miércoles 9 de octubre de 2024
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Andrés Malamud: “Milei necesita ganar tiempo”

El politólogo prefirió no abrir juicio de valor sobre los primeros meses de gestión del gobierno de Javier Milei y consideró que “los dólares llegan en mayo con la cosecha” por lo que “en mayo vamos a saber si tiene sobrevida” y, en todo caso, “si le puede ir bien en un país en el que todo sale mal”. El analista también reflexionó sobre la actual situación internacionales y la de América Latina, así como las próximas elecciones en Venezuela y planteó: “La gran amenaza para América Latina es el crimen transnacional organizado, sobre todo los narcos”.

En una entrevista con Infobae, el politólogo, Andrés Malamud, mostró cauteloso al momento de evaluar los primeros casi tres meses de gestión del gobierno de Javier Milei porque dijo que “no se le puede evaluar antes de los seis meses” porque “es ese es el lapso que va a transcurrir” dentro del cual “se van a verificar los tarifazos, van a empezar las clases, y no va a tener dólares” que jugó “llegan en mayo con la cosecha” por lo que “en mayo vamos a saber si tiene sobrevida, si le puede ir bien en un país en el que todos sale mal”, al tiempo que opinó que “necesita ganar tiempo” y en ese marco convocó a forjar lo que llamo el ´Pacto del 25 de Mayo’ en el mensaje que pronunció al abrir la sesiones ordinarias del Congreso el 1 de marzo.

Cuando en la entrevista se lo instó a que evaluara los primeros meses del gobierno de Milei y se planteó que se lo suele comparar con el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuyas comparaciones han surgido de los propios dos primeros mandatarios, Malamud respondió” Bukele y Milei son parecidos. Se parece en dos elementos fundamentales: uno, el fracaso de los liderazgos anteriores. En Argentina el fracaso económico, en El Salvador el fracaso en seguridad. Pero los dos también tienen una característica fundamental: la convicción determinada. Los electorados los perciben como personas que creen lo que dicen”

“Y cuando asumen hacen lo que dijeron que iban a hacer. Bukele viene funcionando; reelección sin problema. Milei no sabemos. No se lo puede evaluar antes de los seis meses y no porque los seis meses sean un capricho analítico, sino porque es el tiempo que va a pasar dentro del cual se van a verificar los tarifazos, van a empezar las clases, y no va a tener dólares. Los dólares llegan en mayo con la cosecha, así que en mayo vamos a saber si tiene sobrevida, si le puede ir bien en un país en el que todos sale mal. Al tercer mes todavía es demasiado temprano para saber, porque faltan los tarifazos y el comienzo de clases y por ahora no tiene dólares para hacerle frente. Necesita ganar tiempo. Y el Pacto del 25 de mayo es el tiempo que necesita”.

En el transcurso dela entrevista con el periodista, Lucas Goyret, no surgieron otras preguntas referidas al gobierno de Milei y a instancias de las consultas Malamud focalizó sus análisis en torno a la situación internacional a partir del conflicto por la invasión rusa a Ucrania; la disputa entre Estados Unidos y China; el presente de América Latina y las próximas elecciones en Venezuela. En ese marco reflexionó acerca de la mirada de especialistas que consideran que ante lo que está sucediendo en el mundo con la guerra en Ucrania, en Gaza, la escalada de las tensiones en el Pacífico, guerras en África, estamos en el momento de mayor conflictividad global desde la Guerra Fría. El politólogo expresó: “Estamos presenciando el fin de lo que algunos llamaron el orden liberal internacional. Está mal llamado así, porque en realidad era una hegemonía occidental internacional; no se respetaban los derechos según lo definía las Naciones Unidas, sino el poder que tenían los países más poderosos que eran occidentales, sobre todo a partir del colapso de la Unión Soviética. La hegemonía occidental se está terminando”.

“Lo que presenciamos es una transición hegemónica: una potencia emerge, que es China, y desafía la potencia existente, Estados Unidos, que se resiste a ceder la primacía. Entonces hay zonas de incertidumbre regionales y áreas de incertidumbre en términos de políticas públicas. Por ejemplo, cables submarinos, dominio de Internet, sanciones, y lo que esto hace es confirmar cosas que ya sabíamos. Por ejemplo, que las sanciones no funcionan. Hay sanciones que se implementan desde Irán hasta Rusia pasando por Cuba hace décadas y ningún régimen cambia porque lo sancionan económicamente. Al contrario, Rusia está creciendo más rápido que Europa. Así que por un lado lo que vemos es una transición hegemónica que genera incertidumbre porque ya no sabemos quién manda, y por el otro la ratificación de cosas que sabíamos, pero seguimos haciendo, aunque sepamos que no dan resultados. Es un conjunto de países que decide sobre otro conjunto de países. No hay un gobierno mundial y las decisiones parciales que se toman ya no son efectivas porque tampoco hay una hegemonía mundial. Estados Unidos declina muy ligero y relativamente, y Europa mucho más rápido”

