miércoles 4 de diciembre de 2024
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Giovanni Meza Dorta: “El gobierno venezolano estimula el miedo y hace difícil la aparición de nuevos liderazgos”

Giovanni Meza Dorta es historiador y sociólogo venezolano, actualmente viviendo en nuestro país, da clases en la Universidad de El Salvador y en el Instituto Hanna Arendt. Especialista en la vida de Francisco Miranda, se destaca como autor de libros sobre el prócer y sobre Simón Bolivar. Entre sus publicaciones es imprescindible mencionar Miranda y Bolívar. Dos Visiones y El Olvido de los Próceres.

Dada la actual coyuntura, y dando por descontado que la intención principal es la de perpetuidad de manera ilegítima en el poder, ¿por qué cree que Maduro adelantó intempestivamente el llamado a elecciones presidenciales en Venezuela?

La respuesta, en parte, está incluida en la misma pregunta. Es decir, el adelanto intempestivo tiene como propósito el que la oposición no pueda programar un escenario aceptable de transparencia electoral, que no haya tiempo para que la oposición, a través de cualquier método, pueda elegir un candidato, con revisión y actualización del registro electoral, con rediseño de los centros de votación para que los electores puedan estar cerca de los mismos y, no como como sucedió en el último evento electoral, donde fueron trasladados miles de electores a centros distantes, que tradicionalmente no le correspondían. Se requiere, además, participación activa de observadores internacionales de la OEA y ONU, a los cuales no se les permite actuar como tales. En fin, lograr unas condicione mínimas para que las elecciones puedan ser auditadas, no debemos olvidar, que la propia empresa (Smarmatic) que organizó el proceso electoral de la asamblea constituyente, denunció un fraude de más de 1.000.000 de votos, por todas estas razones, es que el adelanto intempestivo de elecciones tiene como propósito el no modificar ninguna de las situaciones de las pasadas elecciones.

La oposición ya adelantó que no se prestará al juego de Maduro, algo que tiene antecedentes en las elecciones municipales del 2017. La disyuntiva de presentarse y legitimar un posible triunfo amañado por parte de Maduro o no presentarse y denunciar el fraude, ¿Cómo deja parada a las distintas fuerzas de la oposición?

La oposición no participó en las elecciones últimas de la constituyente, pero participó en las elecciones regionales de gobernadores, luego no participó en las municipales y ahora se presentan las presidenciales, donde ya hay algunos candidatos postulados, esta situación a todas luces incoherente, ha hecho que la oposición se presente fracturada. Habría que añadir el referéndum que convocó la oposición el 16 de julio de 2017, donde votaron más de 7.600.000, que proponía un desconocimiento de la ANC, la elección de un nuevo Consejo Nacional Electoral y de un Tribunal Supremo de Justicia, ahora bien, la Asamblea Nacional no objetó que los gobernadores electos se juramentaran ante la ANC (con lo cual la reconocían), no eligió un nuevo CNE y sólo eligió el Tribunal Supremo. Esta situación permitió que la oposición se fragmentara, en relación con el gobierno, donde unos aceptan ir a República Dominicana a una mesa de negociación y otro sector se opone a esa negociación. Aun así, la debilidad del gobierno es notoria, pero para ser aprovechada se necesita que la oposición retome algunos acuerdos mínimos entre sus componentes, o que la situación política logre que un sector se revalúe sobre el otro.

Con los principales líderes opositores fuera de juego, uno encarcelado y el otro proscripto, ¿puede generarse algún nuevo liderazgo en el país que capitalice el espacio?

Este es un argumento adicional para entender la prisa por la cual el gobierno está convocando elecciones presidenciales intempestivas para abril 2018. Debió haber amnistiado a líderes, presos políticos y proscriptos, con ello daría señales positivas de querer un proceso electoral democrático con igualdad de condiciones para todos los candidatos, mas no lo hizo. Seguramente hay nuevos liderazgos, pero hay represión y detenidos, hace pocos días detuvieron al Dr. Aristeguieta de 85 años, último participante vivo de la junta patriótica que derrocó la dictadura de 1958. Con ello el gobierno estimula el miedo en la sociedad y hace difícil la aparición de nuevos liderazgos.

Pareciera que la sociedad venezolana está desmovilizada luego de las importantes marchas opositoras de 2015 y 2016. ¿Es así o subyace aun la posibilidad de que estas marchas se renueven en el mediano plazo?

El gobierno ha sabido aprovecharse del desencuentro de la oposición, sin entrar a valorar las razones de ello, la oposición va a reposicionar su liderazgo. La razón es muy sencilla: las necesidades y penurias de la gente son responsabilidad del gobierno y esto lo sabe la población.

La situación social y política es desesperante, al menos las imágenes que han trascendido por redes sociales son propias de una catástrofe humanitaria. ¿Por qué cree que el régimen de Maduro conserva aún espacios de consenso entre los votantes chavistas?

