viernes 26 de julio de 2024
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Andrés Malamud: “Milei no es antidemocrático, es anticasta”

El politólogo dijo además que el Presidente electo “hasta ahora demostró maleabilidad en campaña, sobre todo el último mensaje que mandó diciendo que no iba a privatizar nada y juntándose con la ‘casta’ para llegar al poder. Si demuestra esa misma maleabilidad en el gobierno, entonces tiene chance. Si decide gobernar con siete senadores y con 38 diputados, le va a ir muy mal”.

En una entrevista con La Nación y en una caracterización al Presidente electo, Javier Mile, de quien dijo no “no es antidemocrático”, y luego que La Libertad Avanza “no es antidemocrática” sino que “es antiestablishment, es ‘anticasta’”, el politólogo graduado con honores en Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires, Andrés Malamud, advirtió que lejos de hacer “un pronóstico ni una amenaza”, se sujetó a lo que definió como una “constatación de la experiencia existente” y en ese contexto expresó que “ en América Latina los presidentes que no tienen escudo legislativo no terminan su mandato. Esto no es ineluctable porque el escudo legislativo se construye. Lo que tenemos ahora es un presidente electo que rechaza esa necesidad” y “por lo tanto, “hay dos posibilidades: o Milei aprende o va a tener dificultades para terminar el mandato. Él hasta ahora demostró maleabilidad en campaña, sobre todo el último mensaje que mandó diciendo que no iba a privatizar nada y juntándose con la ‘casta’ para llegar al poder. Si demuestra esa misma maleabilidad en el gobierno, entonces tiene chance. Si decide gobernar con siete senadores y con 38 diputados, le va a ir muy mal, como le fue a Pedro Castillo en Perú” y enumeró otros ejemplos en esa dirección como Paraguay, Bolivia y Brasil, “que son los países que hacen juicio político con cierta periodicidad”.

Esa primera definición en el diálogo mano a mano que Malamud mantuvo en la entrevista con el periodista Astrid Pikielny, llevó necesariamente a ser consultado acerca de cómo se construye gobernabilidad en esta etapa de fragmentación partidaria y dramática crisis social que atraviesa la Argentina cuando lo que se presume que vendrá no será ‘gradualismo’ sino ‘shock’. “La gobernabilidad tiene dos patas: las instituciones y la calle. Milei puede conseguir instituciones con Juntos por el Cambio, pero no puede conseguir calle porque la calle la tiene el peronismo, sobre todo en el conurbano. Aquí puede haber un conflicto de legitimidades”

“Él (en referencia a Milei) tiene los votos, 55%, y puede reunir no una mayoría sino una minoría que le dé estabilidad. Lo que no puede encontrar es la calle con esa coalición. Y lo que ganó con el 11% de diferencia con Massa es unos meses de paciencia. Quizás un puente hasta marzo. Después, todos los colectivos kirchneristas, todas las asociaciones que hicieron campaña por Massa, porque les gustaba o porque era el mal menor, van a salir a la calle a protestar por sus políticas o por sus símbolos. ¿Y cómo va a enfrentar el levantamiento de la calle? ¿Con los youtubers yendo a parar a los gremios? ¿Con los influencers yendo a ponerle el pecho a las organizaciones sociales?, y apuntó: “Creo que todo gobernante tiene en la cabeza que hay un (Jorge) Remes Lenicov y un (Roberto) Lavagna en cualquier proceso de reforma”.

Desde esta última reflexión, el politólogo fue consultado acerca de cómo se dirime el conflicto entre el derecho a la protesta y el derecho a la circulación y entonces respondió que si él fuera Milei “tiene dos distritos claves: las dos Buenos Aires. Y son claves porque son los que rodean a la Casa Rosada y Olivos, y por lo tanto los que te tiran un presidente por la fuerza. Ambos, Jorge Macri y Axel Kicillof tienen intenciones presidenciables. Vos no los podés enfrentar a los dos: tenés que aliarte con uno contra el otro. En general, la provincia es más desestabilizante que la Capital. Y, además, Milei ya tiene un acuerdo con un Macri. Por lo tanto, yo me imagino que va a garantizar la libertad de circulación en la Capital a palo, y el palo lo va a meter Macri con apoyo de las fuerzas federales. Esto es todo contra Kicillof. No hay lugar para los dos. No hay lugar para Milei y Kicillof en Argentina”.

