Un combo de acciones multisectoriales apoyado en la comunicación cinetífica y un liderazgo creible.
En la lucha contra el COVID-19, Alemania tiene las tasas de mortalidad más bajas entre los países de ingresos altos. ¿Cómo es tu estrategia? En este artículo presentamos algunas claves que pueden explicar los resultados de la lucha alemana frente a la pandemia.
Alemania tiene las tasas de fatalidad y mortalidad por COVID-19 más bajas entre los países europeos y otros países con el mismo nivel socio-económico, pese a reportar más de 168.000 casos confirmados a principio de Mayo. Además, este país ya logró que por cada nuevo infectado se infecte menos de una persona, lo que arroja una tasa reproductiva que hoy les permite relajar algunas de las medidas de distanciamiento social. Lo hemos escuchado una y otra vez. A todas luces, Alemania resulta como uno de los países que mejor parece estar manejado la crisis.
¿Cuál es la estrategia alemana?
Como explicaciones de estos resultados favorables, los analistas mencionan algunos factores externos a la gestión propiamente dicha del gobierno. Esas ventajas frente a otros países, para enfrentar el virus de partida, se evidencian no sólo en que es un país de altos ingresos, sino también en que la edad de los infectados al principio de la epidemia era más baja. Además, antes de la pandemia el país ya contaba con uno de los mejores sistemas de salud del mundo y ya tenia más camas de cuidados intensivos por habitante que sus vecinos europeos y la mayoría de los países ricos comparables. Sumado a ello, el país venía fortaleciendo su sistema hospitalario desde hace muchos años (algo que irónicamente fue criticado en el pasado) y tiene una cobertura universal de salud lo que elimina cualquier barrera de acceso a las pruebas por razones económicas. No menos importante resultan las capacidades de liderazgo de quienes están al frente de un país, frente a una crisis global sin precedentes.
Respecto a la gestión de la crisis del coronavirus, es interesante analizar las estrategias de lucha que adoptó Alemania y que emanan del mismo sector de la salud. Aquí, la capacidad de administración de pruebas COVID-19 y el rastreo de casos resultan los factores más mencionados. Mientras en el Reino Unido, por ejemplo, se hacían a mediados de abril sólo 5,7 pruebas por cada 1,000 habitantes, en Alemania la cifra ya era de 24,7 (corte a abril 19 de 2020)[1] La realización masiva pero también focalizada de pruebas, no sólo les permitió aislar las personas infectadas para luego rastrear sus contactos, sino también posibilitó tratar tempranamente a las personas con síntomas severos. Esta identificación temprana de los pacientes parece hacer una gran diferencia para poder reducir la fatalidad de los casos.
Medidas económicas
En medio de la batalla, las medidas de salud vinieron acompañadas de ayudas económicas rápidas y efectivas, que permitieron a los alemanes abrazar las medidas estrictas de aislamiento social, sin miedo a quedar sin recursos. Por ejemplo, se expandió el acceso al subsidio de trabajo y se destinaron €50 miles de millones en subsidios a propietarios de pequeñas empresas y trabajadores independientes afectados por la pandemia. En tanto, un mayor gasto en salud para ampliar la capacidad de respuesta del sistema ha sido posible gracias a un presupuesto suplementario de €156 miles de millones de euros (4.9% del PIB).
Comunicación y cooperación política
Existen dos ingredientes adicionales, menos mencionados, pero que vale la pena resaltar como lecciones particularmente relevantes para los gobiernos latinoamericanos. No son ingredientes relacionados con los modelos epidemiológicos, las medidas económicas, ni con las medidas sanitarias per se. Se trata de la comunicación y el manejo de las discordias políticas en situaciones de emergencia.
En primer lugar, en Alemania la comunicación ha sido transparente, abierta, y liderada por científicos, en especial virólogos y epidemiólogos, para comunicar la evolución de la situación y las medidas tomadas. Las distintas medidas que adoptan los gobiernos para mitigar el brote y sus efectos sobre la economía deben ser comunicadas de manera clara, con sensibilidad, pero con la contundencia suficiente que le permita a la ciudadanía confiar en las estrategias que están siendo adoptadas en procura de salvar vidas y salvaguardar el bienestar social. ¿No será que volver a los científicos protagonistas en la comunicación sobre la evolución de la pandemia asegura que las cifras sean vistas como creíbles y legitimas, lo que a su vez facilita que los ciudadanos acaten las recomendaciones de distanciamiento social?
La crisis que estamos viviendo a causa del COVID-19 es en sí misma una prueba para los gobernantes y líderes políticos de América Latina y el Caribe. El escenario es más desafiante si se tiene en cuenta que hace tan unos meses en varios países de la región se registraron protestas sociales reclamando garantías a los derechos individuales, mayores oportunidades y participación democrática. El descontento social y la tensión que genera la crisis actual hace aún más imperante conciliar las diferencias políticas. Es momento de escuchar a los científicos (incluidos los sociales), comunicar con asertividad y dejar de lado la polarización.
Publicado en Gente Saludable el 25 de mayo de 2020.
Link https://blogs.iadb.org/salud/es/alemania-covid-19/
[1] Fuente: Our World in Data. Total COVID-19 tests per 1,000 people. https://ourworldindata.org/coronavirus