El sistema político chileno es exitoso porque es sencillo comprenderlo con una brújula elemental. Hay una centro izquierda y una centro derecha. La ultraderecha de Pinochet ya es historia, y Salvador Allende democrático pero distante ya, también. Todo se encaminó hacia una racionalidad anclada en la moderación. Una monarquía electiva, dice los que critican el pase y toque de Bachelet y Piñera. Ahora se abre un momento nuevo y decisivo. Apareció un cisne negro: Alejandro Guillier, un independiente, aunque oficialista, ex periodista notorio. Rompió el tablero prefijado por los analistas de Sebastián Piñera, que creían que volverían a La Moneda facilmente.
Las cifras de la primera vuelta fueron tan reñidas como frustrantes para Piñera. Aún cuando quedó en el primer puesto se expone a un duelo arduo el domingo. El ya mitológico ex presidente socialista Ricardo Lagos explicitó su apoyo a Guillier y también Beatriz Sánchez, la super candidata del Frente Amplio, que alcanzó un notable 20,2% de los votos. Piñera sonríe hoy con la mitad de la boca en lugar de hacerlo con su tremenda sonrisa total. No esperaba un ring semejante.
Guillier dice de Piñera que es un gran hombre para los negocios. Sorna trasandina para explotar lo que en Latinoamérica se sigue concibiendo como una mácula: precisamente los negocios.
Sebastián Piñera tiene 68 años, el pelo blanco, nació en Santiago y fue presidente de Chile entre 2010 y 2014. Es multimillonario. Una fortuna que diseñó como el ingeniero comercial que es y gracias a los trucos que le proporcionaron en Harvard. Fue presidente de LAN, de Apple Chile, de Coca-Cola Chile, del Colo Colo, de cadenas de supermercados y de empresas de tarjetas de crédito y gerente general del Banco de Talca. También la cadena Chilevisión y la Clínica Las Condes, donde nació Máximo, el hijo de Carlos Menem con Cecilia Bolocco y donde murió imponderablemente la pequeña hija de Pampita y el chileno Vicuña.
Ha sido un coleccionista de capitalismo, fue el dueño de todo.
Para poder ser presidente entregó un tercio de sus inversiones en un fideicomiso ciego. Desde éste lado de la Cordillera se lo asemeja a Macri. Pero Piñera no heredó la fortuna, la hizo. Macri estuvo presente en el cierre de campaña, con un saludo enviado en un videito. Mientras que José Mujica, ex presidente de Uruguay se apersonó a Chile para cerrar con Guillier.
En Argentina se sigue con lógica atención las elecciones. Hay un tema que preocupa sobremanera: los mapuches. Si gana Piñera, aventuran en Chile y aquí tambien, una ofensiva frontal contra los mapuches del sur en Chile hará que opten por emigrar masivamente a la Argentina.
No es para muchos, sin embargo, un dinosaurio de derecha. Ahora moderó aún más su discurso ofreciendo intervención del Estado en Educación y Salud. Guillier no lo toma en serio. Y afirma que son promesas en el bidet de unas elecciones complicadas.
En 2005 Piñera perdió con Michelle Bachelet en segunda vuelta como candidato del partido Renovación Nacional. En 2009 le ganó en el balotaje a Eduardo Frei convirtiéndose así en el primer presidente de centro derecha de Chile luego del golpe de 1973. El día del golpe Piñera estaba en Estados Unidos, empezaba a cursar en Harvard. Precisamente aquel día le propuso matrimonio a su novia, Cecilia Morel.
Claro que Frei tampoco era un hombre de izquierda, sino un centrista en muchos aspectos conservador, como lo fue su padre Eduardo Frei Montalva, también otrora presidente y arquetipo de la chilenísima Democracia Cristina.
La bendición de Beatriz Sánchez es un handicap para Guillier y la de Lagos también y por razones profundas. El “dedo” de Lagos fue crucial en la historia de Chile. En pleno terror pinochetista, Lagos apuntó con su dedo a la cámara en un programa de televisión y ante el pánico de la entrevistadora acusó al dictador con un coraje que nadie olvida; salió del set y fue detenido. Pero abrió las compuertas simbólicas hacia la caída de aquel “Momio” tremebundo. Pinochet empezó a caer tras el dedo de Lagos.
Piñera evoca su presidencia para intentar ganar de vuelta. Asegura que asumió su mandato con un país en ruinas. Es que la sísmica naturaleza trasandina combinó terremotos y maremotos y efectivamente las ruinas se propagaron. Se hizo cargo de la Moneda y de la reconstrucción de Chile en una ceremonia sin pompa y con gravedad. Todos los 27 de febrero, en el aniversario del terremoto y maremoto da un discurso donde flamea los porcentajes de la reconstrucción de las 222 mil viviendas arrasadas.
Su momento de máxima popularidad coincidió con el épico, milagroso y ultramediático rescate de los 33 mineros atrapados bajo tierra. Él mismo recibió de cuerpo presente a los 33 cuando volvieron a ver el cielo emergiendo de la norteña mina de San José. Prometió seguridad para los trabajadores, le llevó una roca de la mina de regalo a la Reina de Inglaterra y jugó un partido de fútbol contra los 33 mineros (¿tres planteles?) como titular del equipo de los rescatistas.
Hoy busca en aquel recuerdo emocional, el argumento para volver a ganar. Nadie sabe si eso va alcanzar.
La Moneda está en el aire.