miércoles 6 de noviembre de 2024
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Brexit: de salida a encerrona

La nueva alianza pro UE formada por Alemania y Francia, sostenedora de dicha unión ante los embates del populismo nacionalista, salió rápidamente a comentar las elecciones Parlamentarias del Reino Unido. Allí, la conservadora cesionista Theresa May quedó debilitada e imposibilitada de formar gobierno. Ambos  países coincidieron en que la derrota está relacionada con el Brexit, el “tono” de cuyas negociaciones podría verse afectado por esta elección, abriendo tal vez, la posibilidad de revertir o atenuar la salida de Gran Bretaña.

Cuando en abril pasado, May pidió elecciones anticipadas lo hizo convencida de arrasar en las urnas. Hoy el veredicto es que no sólo no arrasó, sino que perdió. El partido laborista británico, liderado por Jeremy Corbin está pidiendo –con lógica– la renuncia de May que no se arredra, pese a que el resultado electoral ha sido una catástrofe: “Llamó a elecciones anticipadas para lograr respaldo político, confianza y mandato. Pero ha conseguido todo lo contrario y eso es suficiente para que se vaya”, dijo Corbyn al pedir públicamente la renuncia de May. Además, el incatalogable líder laborista –del que no se sabe si voto por el Brexit o no– ha planteado formar un gobierno en minoría.

Por otro lado, “los ciudadanos británicos han mostrado que no quieren que se juegue con ellos”, manifestó el ministro de Relaciones de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, el día después de la elección. El jefe de la diplomacia de Angela Merkel confió en que los británicos formen “pronto” un gobierno con el que se puedan entablar “negociaciones serias” que permitan “mantener al Reino Unido tan cerca como sea posible de la Unión Europea”. A menos de una semana del inicio de esas negociaciones con Bruselas, la Comisión Europea se dispone a proponer nuevas reglas que podrían obligar a gran parte de las actividades financieras londinenses a mudarse a la UE, luego del Brexit.

“Creo que el mensaje de las elecciones es 'mantengan unas negociaciones justas con la UE y reflexionen de nuevo' si es bueno para el Reino Unido separarse de esa manera”, remató Gabriel.

Por su parte, el primer ministro francés, Edouard Philippe, afirmó que no piensa que los británicos hayan cambiado de opinión sobre irse de la UE, pero sí que el “tono” de las negociaciones podría cambiar a la luz del resultado electoral, “estas son discusiones que serán largas y complejas. Así que no nos engañemos. No estoy seguro de que debamos leer los resultados de la votación como que la decisión soberana de los británicos sobre el Brexit ha sido puesta en duda”, señaló.

En el futuro, los analistas no descartan que se conforme un movimiento de “permanentistas” que al menos mantenga al Reino Unido dentro de un régimen regulador de una unión aduanera europea. Esta alternativa dejaría a la migración como el principal elemento de discordia, y dado que algunos acuerdos sobre el movimiento de trabajadores son vitales para la industria británica, ahora es posible ver las negociaciones avanzar hacia una versión de integración “noruega”.

En una entrevista con varios diarios europeos, el jefe de los negociadores de la UE sobre el Brexit, Michel Barnier, se declaró preocupado: “No vamos a conceder retrasos en las fechas para llegar al acuerdo de divorcio. (…) Cualquier aplazamiento provocaría incertidumbre, es una fuente adicional de inestabilidad”, dijo. Pero para negociar –sigue Barnier– necesita tener delante una delegación británica. Algo que recién podrá formarse cuando el Reino Unido encuentre un gobierno, cosa que May pretende hacer con los irlandeses del norte en un nada sencillo acuerdo.

El periódico The Telegraph difundió conversaciones secretas entre los ministros de primera línea y miembros de los laboristas para dar forma a un Brexit “suave”.  Según ese medio, las discusiones tendrían como objetivo obligar a May a alcanzar compromisos sobre la inmigración europea, la unión aduanera y el mercado único.

En el caso del país nórdico que no forma parte de la UE sino del Espacio Económico Europeo (EEE) luego de que en 1972, luego de que una mayoría parlamentaria negociara la incorporación del país a la Comunidad, el Gobierno decidió someter la cuestión a un referéndum popular –como el Brexit– que por 53,5 por ciento en contra y el 46,5 por ciento a favor, dejó sin efecto la integración y dio por tierra con el gobierno de Trygve Bratelli del Partido Laborista.

No obstante, Noruega suscribió un Acuerdo Preferencial con la CEE. Dicho acuerdo comercial permaneció en vigor hasta que se unió al Espacio Económico Europeo en 1994, año en que un nuevo referéndum de adhesión siguió manteniendo el statu quo.

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