Al plantear su visión ante una consulta en torno al proceso que se en la actualidad se plantea con las dos transiciones, una entre el gobierno entrante y el saliente y la otra que se presenta como la negociación o el ‘acople’ del PRO al gobierno de La Libertad Avanza, Malamud respondió: “Creo que todo gobernante tiene en la cabeza que hay un (Jorge) Remes Lenicov y un (Roberto) Lavagna en cualquier proceso de reforma. Los dos, personas irreprochables. Pero Remes hizo el trabajo sucio y Lavagna agarró un barco que flotaba y lo llevó al puerto. Yo me imagino que Macri va a dejar que Milei ponga a Remes y él se va a guardar para prestarle a Lavagna, pero esto es imaginación, no es información. Hay una crisis que se viene y es inevitable. Esa crisis deriva de los ajustes necesarios, que incluyen una suba de tarifas. ¿Quién hace ese ajuste? ¿Este gobierno o el que viene?”.

Con ese planteo, a Malamud se le preguntó por qué creía que haría eso, ante lo cual el politólogo contestó: “En parte porque si es demasiado intrusivo ahora se va a incompatibilizar con el Presidente. Macri es un contenedor para adentro y para afuera. Lo contiene emocionalmente a Milei y le da reputación externa, le consiguió la firma de los 10 presidentes. Si empuja mucho, rompe. Tiene que actuar con cuidado”, advirtió tras lo cual, a instancias de una nueva consulta sobre qué le sugiere la foto de Alberto Fernández entregándole la banda (presidencial) a Milei, juzgó: “Bueno, si llegamos a ese momento con estabilidad económica seremos muy afortunados. Hay intereses en conflicto. Hay una crisis que se viene y es inevitable. Esa crisis deriva de los ajustes necesarios, que incluyen una suba de tarifas. ¿Quién hace ese ajuste? ¿Este gobierno o el que viene? A ambos les conviene que sea el otro. Por el lado de Milei, lo que le convendría es hacer la gran Menem en el 89: mandar a (Guido) Di Tella y a (Domingo) Cavallo a decir que no nos presten y decir que va a haber un dólar re contra alto. Romper todo antes y que Alberto sea el responsable, pero si exagera Alberto se va y le deja la papa caliente a él”, describió tras aludir a aquellas recordadas expresiones del extinto canciller y el entonces ministro de Economía durante la transición del gobierno saliente de Raúl Alfonsín y el entrante que encabezaba Carlos Menem en 1989. Admitió entonces “estos días y los que vienen” serán “un campo minado” y juzgó: “Alguien va a pisar la mina. La disputa en esta transición es quién”.

Al preguntársele si Milei es un ‘líder’ o ‘es un síntoma’, Malamud respondió: “Las dos cosas. Pero una cosa es ser un líder de campaña y otra cosa es ser un líder de gobierno. Lo que en campaña era una virtud, que era mostrar sus debilidades, capaz que en el gobierno no lo es tanto. O, mejor dicho: al principio sí, pero el principio se acaba pronto. Se acaba cuando tenga que mostrar que tiene capacidad de acumular poder y de articular poder. Acumular significa que vos juntas y sumas, y articular significa que vos multiplicas. No son las mismas virtudes que se requieren para llegar al poder que para gobernar. Ocurre lo mismo con las virtudes que con las coaliciones: las coaliciones que te llevan al poder no son las que te permiten gobernar. Una coalición popular de gente que te vota sirve para ganar una elección, pero las preferencias se cuentan y los intereses se pesan. Cuando tenga que enfrentarse a intereses organizados no le van a servir las herramientas que le sirvieron para articular preferencias individuales”.

