchar retos) y lo más grave las acusaciones de accionar contra los derechos humanos en la última dictadura. No deben olvidarse los silbidos de la Cámpora y otras agrupaciones en un discurso de Cristina en vísperas de su asunción. Sin embargo, sucedió la tabula rasa. Antes de dicha ceremonia, fue recibida de la mejor manera por el flamante heredero del trono de Pedro, siendo el primer jefe de estado atendido en su papado. Almuerzo, risas y afecto público más un distendido protocolo, fue el corolario de una exitosa reconciliación y nueva relación. Un gesto de Francisco que conmovió a ella. A partir de allí, se concretaron otros 3 encuentros en el Vaticano y 3 en países de Sudamérica.
Néstor Kirchner: Le tocó vivir el final del pontificado de Juan Pablo II (con un notable deterioro de salud) y la asunción de Benedicto XVI. Su relación con la iglesia no fue buena, tras el despido del Obispo castrense Baseotto luego de sus declaraciones contra González García, ministro de salud, por el tema aborto. El Vaticano desconoció esa decisión. De todas maneras, fue a la asunción de Benedicto XVI recibiendo el trato protocolar como todos los jefes de estado que asistieron. Anteriormente, cuando Juan Pablo II cumplió 25 años de pontificado, le envió una carta afectuosa por los frutos de su labor para con el mundo. En otra oportunidad, los deseos del país para la recuperación de su salud.
Eduardo Duhalde: El 07 de abril de 2003, en una audiencia de 20 minutos aproximadamente, Juan Pablo II lo recibió en buenos términos. Previamente para la campaña de 1999, lo había visitado. La Argentina, por aquel entonces, salía de la crisis de 2001 que no era ajena al papado.
Comenta Andrés Beltramo Álvarez, vaticanista de experiencia, que son importantes los minutos que un Papa entrega a un mandatario cuando lo visita y, sobre todo, si el mandatario es del mismo país y habla el mismo idioma. Ésta, es una vara importante para medir la tasa de éxito de una reunión.