El politólogo tandilense Andrés Malamud habló sobre “La Argentina que se viene” delante de los jóvenes radicales de la IV Sección Electoral que se congregaron en Chacabuco, trazándole su visión sobre el presidente y futuro de nuestro país.
“La cuestión de hacia dónde va la Argentina es importante teniendo en cuenta que no solo importa la Argentina, sino el destino. El mundo que viene es más amable que el que hoy hay, y lo será por razones paradójicas. Es un mundo conflictivo y en él la Argentina tiene oportunidades; por ejemplo, está lejos de zonas de todas las zonas de conflicto geopolítico, y tiene mucha producción para alimentar a personas que, en otros lados, están sufriendo penurias. El mundo que viene es un mundo en el que Argentina tiene lugar; en el actual, es irrelevante. Vamos a tener más importancia si hacemos las cosas bien; una oportunidad no es una garantía de concreción, depende de si nosotros si la aprovechamos”, le dijo al diario local “De Hoy”.
“La política se compone de dos elementos: el conflicto y la cooperación. El conflicto se manifiesta sobre todo en las elecciones: uno compite con el rival. La cooperación lo hace cuando gobierna, uno necesita del rival porque las leyes son para todos, las normas son para todos, gobierno y oposición. Lo que tenemos ahora es un gobierno que sigue en modo elección, que sigue generando, buscando y viviendo el conflicto. Hay dos posibilidades: o cambia el manual de la política y el conflicto se muestra constructivo, o se rompe. Lo que existe es la posibilidad de que el Gobierno aprenda y por lo tanto pase de la etapa de conflicto a la de cooperación, en lo que la oposición también tiene que colaborar”, analizó Malamud.
En la nota dedicó palabras al futuro de la Unión Cívica Radical. Bajo su óptica, consideró que “el radicalismo sufre la paradoja del éxito. Es un partido que nació en 1890 para defender el sufragio, porque no se votaba, las élites elegían el gobierno. El radicalismo democratiza el país, se rompe la democracia en el 30 y la UCR lo redemocratiza en 1983. Argentina ya tiene democracia, el producto que venía ya fue vendido. ¿Qué vende ahora? Le falta el contraste con el peronismo, que vende justicia social. El peronismo es un partido fracasado porque la justicia social es hoy más necesaria que cuando surgió. No consiguió proveer justicia social, por eso la paradoja es ‘el peronismo sigue siendo necesario y el radicalismo no, porque triunfó’. Esto es en términos brutos, en términos sutiles, los partidos se conforman y evolucionan a lo largo del tiempo”.
En su análisis, Malamud destacó que el radicalismo, como representante de las clases medias, “sigue teniendo mucho para dar. La institucionalidad sigue siendo necesaria para que la economía prospere; las democracias son más ricas que las dictaduras. A veces los riesgos en la democracia vienen de dentro de ella; y el radicalismo tiene la función de seguir garantizando que la democracia sea un componente del desarrollo. El futuro es el desarrollo, a la democracia ya la conseguimos”. Y enfocó en que lo más interesante de esto “es que Milei sostiene que la Ley Ómnibus es fundamental para reforma la política y el DNU para regular la economía, pero que él puede bajar la inflación sin ninguno de los dos. La prioridad número uno de los argentinos es bajar la inflación. Si Milei consigue hacerlo sin decreto ni ley, se va a tornar tan popular que va a conseguir pasar ambos”.