Consultado acerca de cuántas de las herramientas, vicios, capacidades, destrezas de los políticos profesionales, a los que él (por Milei) critica, va a tener que incorporar para llevar adelante la compleja tarea de gobernar, Malamud dijo: “Acá tengo una limitación porque yo tengo mentalidad de “casta”. Si él me hubiera preguntado a mi qué hacer en la campaña, perdía la elección” y explicó que esto último hubiese sucedido porque “yo hubiera respondido con las respuestas convencionales, con la necesidad de no perder el debate, con la necesidad de planificar la campaña. Y él respondió con amateurismo y autenticidad. En el gobierno uno tiende a pensar que las respuestas convencionales son más útiles que en la campaña. En la campaña uno puede innovar porque se trata de administrar sensaciones, sentimientos y emociones. En el gobierno lo que tenés que hacer es administrar intereses que son contables y son materiales. Y tienen fierros”

“En la campaña hay corazones, en el gobierno hay bolsillos. Y entonces yo respondería convencionalmente, pero él (por Milei) demostró que tiene una receta alternativa y, por lo tanto, yo estoy dispuesto a que él nos demuestre que la receta alternativa le sirve para gobernar y no solamente para ganar. Lo que vimos es que él mantuvo todos sus votantes, conquistó cerca del 80% de Juntos por el Cambio y el 70% de (Juan) Schiaretti. Así que la mayor parte de los que no habían votado al gobierno decidieron seguir sin votarlo. Y Milei fue el que evitó que se quedaran en casa, el que los entusiasmó lo suficiente como para que dijeran “mirá lo que le hago al patotero”.

En otro pasaje de la entrevista, Pikielny, le preguntó a Malamud si coincidía con los dichos de de Juan Carlos Torres en cuanto a que ‘pasamos del que se van todos a que venga cualquiera’ y en ese sentido aclaró: “cuando decimos ‘cualquiera’ no es irrespetuoso. Cualquiera es ‘cualquiera como nosotros’. En italiano existe una palabra: el cualunquismo es el populismo en italiano. Es ‘cualquiera’, pero no es un ‘cualquiera’ despectivo. ‘Cualquiera’ es ‘uno de nosotros’. ‘Nosotros somos cualquiera”. Así que no es irrespetuoso, tras lo cual fue consultado acerca de si el electo Presidente podría entrar en esta categoría que describe Moisés Naim de políticos que tienen un poder que es fácil conseguir, difícil de mantener y fácil de perder y, en ese sentido, Malamud, respondió; “Sí, pero”. “También pensábamos que no iba a tener el éxito que tuvo”, apuntó.

“Hasta ahora mostró que puede hacer lo mismo que hicieron Pedro Castillo y Gabriel Boric. Gustavo Petro es otra cosa. Porque esto no es de la derecha, esto es el manual del outsider. Trump y Bolsonaro consiguieron factores de poder. Castillo y Boric no. Castillo se fue y Boric lo que hizo fue apelar a la Concertación y volver a buscar a la “casta” porque solo no podía gobernar. Trump se plegó a un partido existente y Bolsonaro lo que hizo fue apelar a los poderes establecidos: empresarios, evangélicos y militares”.

Cuando se le advirtió que ni Bolsonaro ni Trump reeligieron, Malamud aclaró: “Pero no reeligieron, exactamente. Con todo el poder que tuvieron, consiguieron terminar un mandato. Milei no tiene ni una décima de las instituciones, de los factores de poder que tenían Trump y Bolsonaro. La pregunta es: ¿Va a adquirirlos? No es imposible. ¿Va a adquirirlos o va a fracasar? Hay una tercera posibilidad: que triunfe sin factores de poder. Yo no conozco casos”, tras lo cual reflexionó acerca de que podría pasar con Unión por la Patria y sus distintas facciones y, al respecto, expresó: “El peronismo tiene dos patas: en las últimas décadas se dividió entre la sociedad del salario y la sociedad del subsidio. La sociedad del salario está representada por los sindicatos y una parte de los gobernadores del interior y la sociedad del subsidio por el kirchnerismo. Hasta ahora estaban unidos porque Cristina (Fernández de Kirchner) tenía el poder. Si Milei lo encara a Kicillof, no veo razones por las cuales no podría aliarse con los gobernadores peronistas del interior, que son conservadores no sé si cómo él o más bien como su vicepresidenta”

