jueves 12 de diciembre de 2024
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Batalla cultural: Los perfectos enemigos de Milei

Desde que comenzó su campaña televisiva, Javier Milei se dedicó a atacar furiosamente a Raúl Alfonsín y al radicalismo. Mientras rendía homenaje a Carlos Menem y elogiaba a Juan Domingo Perón, se dedicaba a lanzar furiosos dardos y agravios contra la UCR. Comentó, incluso, que tenía un muñeco con la cara de Alfonsín, y lo golpeaba todas las noches, entre otras violentas barbaridades.

En la década de los noventa, Raúl Alfonsín fue un frontal opositor al neoliberalismo representado por el peronismo menemista y sus aliados, liderados por María Julia Alsogaray. El líder radical consideraba que esta ideología, que exacerba el individualismo y la especulación financiera, era lo opuesto al humanismo y a la gran mayoría de los argentinos. Con Menem se marginó y condenó a la miseria a grandes sectores de la población y se arruinó la educación pública primaria y secundaria. Igual que ahora con Milei, los jubilados, la clase media, los trabajadores, la industria nacional y las pymes fueron los más perjudicados. Existió en aquella época cifras récord de desocupación y de destrucción de las industrias regionales.

Desde la FUALI, fundación que dirigía con el médico sanitarista Aldo Neri, Alfonsín convocó a dar la “Batalla Cultural” contra esa ideología inhumana y antisocial. No casualmente los dos referentes políticos de ese neoliberalismo fueron condenados por corrupción. Menem no fue preso sólo porque el peronismo desde el Senado defendió sus fueros. En cambio María Julia Alsogaray pagó con varios años de cárcel su deuda con la justicia.

Ahora los mentores intelectuales del libertario Javier Milei, tomaron también como eje principal de su política, una “Batalla Cultural“, pero en un sentido totalmente opuesto al del ex presidente radical. Para ellos Alfonsín y la UCR son sus enemigos perfectos.

La ideología que defiende Milei también agravia a la Constitución Nacional, que en su Preámbulo convoca a “constituir la unión nacional” y a ”promover el bienestar general”. Todo lo opuesto a lo que hace el actual Presidente que con sus discursos injuriosos promueve el enfrentamiento entre argentinos, y para quién “promover el bienestar general”, es una consigna comunista. Pero Juan Bautista Alberdi, fue un liberal de verdad, nunca un anarquista individualista antisocial.

No casualmente, Alfonsín y el radicalismo siempre tomaron al Preámbulo y a la Constitución como un verdadero programa de gobierno.

Los mentores de esta batalla cultural son ideólogos de la extrema derecha. Agustín Laje, un intelectual fundamentalista religioso que construyó una teoría paranoica, en la que la izquierda domina el mundo de la cultura y dentro de esa izquierda coloca a Disney, Netflix y George Soros. Para Laje el enemigo es la globalización. La humanidad vivía mejor en la Edad Media de la Inquisición, lo que fue arruinado por la Revolución Francesa, con sus consignas de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Luego la situación empeoró con el Mayo Francés y sus consignas liberales de “Prohibido Prohibir”. Tanto la cultura, las universidades y hasta las iglesias son dominadas por izquierdistas, que persiguen a los auténticos cristianos, que defienden a las familias y a la tradición. Entonces anarquistas libertarios deben unirse a conservadores y ultrareligiosos para combatir a las izquierdas. Para Laje el feminismo y la libertad sexual son enemigos de la humanidad, según él la concibe con sus ideas ultramontanas.

Milei eligió a su enemigo perfecto. Mientras Alfonsín y el radicalismo consideran que la política es el arte de lograr el bienestar general, para Milei la sociedad ideal es la del anarcocapitalismo, donde se pueda comprar y vender órganos humanos, la discriminación es aceptada, e incluso la venta de niños. Mientras que para el radicalismo la vida y la paz social son valores fundamentales, para los anarco libertarios debe permitirse la libre portación de armas.

Estos discursos violentos del actual Presidente contra el partido centenario son los que provocan que de la violencia verbal se pase a la violencia física, cómo el ataque al Comité Nacional del radicalismo.

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