“La definición liberal de la libertad”, ensayo del célebre pensador francés Raymond Aron (París, 1905-1983) que acaba de reeditar en español la editorial Página indómita, rescata un texto que vio la luz por vez primera en 1961. En este volumen, Aron discute la concepción del liberalismo ofrecida por Friedrich A. Hayek, principal exponente de la llamada “escuela austríaca”, con cuya obra mantuvo a lo largo de las décadas una relación que combina la admiración sincera y la distancia crítica. Las discrepancias atañen a la definición misma de la libertad, a la primacía concedida a la economía y la manera de concebir la democracia.
El texto de Aron reeditado ahora se acompaña de un prólogo en el que el politólogo Gwendal Châton ofrece una lectura cruzada de los principales trabajos de ambos pensadores, y arroja luz sobre una disputa entre dos corrientes del liberalismo difícilmente conciliables, la cual, lejos de estar zanjada, continúa hoy con toda su intensidad.
En otro ensayo, “La libertad, ¿liberal o libertaria?”, Aron argumenta que los regímenes democráticos “no se caracterizan por una definición de la libertad, sino por un diálogo permanente en el que los interlocutores retienen distintas definiciones de la libertad o las libertades. Dicho diálogo se funde, traducido en instituciones, con la dialéctica de las libertades. Digamos, asimismo, que el diálogo sobre las definiciones de la libertad ilumina las luchas políticas o sociales mediante las que, en circunstancias favorables, florecen las libertades”. Ese debate -y ese conflicto inherente a su existencia- es lo que distingue precisamente a una democracia de otro tipo de regímenes en los que los gobernantes pretenden consagrar una “verdad” única o imponer sus ideas y creencias.
Heredero de la tradición liberal de Montesquieu y Tocqueville, y testigo directo en los años 30 del ascenso del nazismo, Aron se opuso a los extremismos políticos y defendió los valores de la libertad, la tolerancia y la moderación, mostrándose muy crítico con la intelligentsia francesa.
Por ello, sufrió durante décadas -en los años de la Guerra Fría- el desprecio de buena parte de la izquierda, y solo en los últimos años de su vida recuperará el prestigio como pensador. En los años ’50 y ’60 denunció también los peligros del liberalismo económico extremo defendido por Hayek y Ludwig von Mises.
Entre sus obras destacan El opio de los intelectuales (1955), Democracia y totalitarismo (1965), Ensayo sobre las libertades (1965), Las etapas del pensamiento sociológico (1967) y Memorias (1983). Este 17 de octubre se cumplieron 41 años de su muerte. Su lectura actual lo encuentra discutiendo con las ideas libertarias que soplan a su derecha.
Publicado en Clarín el 19 de octubre de 2024.
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