La abogada venezolana Adriana Flores Márquez lleva casi una década viviendo en la Argentina y desde hace un año está en plena hiperactividad, pues es la jefa local del comando de campaña de la líder opositora María Corina Machado y el presidente electo Edmundo González Urrutia.
En entrevista con NUEVOS PAPELES afirmó que la transición en su país es “una carrera de resistencia”; anticipó que una vez que asuma, González Urrutia llamará a nuevas elecciones, para las que ya no estará inhabilitada Machado, porque “en general las transiciones no duran el período completo” de gobierno, y descartó “por ahora” una amnistía, porque la responsabilidad por casos de corrupción y abusos de poder “es individual”.
Lo siguiente es lo central de esa conversación:
¿Qué diferencia a este momento de tantos otros en los que pareció que la oposición podía lograr la salida del chavismo del gobierno pero no lo consiguió?
Después de la primaria del 22 de octubre, cuando María Corina ganó con 93% de los votos, la dinámica política en Venezuela cambió radicalmente. Veníamos de un tiempo en la que la oposición era liderada por los partidos tradicionales, donde la gente no se estaba viendo representada. Ahora es María Corina, con una legitimidad de origen, quien lidera la oposición y todos se agrupan bajo el ala de la dirección de ella, lo que hace que hoy tengamos una unidad casi perfecta de la oposición.
No hay liderazgos tan competitivos como había en la época de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)…
Exactamente. Por ejemplo, en el caso de la Asamblea Nacional (parlamento unicameral) de 2015 (con holgada mayoría opositora) teníamos muchos liderazgos y eso también hacía mucho más difícil conducir una salida hacia la democracia.
¿Cómo se lleva a la práctica ese liderazgo?
Si bien el 28 de julio ya entramos en otra etapa, el comando sigue trabajando de la misma manera porque seguimos básicamente en campaña, pero en otras condiciones y en otro escenario, donde estamos ya en un proceso de transición. Me parece interesante destacar el hecho de que esta campaña es tan atípica, que no solamente tenemos una líder que fue elegida con más de 90% de los votos, sino que también la forma, las estructuras de la campaña, que se repiten tanto en cada provincia en Venezuela como en cada uno de los países donde tenemos comando de campaña, es muy basado en la confianza. Esta ha sido una campaña de total austeridad y la lealtad hacia la líder es lo que ha permitido que el trabajo fuera muy efectivo y haya llegado a esta instancia donde tenemos las actas y tenemos cómo comprobar el fraude del régimen. Hay mucha rigurosidad sobre quiénes lideran el proceso y hay mucha rigurosidad respecto de la narrativa y todo el trabajo. La estrategia está basada en organización. Mucha organización. Todo esto está sumamente engranado, todo tiene un propósito, todo se hace por un objetivo, y en esto María Corina ha sido muy estratégica.
¿Por qué creen que esta vez sí? Desde 2002 para acá hubo muchas formas distintas en las que se buscó terminar con el gobierno chavista y todas fracasaron.
Hay varios factores sobre la mesa. Pero el que yo voy a destacar principalmente es el liderazgo. Por primera vez en Venezuela tenemos un liderazgo que ha sido claro y enfático en la estrategia. Aquí no se está haciendo las cosas de forma improvisada como sí se hicieron con los liderazgos anteriores. No solamente la improvisación, sino hasta el desinterés en salir del régimen fue lo que prevaleció en los liderazgos anteriores. Por lo demás, si algo ha pasado estos últimos meses es que a nosotros siempre nos dijeron que las primarias no se iban a hacer, y se hicieron. Que no íbamos a tener candidato, y tuvimos candidato. Nos dijeron que no íbamos a competir en las elecciones, y competimos. Nos dijeron que no íbamos poder demostrar el fraude, y lo demostramos. Estamos en una instancia en la que no hay retorno. No hay vuelta atrás. El venezolano lo ha internalizado así y se ha apropiado de este proceso.
¿Cómo juega o cómo puede jugar la comunidad internacional en esta etapa?
Hoy en día el rol de la comunidad internacional está dividido en dos partes. Están los aliados a la causa de la libertad en Venezuela, que son países como la Argentina, Uruguay, Panamá y Estados Unidos, cuyos gobiernos han tenido una postura enfática en reconocer a Edmundo como el presidente electo. Ya las actas son públicas, ya se ha visto y esos países han asumido un rol proactivo que ha servido mucho en este momento. Y el otro punto son aquellos países que han sido más tradicionalmente aliados al chavismo, que hoy están tomando un rol no tan activo como los primeros, pero que están tomando medidas o acciones que desfavorecen al régimen. Por ejemplo, están solicitando que se demostrara, con las actas, la victoria de Maduro. Eso, en la narrativa, nos ayuda mucho también, porque si los mismos amigos tradicionales del chavismo lo están diciendo, es que está pasando algo. Y por otro lado, están tomando acciones concretas, como, por ejemplo, el caso de Brasil, que ha asumido la custodia de los miembros del comando de campaña de María Corina que estaban refugiados en la embajada argentina en Caracas. Estos países que han tomado una postura más light, no sé si nos beneficia, pero son canales para negociación. Que, por supuesto, de alguna manera ayudan mucho con la posición en que estamos. Ahora, lo que se está haciendo es subiendo el costo político. Si bien nosotros habíamos tenido presión social anteriormente, no habíamos tenido presión social en medio de un contexto electoral, donde ya Maduro no tiene legitimidad y donde también las fuerzas armadas juegan un rol fundamental.
