Guillermo Ruiz es Doctor de la Universidad de Buenos Aires en el área de Ciencias de la Educación, además es profesor titular en los Profesorados de Derecho y de Psicología de la UBA en materias vinculadas a la temática. Tiene una extensa trayectoria en el área educativa, es profesor invitado en la Universidad Compútense de Madrid, Autónoma de Madrid y Autónoma de Barcelona entre otras.
Desde su mirada académica escribió La educación secundaria obligatoria en el marco de las reformas educativas nacionales. La publicación analiza la organización institucional de la educación argentina con énfasis en el nivel medio. El autor enmarca las modificaciones en el sistema a partir del contexto histórico, así como desde una perspectiva de estudios de caso. Su análisis se enfoca en la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires, puntos centrales para entender la complejidad institucional, en donde reside la ausencia de una planificación integral en el ámbito escolar.
Veinte Manzanas entrevistó al autor para consultarle acerca de temas de actualidad educativa para entender los procesos desde su análisis exhaustivo.
¿Por qué escribe sobre la educación en el colegio secundario?
Trabajo desde hace mucho en esa línea de investigación. Desde la universidad analizamos el rol del Estado y las políticas educativas. En la Argentina hubo una cantidad de reformas en las últimas tres décadas que se centralizaron en la escuela secundaria, es el aspecto más problemático, por eso constituye nuestro objeto de estudio. Lo que investigamos no está concluido porque sigue impactando en la actualidad. El libro analiza una parte de esa reforma.
La ley de educación nacional de esta manera formaliza la desigualdad en una ley, permite diferencias entre las provincias y sus estructuras educativas.
¿Cuáles son las reformas educativas que se llevaron a cabo?
La primera reforma es en 1993 con la Ley Federal de Educación. La escuela secundaria como tal desaparece en la Argentina desde el punto de vista normativo. La nueva legislación divide la educación general básica en tres ciclos. No define con precisión el tercero, que se conoce en general como séptimo, octavo y noveno grado. Cada jurisdicción aplicó esa reforma de manera diferente. Neuquén y la Ciudad de Buenos Aires fueron las provincias que no la adoptaron.
La reforma de 2006 derogó la Ley Federal y le vuelve a dar entidad a la educación secundaria con la distinción que en el artículo 134 se da la opción de que la primaria dure seis años y seis años la secundaria o siete años y cinco. La norma obligó a optar por alguna. La ley de educación nacional de esta manera formaliza la desigualdad en una ley, permite diferencias entre las provincias y sus estructuras educativas.
¿Cuáles son las diferencias entre la educación en la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires?
A partir de 1994 la ciudad se convierte en autónoma, hasta esa fecha tenía a cargo escuelas primarias mientras que las secundarias eran de jurisdicción nacional. Esa es una gran diferencia entre ambos distritos. La otra diferencia es que la ciudad era una municipalidad hasta hace veinte años y no se aprobó una reforma educativa sino sólo normas ministeriales de educación salvo la ley como la que dispone la obligatoriedad. En cambio, la provincia tiene mucha legislación educativa como la ley de educación de 1994 y otra posterior en 2007. Estas son a grandes rasgos las diferencias entre los distritos.
Podemos sostener que la situación educativa se agravó por la implementación masiva de octavo y noveno grado a partir de 1994. La reforma se hizo en condiciones en que las instituciones no estaban preparadas, ni siquiera en la estructura edilicia, teniendo en cuenta que la provincia tiene uno de los sistemas educativos más grandes del mundo. Se realizó sin gradualidad, ni diagnósticos y los docentes no estaban en condiciones de hacerle frente. En un contexto sin paritarias estas consecuencias derivaron en el sistema. El efecto de una reforma tan desprolija del Estado nacional y provincial afectó a largo plazo. Provocaron una desigualdad mayor en la forma que fue implementada la ley provocando un rol subsidiario del Estado en materia educativa.
¿Qué diferencias hay entre Europa y América Latina?
Los organismos internacionales piensan a la región como un homogéneo, pero no es así, ya que hay una diversidad entre los países y realidades muy distintas. México, Brasil y Argentina son países federales pero el resto son países unitarios. El pasado en común como colonias de Portugal y España es lo que tienen en común. También en un primer momento, la secundaria tuvo un acceso limitado, el alcance es más selectivo. En Europa las diferencias son institucionales como por ejemplo Francia, Gran Bretaña o Alemania que tuvieron distintas escuelas según las clases sociales. En los sesenta en Europa Continental en los países escandinavos se llevaron a cabo las reformas comprensivas para realizar una escuela para todos los sectores sociales.
Hace un tiempo se dio un largo debate sobre las pruebas internacionales PISA, ¿cuál es su análisis?
