Luis García Fanlo es doctor en Ciencias Sociales y Sociólogo por la Universidad de Buenos Aires; también es profesor de grado e investigador del Área de Estudios Culturales del Instituto de Investigaciones Gino Germani. Se desempeña como investigador del Centro de Investigaciones en Mediatizaciones y miembro del Comité Académico del Programa en Estudios Culturales. Su libro, El lenguaje de las series de televisión, publicado por Eudeba, es un interesante estudio de cuál es el origen de las series y de qué manera se consumen en la actualidad. Es una lectura fundamental para los que quieran conocer el detrás de escena de la producción televisiva, el lenguaje propio de este género y profundizar en algunos datos de color que el autor describe con ingenio.
García Fanlo nos cuenta que comenzó a ver la televisión desde que tiene uso de razón, veía series y así desarrolló criterios comparativos de valoración e interpretación. Mediante un riguroso análisis busca interpretar qué son y que significan las series en la cultura masiva y popular y qué relación guardan con la televisión como dispositivo emisor.
¿Por qué realizó un estudio académico sobre series?
El libro no es un estudio académico sino una combinación de elementos académicos con otros históricos y con un análisis de lo que significan esas series en la actualidad y los cambios en los televidentes y la historia televisiva, con las relaciones que existen entre la televisión y dispositivos como internet. Todo esto pensado desde el lugar del televidente. Busca tratar de entender el lenguaje de las series desde lo ético, lo estético y las implicancias sobre la formación de opinión y costumbres.
El consumo de series se ha potenciado por internet. Antes se veían las series en canales de aires. Internet genera un acceso más directo y a la información sobre los programas.
¿Cómo explica desde un enfoque sociológico el consumo de series y contenidos vía internet?
El consumo de series se ha potenciado por internet. Antes se veían las series en canales de aires. Internet genera un acceso más directo y a la información sobre los programas.
Además, abre otras pantallas, la convergencia de los medios así lo permite. Genera la individuación en términos sociológicos pues cada uno arma su propia grilla de televisión, su propio horario en su forma de ver los programas. Por otro lado, cambia el tema del televidente visto como audiencia.
Estos tres acontecimientos abren una nueva época actual, donde los relatos ficcionales dan cuenta de ese cambio societal e impacta en las series.
¿Es correcto afirmar que es el fin de la televisión tal como la conocimos durante el siglo XX?
Este es un debate que abrió Eliseo Verón hace unos años en la Argentina. Creo que no estamos en el fin de la TV tal como la conocimos sino en una nueva etapa de desarrollo de la TV, es una era de reconversión.
Por otro lado, si vemos las audiencias en Estados Unidos, el primer país que consume TV, el deporte y las noticias generan millones de espectadores. La TV sigue siendo el principal medio audiovisual de comunicación y va a seguir siéndolo de manera convergente. Plataformas como Netflix se asocian con canales de TV. Se trata de captar a la mayor cantidad de audiencia, por lo tanto todo sirve para ese fin. Hay que darle al televidente la mayor cantidad de opciones para acceder al producto, este es el principal cambio del siglo XX al XXI.
¿Qué diferencia a las series en la época analógica y en esta era virtual?
No me convence esa definición, no sé si existe una diferencia entre época analógica o virtual. Es mejor decir que hay cambios sociales de enorme trascendencia dados por el 11 de septiembre, la caída del muro de Berlín y la emergencia de internet a escala de uso cotidiano. Estos tres acontecimientos abren una nueva época actual, donde los relatos ficcionales dan cuenta de ese cambio societal e impacta en las series.
Hago una diferencia entre series tradicionales y series modernas. Las series tradicionales, hasta los años ochenta, se caracterizaban por la lucha entre los buenos y los malos, la defensa de las instituciones, las series de médicos, las de policías y abogados. En la era actual, las series se vuelven más complejas, etnográficas, hacen referencia a la realidad política, económica y social. La organización del relato, el estilo tiende a ir borrando la diferencia entre el bien y el mal, etcétera.
¿Qué impacto social generan las nuevas tecnologías?
Hay mucha más información y desorden en cuanto a esa información. Las nuevas sociedades generan nuevas tecnologías y no al revés.