Lo más difícil de entender, tanto al interior de Venezuela como a nivel internacional es la característica del chavismo-madurismo, afortunadamente eso ha cambiado favorablemente. Me explico: el régimen de Maduro es una dictadura, sólo que ésta ha mutado con relación a dictaduras anteriores, se trata de una dictadura que hace elecciones, pero previamente, ha cerrado o confiscado los medios audiovisuales y la prensa escrita, ha controlado todas las instituciones públicas y privadas que pudieran tener una vocería independiente, tiene un control total de los tribunales de justicia con lo que intimida y apresa a las voces disidentes. La mutación de esta nueva dictadura, es que utiliza la democracia para destruirla desde dentro y construir una monocracia, por supuesto, hay algún sector que se beneficia de este autoritarismo, siempre ha sido así, las dictaduras más feroces siempre tienen a una parte de la población que se beneficia de ella.

En Ecuador se está dando un proceso particular que rompe con la tradición en la ciencia política sobre la salida de los procesos populistas. Allí, el propio oficialismo se ha quitado de encima el liderazgo populista de Correa y un ex vicepresidente, Lenín Moreno, encabeza un proceso de legitimación de un proceso poliárquico, incluso en el camino de eliminar algunas de las normas dejadas por su antecesor, ¿Cree que en el mediano plazo puede darse un proceso similar en Venezuela?

El proceso contra Correa, encabezado por Lenín Moreno tiene el respaldo de toda la oposición que compitió en las últimas elecciones. De modo, que en cualquier democracia que cumpla un mínimo de transparencia electoral con funcionamiento de sus instituciones, estas neodictaduras no tienen posibilidad de sostenerse en el tiempo. Bastó que un demócrata (Lenin Moreno) entendiera que el proceso de corrupción y destrucción de las instituciones llevaba a Ecuador al camino venezolano, para que diera un viraje y hoy tenemos los resultados. Ojalá en Venezuela sucediera lo mismo. A decir verdad, el caso venezolano es más complicado por lo siguiente: se trata de un país invadido por 30.000 cubanos con asesoría militar y con control total de registros público y notarías; penetración en los altos mandos militares del narcotráfico y compromisos internacionales con el integrismo islámico. De modo que, me apena decirlo, el caso venezolano es un tema particular.

Vemos un proceso migratorio muy importante de venezolanos que tienen la posibilidad de viajar a mejores horizontes, sobre todo de jóvenes. ¿Cuál es el rol que le puede corresponder en los países receptores?

El mejor mentís contra la política oficial del gobierno de Venezuela, es los más de 4.000.000 millones de venezolanos que han emigrado a otros países, aquí en la Argentina hay 70.000, afortunadamente la mayoría de los que emigran acá, más del 70% son jóvenes de 30 años o menos, con títulos de tercer y cuarto nivel, siempre hay la oportunidad de ganar ganar, para el país receptor y el que emigra. Como un dato para analizar, sabemos que en la provincia de Buenos Aires hay un déficit de dos mil vacantes de médicos, hemos constatado que, sólo en la ciudad de Buenos Aires hay más de trescientos médicos venezolanos que pudieran cubrir esas vacantes, así sucede con otras profesiones en las que se pudieran incorporar a venezolanos.

¿Cuál cree que es el camino para evitar que en los países latinoamericanos se consoliden los procesos populistas?

Como resultado de lo que acaba de ocurrir en el referéndum en Ecuador, me gustaría compartir esta reflexión: en los países donde se ha establecido el llamado socialismo del siglo XXI, se dan estos pasos iniciales, uno es el llamado a Asamblea Constituyente con lo cual se pretende modificar todo el andamiaje democrático construido por distintos países, en todo el siglo XX hasta hoy, incluso, derechos humanos consagrados en el tiempo, como son las libertades de pensamiento y de prensa. En ese proceso constituyente, otro aspecto que colocan como prioridad, es la sustitución del principio de gobierno alternativo que rigen la mayoría de nuestras constituciones, que en muchas se le considera como un principio “pétreo”: “el gobierno es y será siempre alternativo”. En Ecuador y en Bolivia, los neodictadores tratan de confundir dos cosas distintas: El principio de gobierno electivo y el de gobierno alternativo. El primero alude a las elecciones y a las repeticiones de las mismas en el tiempo, el segundo alude a la necesidad de que las personas se turnen y no se repitan en los cargos. Una cosa es poder elegir a los gobernantes y otra cosa  es el principio de alternabilidad que impide escoger al mismo gobernante ilimitadamente. Esto es clave para entender el propósito de la neodictadura. Deberíamos estar alertas, porque Suramérica es un continente proclive a estos gobiernos monocráticos. Recordemos que tuvimos 300 años de gobiernos absolutos, contra los cuales surgieron nuestros primeros próceres con las primeras ideas republicanas, sin embargo, las mismas fueron sustituidas por las llamadas “repúblicas de campamentos” con su ejercicio autoritario y militarista, eso nos llevó todo el siglo XIX, con muy pocos intervalos de tiempo de gobiernos civiles. Si añadimos la mitad del siglo XX, también con gobiernos militares, podemos figurar 450 años de gobiernos personalistas y autocráticos. Demasiado, si contamos un poco más de los 500 años que van desde los primeros inicios de independencia desde 1810. Ahora bien, todo ello ha creado un imaginario colectivo inclinado hacia la salida de gobiernos de fuerza, con lo cual deberíamos estar alertas. Se necesita pues, discutir en todos los ámbitos sociales la revaluación de ideas democráticas, única manera de que estas tragedias, como la venezolana, no se repitan.

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