Es un ejemplo del paradigma de la evaluación de la calidad que se instala en los años ochenta a partir de la OCDE en sus conferencias en Washington y París. La idea es que la calidad es mensurable y que tiene que ser evaluada periódicamente. Los Estados empezaron a implementar sus políticas públicas alrededor de este enfoque. Los sistemas escolares se convirtieron en gestiones públicas, la educación se tornó eficientista y en ese sentido la evaluación del servicio público fue sustantivo. Aparece la necesidad de evaluar a los sistemas que son descentralizados y fue incrementándose la preponderancia. A escala global se empiezan a medir los sistemas escolares mediante este paradigma.
Durante este año se produjeron tomas de los colegios por una reforma educativa que proponía que el último ciclo sea para pasantías entre alumnos y empresas. ¿Cómo evalúa esta coyuntura?
Evidencia la gran ignorancia de las autoridades frente al sistema educativo, así como una ausencia de legislación y de reformas, que no son integrales. La constitución de la ciudad garantiza el derecho a la educación, pero la legislatura nunca llegó a legislar sobre este aspecto. La reforma demuestra esa manera de hacer política tan centralizada por medio de una resolución del poder ejecutivo, sin un debate serio en la legislatura.
Estuve trabajando con los pocos documentos que tienen escasa argumentación y refieren a una escuela integradora, pero sin definiciones propias. Es una reforma sin un diagnostico serio sobre el sistema educativo, no se puede pensar la reforma sin la primaria ni la universidad. Es una deuda el debate, así como la legislación en materia educativa. La reacción de los estudiantes y las escuelas es entendible en este contexto sin diálogo, más allá de que pensaron que sea gradual.
Tuvo mucha trascendencia mediática la toma de las escuelas de la UBA, cuestionable porque están al margen de las reformas. Por otra parte, son colegios selectivos en el ingreso, donde los que ingresan pagan cursos de pre-ingreso para aprobar los exámenes. La protesta me parece sumamente cuestionable. Los estudiantes no denunciaron el sistema de ingreso donde van los sectores de la burguesía aprovechando recursos públicos, y con estructuras son sumamente selectivos, eso le quita un poco legitimidad, pero no la protesta de los demás colegios.
El último problema es la poca retención que tiene el secundario, el 61% de los estudiantes se gradúa con un régimen de escuela obligatoria.
¿Qué problemas históricos tiene la escuela argentina?
Uno de los problemas es el curriculum de la escuela porque no refleja los desafíos de los estudiantes cuando egresan, ya sea en el mundo laboral o en la universidad, no está ajustado a las demandas futuras. Son problemas relacionados con la adaptación curricular.
Otro aspecto es el régimen laboral docente, aunque sea particular en CABA, es complicado ya que el docente está contratado por horas y tiene trabajo en varias escuelas, para el profesional es más redituable, pero sin embargo no beneficia ni a la institución ni al profesor. También otro aspecto es el horario de la jornada distritos países dan menos días y muchas horas y otros al revés. El último problema es la poca retención que tiene el secundario, el 61% de los estudiantes se gradúa con un régimen de escuela obligatoria. Por lo tanto, existe una falla en las políticas educativas.
El resultado fue que hacia 1920 el 70% de la población esté alfabetizado, estábamos a la vanguardia del mundo en el contexto de una nación nueva.
Cambiando de tema, la educación está en un esquema del siglo XIX mientras que se produce un contexto signado por las nuevas tecnologías. En muchos colegios se prohíbe el uso del móvil inclusive. ¿Cómo se ubica la escuela frente a este contexto?
Los estudiantes están por delante de un saber frente al docente, el docente “iluminaba” al alumno en su saber durante el siglo XIX. Mediante las nuevas tecnologías y con los cambios frenéticos los estudiantes manejan contenidos y otros aspectos en forma adelantada. La pedagogía aun no lo ha estudiado con tanta rapidez como el cambio mismo que se produce. Es una cuenta pendiente.
La escuela está pensada para un estudiante de otra época, en la que intervenía la palabra hablada o escrita. La realidad de la modernidad produce que los jóvenes tienen déficit de atención, el celular está incorporado a la clase.
Por último, ¿por qué más allá de las críticas nuestro país es reconocido a nivel mundial por su sistema educativo?
Es reconocida por su historia más que por su presente, el desarrollo de los sistemas escolares de fines del siglo XIX fue de vanguardia. Se debe, entre otras razones, a la figura de Sarmiento que realizaba política comparada, observaba y transfería propuestas de otros países y contextos. Formaron parte del proyecto de la República, tanto Sarmiento como su generación, este análisis sin caer en una visión romántica de su figura. El resultado fue que hacia 1920 el 70% de la población esté alfabetizado, estábamos a la vanguardia del mundo en el contexto de una nación nueva. Hubo políticas de Estado, con un diagnostico a largo plazo y gradual diferente de las últimas reformas relacionadas con la poca profundidad y planificación.