“Para mí, el manual de gobernabilidad dice: Milei encara a Kicillof y se alía con los gobernadores peronistas. Pero de nuevo: yo soy casta. Pensando convencionalmente, Milei tiene un mandato de cuatro años que puede terminar mediocremente. Esto es pensar convencionalmente. Ahora, ¿Qué es lo que piensa Milei? Que va a cambiar a la Argentina para siempre. ¿Qué es lo que piensa el kirchnerismo? Que se la va a poner en la esquina. Si el kirchnerismo tiene razón, dentro de tres meses o seis meses va a estar el kirchnerismo diciendo: “¿Ven? Les avisamos. Esta hiperinflación es culpa de ustedes que no nos creyeron”. Y es la organización política mejor preparada para aguantar si a Milei le va mal”.

Ante otra consulta focalizada en como quedó el ‘mapa político’ favorable a Milei en los distritos en los que el empleo público, los plantes sociales, los subsidios y las transferencias directas tiene un rol fundamental. Malamud dijo: “Sí. Y eso es muy interesante también porque acá hay algo que todavía no está completamente medido: el antiporteñismo. Lo que todos sabíamos era que a Milei lo votaban más los jóvenes y los varones, lo dábamos por hecho. Lo que descubrimos es que tenía la misma inserción entre los ricos y los pobres. Milei entra en los descamisados y en las villas, pero entra también en los countries. Lo que llamó la atención en las PASO es que gana en 16 provincias y sale tercero en los dos Buenos Aires. La casta es de las dos Buenos Aires, la casta es el AMBA. Él perdió contra la casta en las PASO. Siguió perdiendo contra la casta por la reagrupación del peronismo en la primera vuelta. Y se vengó con todo su esplendor en el balotaje”

“Y la casta es sobre todo el AMBA, aunque él gana en la Capital, pero es un voto diferente en la Capital que en el resto del país. El resto del país vota contra el sistema que viene del centro. Así que lo que me sorprendió fue, primero, que los partidos -no se suicidaron, porque los partidos provinciales no son los partidos nacionales- se retrajeran desanclando la competencia nacional y, segundo, que hubiera este resentimiento del interior contra la ‘casta’ metropolitana”, dijo, y luego, cuando se le planteó que Milei ganó en el balotaje con votos prestado y cuánto lo condicionado está por ese tema, respondió: “Es un error común pensar que la legitimidad de un presidente deriva de la cantidad de votos que recibió. Kirchner ganó con el 22% y construyó poder a partir de entonces, gobernando durante 12 años y después poniéndolo a Alberto todavía. El poder es dinámico y se construye a partir del ejercicio. Se tiene legitimidad de origen, constitucional y electoral. Lo que tiene que construir ahora (Milei) es legitimidad de ejercicio. Ni la Constitución ni el pueblo le conceden autoridad para fracasar. Él ahora tiene que gobernar. Si gobierna bien, no depende de Macri. Si gobierna mal, no le alcanza Macri”. Remarcó

A instancias de otra pregunta el politólogo expresó: “Macri le va a prestar equipo (a Milei), le va a prestar reputación, pero Duhalde también le prestó a Lavagna a Kirchner, y cuando Kirchner no lo necesitó más se lo sacó de encima: primero a Duhalde y después a Lavagna. Así que depende de los resultados. Los resultados a corto plazo van a ser malos. Él va a tener que compensar con políticas y gestos simbólicos. Quizás uno de esos gestos sea deshacerse de la ‘casta’ que lo ayudó, pero no creo. En principio, no lo veo desleal”.

En el tramo final de la entrevista, Malamud reflexionó acerca de cómo pasará a la historia el gobierno de Alberto Fernández. “Depende de cómo le vaya a Milei. Si Milei tiene éxito, este gobierno será un fracaso. Si a Milei le va muy mal, la historia lo reivindicará. Fijate qué paradoja. La comparación es siempre en perspectiva histórica. Si Argentina tiene violencia en el horizonte, entonces este va a pasar a la historia como un gobierno pacífico. Y la violencia en América Latina es la norma. Argentina por ahora es la excepción. Aunque no sea culpa de Milei, si de repente desembarca el narcotráfico con fuerza en Argentina, entonces lo que se viene es una Argentina violenta y vamos a extrañar los tiempos pacíficos de este inútil”.

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