En 2004, Sauli Niinistö pasó las vacaciones de Navidad en Khao Lak, Tailandia. Era vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones. Estaban con él sus hijos Matias y Nuutti y su nuera Saara. Muy temprano el 26 de diciembre, Niinistö fue a la playa después del desayuno. Se encontró con que el agua había retrocedido a cientos de metros. Salió inquieto mientras advertía a los turistas con los que se cruzaba. Se dio cuenta que Matías estaba en la playa y volvió a buscarlo. Una “gran pared de agua” emergió del horizonte. La gente empezó a huir: “Ya no era posible mirar atrás, oí que algo enorme se acercaba, el crecimiento del poder de la ola, una seda gigante que se produce rápidamente” describe Niinistö en el libro sobre su supervivencia al tsumani de Tailandia.
Sauli Niinistö tiene 69 años, es el presidente de Finlandia. Entró en política a eso de lo 30 años. Su carrera fue notable. Presidente del Partido Conservador, en 1995 llevó a su partido a un gobierno de coalición con los socialdemócratas, etapa en la que asumió el Ministerio de Justicia y el Ministerio de Economía. Por iniciativa de Niinistö Finlandia adoptó el euro y se desmarcó del resto de los países nórdicos, que mantuvieron sus propias monedas, como Suecia y Dinamarca, o por permanecer fuera de la UE, como sucede con Noruega e Islandia.
Europeísta a pesar de la grave crisis de la deuda que sufre la Unión Europea y al costo de los rescates financieros. En la década de los noventa, cuando Finlandia vivió una severa crisis económica, Niinistö fue acusado del desmantelamiento del estado de bienestar de que disfrutaba entonces el país. Su respuesta fue clara: hasta su llegada al Ministerio de Economía, un tercio del presupuesto del Estado era financiado con préstamos y a partir de entonces se impuso el saneamiento de la economía, con ajustes drásticos no siempre bien entendidos.
En la playa Niinistö busca junto a su hijo un refugio mientras la superficie de agua se eleva rápidamente. Niinistö y su hijo Matías flotan durante diez metros hasta aferrarse a un poste eléctrico de hormigón. Allí permanecen. “Lo peor es la inconstancia de un oponente, no hay un conocimiento claro de lo que es. Y es ilimitado: el agua se ha convertido en casas de dos pisos, nadie podría haber creído en ello” escribió Niinistö. Padre e hijo hablan sobre la muerte. Sauli está listo para morir.
Dicen que es terco y calculador. En 2012 el Partido Conservador volvió de su mano a la Presidencia de la República poniendo fin a tres décadas de hegemonía socialdemócrata. Relevó a Tarja Halonen –primera mujer en acceder a la más alta magistratura de Finlandia–, que había permanecido doce años en el cargo.
Enviudó en 1995, cuando estaba en campaña para el Parlamento y su esposa falleció en un accidente de tráfico. En la Navidad de 2004, sobrevivió a un tsunami. Los finlandeses se apiadan de sus dramas.
Saara y Nuutti sobrevivieron entre dos muros de concreto adyacentes sosteniendo las piernas contra la pared mientras el agua subía y bajaba como en un ascensor. Luego de horas, a medida que la superficie del agua comienza a descender, Sauli y Matias Niinistö resbalan por el poste. Eventualmente, la gente camina alrededor del hotel a través de la jungla a varios kilómetros. Desde la autopista, la guía de viajes danesa recoge a la familia de Niinistö en su automóvil y lleva al hospital de la ciudad más cercana. Pasan la noche en una escuela. El lunes, pocos días después del tsunami, la familia se traslada en avión a Bangkok. De allí vuelan a Finlandia. Niinistö fue criticado por su rápido regreso a casa y por no permanecer en la escena para ayudar a las operaciones de rescate.
Su primer mandato aseguró el vínculo con la OTAN sin enemistarse con Rusia. Aunque Finlandia respalda las sanciones económicas occidentales contra Rusia, Niinisto fue un intermediario moderado entre Oriente y Occidente, a diferencia de los otros países bálticos que habitualmente se expresan en contra de Moscú. Finlandia comparte con Rusia una frontera de 1.340km y dos guerras entre 1939 y 1944 en la que los finlandeses perdieron gran parte de su territorio y no lo olvidan.
Es el favorito para la elección. Su rival más cercano, el ecologista Pekka Haavisto de los Verdes de Finlandia, cuenta con el apoyo del 11-14%, mientras que otros seis candidatos comparten un respaldo combinado del 21-28%.
En 2009 se casó con la jefa de prensa del Partido, Jenni Haukio, 25 años más joven. En febrero nacerá el primer hijo de la pareja. Como sucede siempre en estos casos la prensa finlandesa ya lo denomina “el bebé electoral”.
“La llegada de un bebé es mucho más importante que las elecciones”, dijo el presidente nórdico. Finlandia, uno de los países más igualitarios y reputado como vanguardia de la educación tiene licencia por paternidad de hasta 54 días y de maternidad de cuatro meses. Se puede adicionar un tercer permiso para ambos progenitores de seis meses. Como la licencia para la madre comienza 30 días antes del nacimiento, el niño o niña entra a la guardería con nueve meses. En Argentina la madre tiene 90 días que deben ser repartidos antes y después del parto, con una prórroga de hasta seis meses; y el padre tiene licencia de 2 días corridos, por lo que si el bebé nace un viernes, el padre el lunes debe presentarse a trabajar.
Niinistö ya advirtió que se tomará la licencia para cuidar a su tercer hijo. Después de todo Finlandia es un país de consensos que desde hace años y según a los rankings internacionales, figura como uno de los más estables del mundo.