¿Qué papel juegan, y qué papel pueden jugar, las fuerzas armadas?
Los rangos medios para abajo no la están pasando bien. Hoy en día hay una persecución también sobre los militares, porque muchos de ellos están exigiendo, o simplemente por mostrar aparentes señales, los están metiendo presos. Por eso es que ahorita, en estas instancias, Maduro está haciendo todo lo posible para sostener las fuerzas armadas, porque es realmente lo único que lo mantiene en el poder. Es cuestión de tiempo que se quiebren.
Muchos análisis, y desde hace mucho tiempo, mencionan como una posibilidad una fractura dentro de las fuerzas armadas y de seguridad…
Que la hubo.
Si la hubo, en todo caso no tuvo la magnitud necesaria o suficiente…
Porque no hubo las condiciones.
¿Es posible esperar una fractura cuando todas las personas que tienen responsabilidad dentro de las fuerzas armadas, lo mismo que en las fuerzas de seguridad, los servicios de inteligencia y la administración civil, deben tener el mismo temor que Maduro a que si dejan el gobierno puedan ir presos?
Las mismas fuerzas armadas fueron responsables de que las actas llegaran. Muchos de sus miembros han sido incluso piezas fundamentales para poder mostrar el fraude. Y por otro lado, las fuerzas armadas fueron instituciones que durante muchos años gozaron en Venezuela de reconocimiento. Hoy en día están por el piso y les ha tocado hacer cosas que son humillantes y tienen a sus familias también perseguidas. En un comunicado dirigido a las fuerzas armadas, difundido la semana pasada, María Corina y Edmundo son enfáticos en que quienes estén del lado del pueblo no tienen por qué ser sancionados, se les está dando una garantía incluso de que puedan sentirse seguros y que no se preocupen, porque no van a ser perseguidos. Obviamente, hay casos y casos. Los componentes de las fuerzas armadas son muchísimas personas y, obviamente, la responsabilidad es individual. Serán castigados los que tengan que ser castigados y los que no tienen razón para ser castigados no lo serán.
¿Está previsto o es posible dictar una amnistía o recurrir a alguna otra forma extrajudicial de resolver los problemas de corrupción y violaciones de derechos humanos, como forma de favorecer una transición más rápida?
Van a ser responsables quienes sean responsables. En general, son los mandos altos los que se han prestado para situaciones de corrupción o abuso de poder. La responsabilidad es individual. Por ahora no se piensa en una amnistía.
La transición va a ser difícil y compleja. ¿No temen que los venezolanos comiencen a reclamar pronto soluciones que requieren más tiempo?
Ya María Corina ha dicho públicamente que esto es un proceso que va a llevar tiempo, y nosotros, en nuestra narrativa, somos muy enfáticos con que esto es una carrera de resistencia. La gente entiende que esto es un proceso que va a llevar tiempo, lo ha internalizado. Lo que más llama la atención es que la gente tiene mucha esperanza, mucha fe, pero, sobre todo, mucha confianza en la líder, en el proceso en el que estamos hoy en día. Parece fácil decirlo, pero también la gente está en una situación de mucha vulnerabilidad, porque están persiguiendo a nuestras familias. La persecución ha arreciado a niveles que nunca habíamos tenido en Venezuela. En los 26 años del chavismo vivimos mucha persecución, mucha opresión, de manera cruel y violenta, pero hoy lo estamos viendo de una manera sistemática contra toda la población. Antes era contra el que era dirigente político, miembro de ONG o periodista. Ahorita no importa la característica de la persona. Todos están siendo víctimas de la represión.
Algo que parece de difícil resolución es el papel de Machado en el próximo gobierno. ¿De qué manera podría ella incorporarse sin superponerse con la figura del presidente?
Cuál va a ser ese rol no se ha hecho público, pero Edmundo ha sido muy enfático en que María Corina va a ocupar un rol muy importante durante su gobierno. Por dos razones principales: porque es la armadora y la candidata real de todo este proceso, y porque el caudal político y las estructuras políticas corresponden a ella. Hay varios escenarios para la transición, pero uno de los más probables es el llamado a elecciones. Por un lado, porque Edmundo es un presidente de transición y en general las transiciones no duran el período completo, que en Venezuela es de seis años. Por otro lado, también hay que hacer una depuración de todas las instituciones y eso requiere que haya un proceso electoral realmente transparente.
¿Con qué Consejo Nacional Electoral (CNE) se llamaría a nuevas elecciones? El actual está muy cuestionado y sospechado…
La Asamblea Nacional (parlamento unicameral) legítima es la de 2015 (que tenía holgada mayoría opositora al chavismo). Sus diputados serían los encargados de designar los miembros del CNE, los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, la Contraloría, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo.
¿Podría la Asamblea de 2015, cuyo mandato ya está vencido, ejercer realmente funciones? ¿No habrá resistencia de los actuales diputados?
La Asamblea de 2015 es la única que tiene la legitimidad de origen, por más que el período ya haya pasado. En el escenario de que asuman sus diputados, no es que van a hacer un mandato completo, sino que cumplirían las funciones que correspondan, que serían la posesión del presidente electo, la designación de los nuevos responsables de los demás poderes públicos y las leyes necesarias para la realización de elecciones.