viernes 26 de julio de 2024
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Cincuenta años de Atucha I la primera central nuclear de Latinoamérica

Se cumple medio siglo de un hito de la ciencia y la tecnología argentinas de la mano del Estado que hoy se encuentra en el centro de los crónicos cuestionamientos mediáticos y a merced de un gobierno autocrático que desea su destrucción lisa y llana.

La construcción de Atucha I comenzó en 1968; el 13 de enero de 1974 el reactor nuclear de agua pesada completó su primera reacción en cadena controlada. El 19 de marzo fue conectado al Sistema Eléctrico Nacional. Y el 24 de junio, comenzó su producción comercial, oficialmente denominada Central Nuclear Juan Domingo Perón, que sigue hasta hoy.

Actualmente, Atucha I está operada por la empresa Nucleoeléctrica Argentina (NASA), una sociedad anónima con un capital social accionario en manos del Ministerio de Economía de la Nación (79%), la Comisión Nacional de Energía Atómica (20%) y Energía Argentina S.A. (ENARSA) (1%). NASA también gestiona Atucha II y la central de Embalse Río Tercero.

Cerca del fin de su vida útil, NASA está tramitando ante la Autoridad Reguladora Nuclear Argentina (ARN) la ampliación por 20 años más del funcionamiento de Atucha I, para lo cual tiene previsto desde 2023 una parada de 30 meses (2026-2026) para hacer los trabajos recomendados por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) presidio por el argentino Rafael Grossi.

La pertenencia de la Argentina a lo podríamos llamar el “club atómico mundial” se registra desde los inicios mismos de la actividad nuclear en la década de 1940 y se ha desarrollado en el país bajo gobiernos y regímenes de todo pelaje. Sin embargo, el actual gobierno nacional, declarado “estadofóbico” supone una seria amenaza para el futuro, no sólo de la parada prevista con la importante inversión a realizar en Atucha I, sino de toda la actividad nuclear argentina que tiene a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) como otro organismo clave y de larga trayectoria para ese sector que aporta el 8 por ciento de la electricidad al sistema interconectado, en tanto que en el mundo ese valor sube sólo al 10 por ciento.

La CNEA creada en 1950 motorizó la investigación estatal de la actividad nuclear, construyendo un primer reactor experimental en 1953 en el marco del Programa Átomos para la Paz. En la actualidad, la CNEA explota cinco reactores de investigación y dos más están en construcción. Hace décadas se ha sumado el INVAP al desarrollo de reactores modulares como el CAREM cuya tecnología está siendo exportada a Arabia Saudita, y otros países.

La CNEA diseñó y construyó el Reactor Nuclear Argentino Multipropósito RA-10, una instalación que tendrá un impacto estratégico en las áreas de salud, ciencia, tecnología e industria, asegurando el autoabastecimiento de radioisótopos de uso médico y pudiendo exportar a la región y al mundo sus servicios

La cuarta planta nuclear proyectada con el gobierno de China hace tiempo que está en un cono de sospechas por cuestiones geopolíticas y, seguramente, correrá la misma suerte de las centrales hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic.

En definitiva, el cincuentenario de Atucha, casi coincidente con los 40 años de democracia, deben servir para llamar a la reflexión al gobierno acerca de la importancia de sostener una actividad que ningún país del mundo ha puesto totalmente en manos privadas y que necesitan del impulso científico tecnológico de los organismos especializados para su avance y de los de regulación para controlar las sustancias radiactivas.

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