Había que llenar la programación y se utilizó el modelo del radioteatro, la TV era en vivo en sus orígenes. Los primeros programas eran imágenes con diálogos muy parecidos a la radio.
¿Por qué en el libro remonta los orígenes de las series al radioteatro?
En Estados Unidos las series y la TV surgieron en forma conjunta, cuando la TV estuvo en condiciones técnicas de poder llegar a grandes audiencias se dictó una ley por la que las compañías cinematográficas no podían tener canales de TV. Entonces lo que ocurrió es que las principales cadenas de radio, ABC, NBC, CBS, se hicieron cargo de la producción de programas.
Había que llenar la programación y se utilizó el modelo del radioteatro, la TV era en vivo en sus orígenes. Los primeros programas eran imágenes con diálogos muy parecidos a la radio. Las series tenían la ventaja de la serialidad, mantener atrapado al espectador con una historia la mayor cantidad de tiempo posible igual que el radioteatro. Cada episodio era un capitulo de una larga novela. O podían ser programas con una temática común pero con un final dentro del propio episodio, llamada serie procedimental.
Cuando en una serie de TV se habla mucho y se hace poco y cuando las imágenes son redundantes hay un programa donde la radio aún sigue presente. En ese sentido hay una crisis de la televisión, se ha agotado la originalidad y vuelve a parecerse a la radio.
¿Qué relación hay entre las series y las redes sociales?
Las redes sociales se han vuelto un elemento aglutinador y potenciador de un fenómeno previo que es originario de las series que son los fans. Siempre existieron y tuvieron una gran injerencia y son el mercado de merchandising y de todo tipo de derivados de las series. Los fans se comunican a nivel global, surgen clubes y asociaciones. También sirven para los canales de TV para hacer propaganda y publicidad. Todavía no se ha encontrado la manera en que puedan articularse las series y las redes de esta manera. Las redes sirven como diario o como spot publicitario.
¿Cómo impacta el streaming en la posibilidad de medir raiting y en cómo las productoras puedan financiar esta nueva manera de presentación de los productos?
Las multipantallas implican que puedo ver series de muchas maneras, por el teléfono, la computadora, por la TV, cable, streaming. Detrás de todo esto están los canales de TV tradicionales, la sectorización de la audiencia produjo esto. Entonces también puso en jaque los sistemas tradicionales de medición de raiting.
La relación entre la industria televisiva y la publicidad cambió. Las series van dirigidas a captar la mayor cantidad de público posible. Los anunciantes no les interesa tanto los contenidos de los programas, antes había mucha censura y los anunciantes se metían en los temas de las series. Por otra parte, hay nuevas maneras de financiamiento, por ejemplo, HBO se maneja por suscripción, así como otros canales de cable. Esta transición genera ganancia para los productores y también nuevas modalidades de consumidores.
Mc Luhan plantea que el medio es el mensaje, en la era de Internet y las nuevas tecnologías ¿qué análisis puede realizar acerca de la manera en que se consumen las series? ¿Por qué nos atrapan las series?
En realidad, no todas las series generan tantos espectadores. Hay algunas como Dr. House con 50 millones de seguidores. Son series que son abiertas, pero las ve menos gente que las series tradicionales. En términos de series esta primero Estados Unidos y Gran Bretaña. En cuanto a Estados Unidos que es el tema que trato en el libro, lo que nos atrapa es la serialidad. Una serie promedio tiene siete temporadas, implica siete años de nuestras vidas mirando y siguiendo la historia, es un dispositivo muy poderoso. Pero sin embargo es muy difícil generar el enganche. Atrapaban más las series lineales como “Yo amo a Lucy” o los grandes dramas médicos o policiales con audiencias de 20 millones de personas. Hay una sensación que salió de los propios canales que es la tercera edad de oro de la TV y que las series nos atrapan, en realidad no es tan así.
Es interesante el fenómeno que se da, gente que no ve las series sabe de qué tratan y opinan. Hay hasta columnas de diarios sobre series. Espero que el libro pueda aclarar acerca de estas cuestiones y dar otras perspectivas acerca del asunto, todos estos temas están presentes.