martes 16 de abril de 2024
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Avedon, el genio de las mil cámaras

“Todas las fotografías son precisas. Ninguna de ellas es la verdad”. Richard Avedon

El de Chelsea es el caso de un barrio que se mueve al ritmo de las galerías de arte. Hay otros distritos en ciudades del mundo en los que las galerías reinan y brillan, pero en Chelsea es diferente. Son cuadras y cuadras de galerías donde antes hubo talleres y depósitos y hoy se muestra y se comercia con lo más importante del arte contemporáneo del mundo.

Con apenas cruzar la puerta de la galería Pace, ubicada en la 24 entre la 10 y la 11, y especializada en fotografía contemporánea, el espectador estará frente a un tesoro documental, estético y político. Nothing Personal es un proyecto que el fotógrafo Richard Avedon y el escritor James Baldwin idearon en 1964, bajo la forma de un libro de advertencia y denuncia.

El dialecto actual lo llamaría fotolibro, o libro objeto, pero estas nominaciones no le hacen justicia. Es un libro de una belleza pop indiscutible y de una potencia social arrolladora que combinó la sofisticación artística con la claridad política sin sobreideologizaciones en proporciones ideales.

Los textos de Baldwin, escritor negro criado en el Harlem duro de los años 30 que el tiempo elevó al rango de profeta, se correspondían con las severas imágenes de las fotos que Avedon tomó durante la primera parte de la década del 60. El libro tuvo como objetivo plantarse en medio de lo que se llamaba “el problema negro” y mostrar, en letra e imagen, las distintas realidades americanas en tiempos de promulgación de la ley de derechos civiles.

Las fotos muestran la plasticidad y la coherencia de Avedon. Su libertad creativa fue tal que nunca necesitó ni las etiquetas ni las exageraciones sobreactuadas de los artistas de protesta. Lo que distingue su fotografía es el ánimo humanista. Lo mismo da si toma a una celebrity o a un líder de la resistencia negra. Hay una intimidad humana que lo mantiene alejado de cualquier levedad y coloca a los protagonistas en una conversación con el fotógrafo que solo se completa con la mirada posterior del espectador.

En la exposición hay algunas tomas célebres. El desnudo del poeta Allen Ginsberg, activista por los derechos de los homosexuales, haciendo el gesto budista de abhaya mudra, que indica tranquilidad y sosiego y los pequeños retratos de una Marilyn Monroe abatida y llena de una gracia melancólica tal vez sean los más famosos. Ambos merecieron una saga a través del tiempo y muestran a Avedon con una sensibilidad amplia para los conflictos individuales y sociales.

Menos obvias, hay dos fotos especialmente conmovedoras. En “William Casby, nacido esclavo” Avedon retrata a un hombre negro de casi 100 años, con el rostro alargado por la deformidad de su mandíbula y los ojos secos, indistinguibles casi del rostro, lejanos en el tiempo. Con sus hombros cargados y fuertes pese a la edad, Casby, nacido esclavo en Algiers, Lousiana, fue la representación literaria del pasado esclavista de los Estados Unidos gracias al análisis que hizo años más tarde Roland Barthes. En La cámara lúcida, Barthes tomó la fotografía de Avedon para situar la memoria en el terreno de la experiencia y quitarlo del dominio histórico. La foto actúa como certificación de la existencia de la esclavitud. Baldwin escribió en Nothing Personal: “Es necesario, en la oscuridad, saber que hay luz en alguna parte, saber que en uno mismo, esperando ser encontrado, hay una luz. Lo que la luz revela es el peligro, y lo que exige es la fe”.

La otra foto muestra al líder del partido nazi americano, George Lincoln Rockwell, participando del saludo por parte de un grupo de seguidores. Todos están vestidos con uniformes militares y tienen el brazalete con la esvástica en el brazo izquierdo. La postura marcial de la toma, estratégicamente puesta en el libro en espejo con la de Ginsberg, muestra una de las realidades de la época que resuena hoy con cierta preocupación. En 1963, año en que Avedon hizo esta toma, los supremacistas blancos gobernaban Alabama.

Una atención especial merece la serie de once fotografías que el artista hizo en el hospital psiquiátrico estatal de Jackson, Louisiana. Las imágenes entremezclan la enfermedad mental y la pobreza con un resultado demoledor. Son retratos de una profundidad y un impacto estético enormes en donde el protagonismo reside en el vacío de los rostros marcados por esa particular falta de vida que solo da la exposición sistemática a los fármacos y al encierro. Únicamente el genio artístico de Avedon puede explicar que la misma persona tras la cámara sepa captar esas tomas dramáticas y también los retratos cool de John Lennon, de Audrey Hepburn y de Arnold Schwarzenegger o las gráciles imágenes de modelos posando entre elefantes africanos.

La fotografía de Avedon es moderna y contemporánea, transicional entre el retrato moderno, el pop y el videoarte. Esta exposición en Pace refuerza esta idea colocando su producción en un lugar relevante. La reimpresión en 2017 de Nothing Personal por parte de Taschen confirma que la libertad artística de Avedon y Baldwin, así como los problemas relacionados con las injusticias sociales y políticas, figuran todavía en la agenda.

Publicado en Revista Ñ el 10 de enero de 2018.

Link https://www.clarin.com/revista-enie/arte/avedon-genio-mil-camaras_0_ryX0ERzVM.html

 

 

 

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