sábado 21 de diciembre de 2024
spot_img

5 situaciones. 1 pregunta. 1 posible respuesta

Situación 1

Algunas estadísticas aseguran que la ratio docente/alumno en la Ciudad de Autónoma de Buenos Aires para el sector público en 2016 es nueve alumnos por docente cuando el promedio nacional es trece y en los países de América Latina es veintiun alumnos.

Situación 2

Un Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, en noviembre del 2010, se enorgullecía por impulsar y lograr aprobar una ley que iba contra el propio Estatuto del Docente y la estructura del sistema escolar y sus instituciones, incorporando casi 5000 nuevos cargos docentes a la planta permanente, aunque la matrícula de alumnos tuviese una marcada caída en la última década y que hubiera “alertas” de varios trabajos de investigación que daban cuenta de futuras -y cercanas- insuficiencias en la oferta de docentes formados en el sistema de Educación Superior para la cobertura no sólo esos nuevos cargos sino de los ya existentes.

Situación 3

En el año 2016, durante una capacitación para directivos de escuelas primaria de la Ciudad, una directora de escuela primaria cuenta que una de sus maestras de sexto grado de jornada completa, durante el año 2015, cumplió durante un semestre, sólo 13 de las 25 horas que debería estar frente a alumnos porque en su establecimiento y a pedido del Ministerio de Educación se desarrollaron una cantidad de programas especiales, varios de ellos cubiertos por docentes alcanzados por la ley aprobada en noviembre del 2010, otros por convenios realizados por el ministerio con ONGs u otras organizaciones. En ellos, los alumnos tienen actividades educativas con otros docentes designados en planta permanente o transitoria, en algunos casos actividades complementarias a la tarea del docente, en otros actividades supletorias a las que debería realizar el propio docente de grado en su currícula habitual.

Situación 4

Cada tanto irrumpen en medios de comunicación actos de violencia en las escuelas u otros desafíos en el cotidiano trabajo con sectores sociales con alta vulnerabilidad que demuestran la falta de recursos humanos del Estado capacitados para atenderlos, prevenirlos, preverlos… Nunca son suficientes los equipos de orientación escolar formados por psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales y otros profesionales de apoyo remarcan cada vez que ocurren estos casos.

Situación 5

Ahora, estamos en mayo del 2017 y el Ministerio de Educación de la Ciudad impulsa una nueva -nada novedosa- serie de acciones de dudoso impacto, para reparar la falta de maestros titulados que desean cubrir cargos en las escuelas. Se demuestra que la caída de horas de clases ya no sólo se da por los paros docentes sino por la falta de oferta de maestros que quieran trabajar en el sistema educativo. Hay chicos que no tienen clase porque no hay suplentes para cubrir las licencias de los titulares. Recordé en este momento la Situación 2 descripta en este mismo texto…

Pensar “diferente” y sin ataduras podría llevarnos a una escuela distinta de la actual con docentes formados para afrontar los actuales retos y dónde cada perfil profesional aporte de distinto ángulo para el logro del objetivo.

La pregunta

¿Cuál podría ser el imperceptible hilo conductor que une a estas cinco situaciones que se dan en las escuelas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires? Estoy seguro que no es tan difícil para el lector, encontrarlo…

Una posible respuesta

Creo que estamos poniendo poca o nula atención al rediseño de la estructura escolar y a los recursos humanos que construyen la cotidianeidad de nuestras escuelas. En síntesis, no estamos ocupados en redefinir las instituciones escolares y los profesionales que necesitamos.

Lo interesante

La actual falta de docentes en un sistema pensado, en las últimas décadas, sólo alrededor del docente y no del alumno, es una excelente oportunidad para repensar los objetivos que cada nivel educativo intenta lograr en la formación de nuestros chicos y con ello rediscutir y rediseñar la estructura orgánica de las escuelas y la planta de recursos humanos que necesitamos para educar a esos pibes.
No estoy pensando en “necesitamos menos”, ni en “necesitamos más” sino en “necesitamos diferente”…
Pensar “diferente” y sin ataduras podría llevarnos a una escuela distinta de la actual con docentes formados para afrontar los actuales retos y dónde cada perfil profesional aporte de distinto ángulo para el logro del objetivo. Necesitamos que cada uno sepa que se espera de él, terminar con la superposición de funciones y “liberar” a los buenos docentes para que puedan desplegar todo su potencial… Queda claro que “seguir haciendo más o menos lo mismo” nos trajo hasta acá. No parece que estemos conformes con lo logrado. Dejar de confundir un “diagnóstico” con una “buena descripción de síntomas” ya que por ese camino, nunca vamos a encontrar el mejor remedio. Opino que nuestro problema, en principio, es de diagnóstico y en segunda instancia de fuerte propensión a dar rápidas respuestas. Necesitamos reflexionar, no sólo hacer. Necesitamos menos “magia”, dudar del que hace sin reflexionar sobre ese hacer…

¿Nos animaremos?

Déjenme dudar por unos segundos… Parece que hay mucho más para perder que para ganar, aunque yo opino exactamente al revés… Igual, como siempre, espero, deseo fervientemente, equivocarme…

spot_img
spot_img

Veinte Manzanas

spot_img

Al Toque

Alejandro J. Lomuto

Venezuela, en la cuenta regresiva hacia el 10 de enero

Alejandro Einstoss

Vaca Muerta y su potencial exportador

David Pandolfi

Una fecha en el calendario