En la reciente revisión del programa con el FMI, no solo se aprobó el cumplimiento de las metas a diciembre, sino que se analiza y proyecta el desempeño del 2023. Y más allá de la revisión de la meta de reservas, la discusión fiscal continua en el corazón de la agenda económica.
La meta para el 2023 es reducir el déficit primario (es decir, el que no considera intereses de la deuda) en 0,4% del PBI, para terminar este año con un déficit primario 1.9% del PBI.
Para alcanzar esta meta son dos los renglones de gasto que prevén ajuste: Asistencia Social y Subsidios y en particular los subsidios a la energía que vía segmentación prevén una reducción equivalente a la meta total anual de 0,4% del producto.
Por lo tanto, la batalla de los subsidios será determinante para cumplir los compromisos de orden fiscal y, pero si hacemos zoom en los subsidios, la cuestión se simplifica en la aplicación de la segmentación de la tarifa eléctrica.
El ahorro de subsidios se espera lograr por una combinación de aumento de tarifas y reducción del costo de generación.
El incremento tarifario se concentrará en el sector residencial de altos ingresos, con aumentos de entre el 85/90% que se anunciarán a finales de abril con vigencia a partir mayo, y con efecto en las facturas que pagaremos en julio/agosto. Y también en el sector comercial con aumentos superiores al 30%.
Estos aumentos comprometidos con el FMI se superponen y se suman a los aumentos ya en vigencia destinados a reestablecer los márgenes de las empresas Edenor y Edesur, desde el 1° de abril y 1° de junio respectivamente.
Si sumamos ambos incrementos, un usuario del nivel 1 (altos ingresos) de consumo promedio del AMBA vera aumentar su factura eléctrica un 175%, esto sin contar el efecto de la estacionalidad que implica en muchos usuarios el salto de categoría tarifaria y por lo tanto el aumento será mayor.
En tanto que se espera una reducción de costos de generación como consecuencia de un menor precios de las importaciones de gas, y la sustitución de importaciones por la operación del nuevo gasoducto desde VM, con un saldo neto positivo de balance energético de USD 3.300 millones para 2023 y 10 mil millones para 2024.
El 32% de avance en la construcción del gasoducto informada por el JGM al congreso pone dudas sobre su inicio de operación del gasoducto el próximo junio y la reducción de costos estimada
A la ya conocida dificultad de corregir tarifas en alta inflación, se suma la contingencia del calendario electoral que pone en duda la factibilidad del cronograma de aumentos previstos.
Todo esto pone a la segmentación de subsidios con la misma probabilidad de éxito que otras premisas de la revisión del Fondo: por ejemplo, que la inflación se ubique en el entorno del 60% o que la economía este año crezca 2%.