Ante el planteo de que está demostrado que las sanciones no impiden que estos regímenes se mantengan en el poder, así como que en las últimas horas la ONU denunció que se cometieron crímenes de lesa humanidad tras las protestas de 2022; que Vladimir Putin sigue con su guerra en Ucrania u otras cuestiones como las dictaduras latinoamericanas, se le preguntó concretamente en qué está fallando Occidente, ante lo que Malamud respondió: “¿Por qué hay que pensar que Occidente tiene que actuar unificadamente, y por qué hay que pensar que Occidente está asociado con la democracia? Buena parte de los países del mundo piensan que Occidente no tiene derecho a mandar. Y buena parte de los países del mundo significa la mayor parte de la humanidad: más del 35% de la humanidad vive en dos países, India y China, ninguno de los cuales es Occidental. La India está hoy aliada a Estados Unidos porque es enemiga de China. Occidente piensa que manda y que eso es justo. Y hoy ninguna de las dos cosas es cierta, ni la justicia del mando occidental es considerada por la mayor parte de la humanidad, ni el poder de Occidente tiene capacidad de imponer sus formas. Así que de lo que se trata es de procesar la transición hegemónica de una de dos maneras: con guerra o sin ella”.

Ante esta última consideración, Malamund fue consultado acerca de cómo en esta transición cómo se manejan China y Rusia que se constituyen en países enemigos de Estados Unidos siendo que tienen sus propios intereses en diferentes regiones. El politólogo expresó: “En la transición hegemónica, Rusia es un actor secundario, los actores relevantes son Estados Unidos y China. Y lo que sabemos de las transiciones hegemónicas es que son provocadas por el miedo que genera la potencia existente, la emergencia de la potencia desafiante. Lo que puede causar una guerra son los Estados Unidos resistiéndose al ascenso chino. Casi siempre la potencia existente es la que provoca la guerra, pero a veces el miedo está justificado. Cuando Alemania emergía, agredía. China no agrede. China no va a la guerra desde hace cerca de medio siglo, la última fue con Vietnam en la década del 70. Estados Unidos es el que dice en sus documentos estratégicos que no acepta perder la primera posición”. Y completó: “Ningún país tiene derecho a decir esto. Un país tiene derecho a decir ‘no aceptamos perder nuestra seguridad’, ‘no aceptamos amenazas en nuestra democracia’, no puede exigir supremacía. No hay derecho legal que te permita decir ‘soy el número uno y no acepto que haya alguien que me supere’. Los problemas que tienen los que están alrededor de China son muchas veces países que China reclama como propios: Hong Kong y Taiwán, principalmente. Y después tiene problemas en sectores fronterizos, donde hay comunidades étnicas muchas veces minoritarias”, explicó.

La entrevista giró por un instante a la visión de Malamud en torno a la guerra en Ucrania y, en ese marco, al debate instalado en Estados Unidos de cara a las elecciones en noviembre en ese país por el por el bloqueo republicano en el Congreso de la ayuda a Ucrania. ¿Se le preguntó concretamente si en caso de ganar (Donald) Trump se puede esperar un giro en la guerra en Ucrania?, ante lo que el politólogo reflexionó: “Trump es un líder aislacionista, (Joe) Biden es un líder intervencionista. Biden quiere financiar la defensa de Ucrania contra Rusia, Trump no. Ni siquiera quiere financiar a los países miembros de la OTAN, a los que invitó a Rusia a invadir si ellos no pagan su cuota. Si Trump gana las elecciones, que es el escenario más probable, y asume en enero, se acabó la ayuda militar norteamericana de Ucrania, que es el 75% de la ayuda militar que recibe Ucrania. Europa brinda más ayuda financiera y humanitaria, pero Estados Unidos brinda casi toda la ayuda militar. Así que es muy simple: o Ucrania pierde la guerra, o Europa sustituye a Estados Unidos. Eso es lo que se está discutiendo en Europa ahora con un concepto muy claro que se llama economía de guerra. Economía de guerra significa invertir menos en educación y salud e invertir más en industria militar. La cuestión es si llegan a tiempo. Para ganar tiempo (Emmanuel) Macron viene amenazando con enviar tropas a Ucrania, hasta ahora sólo enviaron armas”.

Al proseguir con su análisis dijo: “Entonces Putin responde amenazando con la bomba atómica, con la bomba nuclear. Lo que estamos viendo es una disputa por el tiempo, pero el tiempo beneficia a Rusia porque Estados Unidos se repliega, Europa necesita tiempo para compensarlo, para sustituirlo, y ese tiempo juega a favor del que está ganando. Ganar significa ocupar más territorio que el otro al final de la guerra. Y hoy Putin tiene cerca del 19% de Ucrania. Es ganar por ahora, porque lo que esperamos es que la economía rusa no se modernice después de esto, aunque se haya movilizado militarmente, y que la Ucrania restante, el 80% que queda, ingrese en la OTAN y en la Unión Europea. Así que va a terminar siendo un país próspero y democrático protegido militarmente en el 80 por ciento del territorio”, juzgó.

