Del 13 al 15 de abril se llevará a cabo en Lima, Perú, la VIII Cumbre de las Américas, evento que desde 1994 es convocado por la OEA. Bajo los ejes temáticos “Gobernabilidad democrática y corrupción, Corrupción y desarrollo sostenible y Aspectos de cooperación, institucionalidad internacional y alianzas público-privadas”, 34 jefes de Estado de la región –entre presidentes y primeros ministros– debatirán, en última instancia, la solución a muchos obstáculos que entorpecen una razonable calidad democrática en este lado del mundo.
En ese sentido, Richard Wike, Katie Simmons, Bruce Stokes y Janell Fetterolf, del Centro de Investigación Pew realizaron una encuesta global, sobre 38 naciones, que muestra el ascenso de tendencias autocráticas y populistas que sacuden los vapuleados cimientos de la democracia liberal. En una región en la que la ola populista “progresista” está en retroceso, la Cumbre retiró la invitación a Nicolás Maduro, aunque llamativamente no hizo lo propio con Raúl Castro que representará a Cuba por segunda vez en ese foro. Cuba asumirá, seguramente, la representación de Venezuela –aunque Maduro asegura que asistirá pese a ser “desinvitado” – país con el que tiene una alianza estratégica vinculada al petróleo y a su visión política. Pese a su eje temático, la cumbre será un muestrario de tan diversos problemas que amenaza ser una Babel de la cual resulte difícil establecer posturas comunes.
Los académicos del Pew han documentado una “recesión democrática” global, y algunos ahora advierten que incluso las democracias “consolidadas” de larga data podrían perder su compromiso con la libertad y deslizarse hacia políticas más autoritarias.
Según el estudio hay razones para la calma y, a la vez, para la preocupación cuando se trata del futuro de la democracia. Más de la mitad en cada una de las naciones encuestadas considera que la democracia representativa es una forma muy buena o buena de gobernar su país. Sin embargo, en todos los países, las actitudes a favor de la democracia coexisten, en diversos grados, con la apertura a las formas de gobierno no democráticas, incluido el gobierno de expertos, un líder fuerte o las fuerzas armadas.
Varios factores afectan la profundidad del compromiso público con la democracia representativa frente a las opciones no democráticas. Las personas de las naciones más ricas y las que tienen sistemas democráticos más afiatados tienden a estar más comprometidas con la democracia representativa. Pero también hay naciones, en las que las personas con menos educación, por razones ideológicas y aquellos que no están satisfechos con la forma en que la democracia funciona, están más dispuestas a considerar alternativas no democráticas.
No parece ser la tónica que domina en la región, pero los representantes de nuestros países irán a Lima bajo un desconcierto institucional determinado por el fin de la ola populista y el auge de la centro derecha, situación que ha dejado exangüe la UNASUR, la CELAC y otros mecanismos regionales para poder expresar posturas comunes, que incluyen el posicionamiento frente a los EE.UU. Del lado de la ola populista menguante, el ALBA, con Venezuela, Cuba, Nicaragua, Dominica, Antigua y Barbuda y Surinam ya ha expresado su rechazo a la injerencia norteamericana en Venezuela y la región.
El mensaje del ALBA es en respuesta al ex Secretario de Estado, Rex Tillerson, que ha recorrido cinco países del cono sur desempolvando la Doctrina Monroe. Aunque Tillerson se mostró permeable al cambio climático, la lucha contra el narcotráfico y a problemas sociales y económicos, sin olvidar nunca de hostigar al régimen de Maduro. Tal vez esa “blandura” le haya costado el cargo, tal vez no.
Aumento de las tasas de interés, guerra comercial y crecimiento económico magro parecen ser azotes en el futuro inmediato de la región. Si tenemos en cuenta que la encuesta de Pew revela que a mejor situación económica, mayor satisfacción con la democracia, las nubes de tormenta pueden verse en el horizonte.