martes 19 de marzo de 2024
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Almudena Grandes nos deja el corazón helado

A los 61 años falleció en Madrid una gran mujer. Luchadora empecinada, reabrió con su escritura las criptas del horror de la Guerra Civil española y del franquismo, construidas por una sociedad insensibilizada por el horror.

El propio primer ministro Pedro Sánchez acudió al sepelio de la madrileña en donde declaró: “Almudena ha sido una mujer comprometida claramente con la palabra, también con nuestra memoria, la memoria colectiva, y comprometida también con su país, porque desde su dimensión y su aportación intelectual ha hecho de nuestro país un país mejor”. Cientos de amigos que con un libro de Almudena en sus manos tributaron el último e intempestivo adiós a la creadora de la contundente saga de “Episodios de una guerra interminable”, gran retrato de la Guerra Civil y sus secuelas. La serie se inició en 2010 con Inés y la alegría y había seguido con otros dos títulos: El lector de Julio Verne (2012) y Las tres bodas de Manolita (2014). Los pacientes del doctor García (2017) y La madre de Frankenstein (2020) completaron este proyecto inspirado en Los episodios nacionales de Benito Pérez Galdós, escritor admirado por Grandes.

Como historiadora, compuso en esta serie personajes memorables montados sobre una sólida trama real de hechos incontrastables, generando un estilo de novela histórica de cuño propio, riguroso, fundado, emotivo y revelador de todo aquello que, incluso en la transición democrática, fue ocultado sistemáticamente. Podríamos decir que Grandes es a España lo que Günter Grass es a Alemania.

Sobre los Episodios reflexionaba –según Tereixa Constenla, colega suya de El País– “Esta serie me ha devuelto al proyecto de historiadora que fui. La que ha ajustado cuentas es la historia conmigo. Un montón de años después me ha demostrado hasta qué punto es importante lo que estudié. Probablemente yo no la habría escrito igual si no fuera historiadora”.

El mundo de la cultura española le rindió homenaje (Joaquín Sabina, Ismael Serrano, Ana Belén, Rosa Montero, y el Aleti -de quien era hincha- la despidieron en las redes). “Odio la muerte. Hoy la odio más que otros días porque se llevó a Almudena y nos dejó sin todos los libros que aún podía haber escrito. Estoy consternada”, tuiteó la escritora nicaragüense Gioconda Belli.

En Buenos Aires, lugar de uno de los personajes de la saga, fue declarada Amiga de Bibliotecas Populares, en 2018. La editora de Almudena en esta ciudad, Paola Lucantis, rememoró los paseos de su última estancia en la capital de la Argentina: “Me pidió que la llevara al Parque de la Memoria. Se sumó a la campaña por la ley del aborto”, escribió emocionada ante la funesta noticia.
Como era de esperar, la ultraderechista VOX sólo manchó la memoria de la escritora a la que consideran una enemiga roja y tanto el alcalde de la ciudad de José Luis Martínez Almeida y la presidenta de la Comunidad de Madrid Díaz Ayuso, guardaron un desagradable silencio frente a la desaparición física de Grandes, seguramente temerosos de perder los votos de su recalcitrante base electoral franquista.

En su última columna de El País, titulada “Tirar una valla”, Grandes nos dijo: “Seguiré estando aquí, escribiendo un artículo en esta misma página cada dos semanas, y en la contraportada del diario todos los lunes. Ese espacio, sagrado para mí, porque me permite mantener el contacto con mis lectores en cualquier circunstancia, nos permitirá encontrarnos, saber de nosotros, permanecer juntos”. Que así sea por siempre, querida Almudena.  

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