Consideró que “la idea es que la guerra se termine congelando la frontera, como las dos Coreas. Es un conflicto congelado, no es que hay un acuerdo de paz entre Corea del Norte y Corea del Sur, pero hay una línea, una zona desmilitarizada, un paralelo que lo separa y un país que progresa y otro que no. Corea del Sur se transformó en un país riquísimo y Corea del Norte es un país pobrísimo. La expectativa es que pase eso entre el 80 y el 20% de Ucrania. El que gana la guerra ocupa territorialmente un pedazo, pero no se desarrolla, el que pierde la guerra obtiene el apoyo de sus socios para desarrollarse” y ante el planteo de que el conflicto ya ha entrado en el tercer año y con los casos del jefe del grupo Wagner y Alexei Navalny, se confirmaría, una vez más, cómo terminan aquellos que se atreven a desafiar a Putin. “Desafiar a Putin es insalubre. Putin es alguien que tiene una visión de Rusia, y es una visión que tiene que ver con el pasado histórico grandioso. Rusia como potencia, que se defiende en un mundo agresivo. Los rusos siempre se vieron de esa manera, incluso cuando fueron soviéticos. Lo que está haciendo es recuperar el honor y la seguridad que alguna vez supo tener el Imperio Ruso, y para eso necesita no solamente sus fronteras, sino lo que hay después de las fronteras, los países contiguos.

“Él (por Putin) dice que está respondiendo a la provocación de la OTAN, que se extendió hacia el Oriente” por lo que “si esto es así, es un fracaso total, porque como vos decías, los ingresos de Suecia y Finlandia trae dos países poderosos militarmente, que además tienen 1.300 kilómetros de frontera con Rusia. Es decir, si hoy la OTAN es una amenaza para Rusia, Rusia está más insegura que hace dos años cuando empezó la guerra. Porque Ucrania no era un candidato para ser miembro de la OTAN, había conversaciones informales, pero tenía el veto de Alemania y de Francia. Ucrania no iba a entrar en la OTAN, y Suecia y Finlandia tampoco. Así que, si el objetivo era contener a la OTAN, fracasó rotundamente. Lo que muchos creen es que no es el objetivo; el objetivo es volver a Rusia un imperio, retornar al Imperio ruso. Como sea, esto es más imperialismo que defensa y no hago juicio de valor, es una descripción analítica”, refirió.

La entrevista giró luego sobre las amenazas a la democracia en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua o bien como Bolivia con un gobierno internamente fracturado y fuertes disputas por el poder, a lo que el periodista sumó el aumento del crimen organizado. Malamud refirió: “A la América Latina de hoy la veo mediocre en términos económicos, estable en términos políticos, y estable en términos geopolíticos. Porque no se mueve la frontera, no desaparecen los países, no se fusionan los países. En Europa vimos a la Unión Soviética partirse en 15, a Yugoslavia partirse en siete, a Checoslovaquia partirse en dos. En América Latina eso no pasa, no hay guerras. Y de 20 países, 15 son democráticos, y 5 no. No hay dominó: no es que el avance del autoritarismo en Nicaragua o en Venezuela genera incentivos antidemocráticos en los vecinos. No pasa eso. Al contrario, un efecto de inoculación. Nadie quiere ser Venezuela, nadie quiere ser Nicaragua. El Salvador es un caso quizás diferente porque es el primer autócrata competente que vemos en mucho tiempo. Pero es un país chiquitito difícil de imitar. Los otros 15 países, los democráticos, algunos tienen democracias de buena calidad, aceptable calidad. Uruguay, por lejos, arriba; después Costa Rica, Panamá está mejorando, Chile está en problemitas, y todo lo demás nos movemos dentro de una zona mediana”

 

“Hay mucha resiliencia de los países latinoamericanos, lo que no hay es progreso, hay estancamiento y ese estancamiento genera insatisfacción. A diferencia de otros tiempos la insatisfacción en vez de generar golpes e inestabilidad democrática, genera derrotas. Pierden los oficialismos, ganan las oposiciones. La democracia funciona, lo que no hace es crecer. El problema de América Latina es, sobre todo, de economía y distribución, no es de paz social. La gran amenaza para América Latina es el crimen transnacional organizado, sobre todo los narcos”.

 

Ya en el tramo final del reportaje, Malamud se refirió ante una consulta a las elecciones de este año en Venezuela con un proceso que aparece viciado y en medio de persecución e inhabilitaciones políticas. El politólogo expresó: “Las elecciones son irrelevantes. En las autocracias sirven para echar un poco de vapor como válvula de escape para ajustar información, para mostrarle al mundo y hacerle creer que son democráticos, como Lula que acaba de decir que piensa que las elecciones van a ser limpias. Siempre hay idiotas útiles, pero son irrelevantes. No son elecciones libres”.

Y remarcó: “Venezuela no es una democracia y no hay razones para esperar que vuelva a serlo. Pero lo peor para Venezuela es que las condiciones materiales de supervivencia de los venezolanos no existen más. Venezuela tiene siete millones de personas viviendo afuera. Es el único país de América Latina junto con Haití que declinó en población, tendría que tener 35 millones y tiene 28. No consigue alimentar a sus nacionales. La democracia en este caso es una manera de gobernar la nada, por eso no les hace tanta diferencia. Se mueren de hambre y se van”.

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