“Buy american, hire american” es el decreto que pretende impulsar la actividad económica en la américa profunda que votó por Donald Trump. Más allá de la inutilidad de su orden ejecutiva la política migratoria del presidente de Estados Unidos pone en jaque a otros sectores productivos que son mano de obra intensivos. Uno, de los varios sectores amenazados en el Estado de California, es el de la vitivinicultura actividad que aporta cerca de 60.000 millones de dólares anuales a su economía.
“Aunque la perspectiva para el vino estadounidense en 2017 luce optimista, con otro año excepcional en el horizonte, los productores californianos esperan una cosecha manual en septiembre, para la cual necesitarán más trabajadores en el campo, y no tienen certeza sobre su disponibilidad”, dice la periodista Jocelyne Zablit de AFP.
“La mano de obra en los últimos años definitivamente ha disminuido… y hay menos gente disponible”, dijo Michael Silacci, vitivinicultor de Opus One, en Napa Valley, donde hay más de 400 bodegas. A la preocupación de los viñateros se suma la de otros cultivos.
Con casi 4.200 bodegas a lo largo de California la industria del vino ocupa casi 250.000 hectáreas para el cultivo de la vid, lo que implica un desafío a la hora de contratar mano de obra que está compuesta, casi exclusivamente, por mexicanos. Por esta razón, la política migratoria de Trump atenta contra este mercado de trabajo.
Es sabido, que hace muchos años que los estadounidenses no tienen el más mínimo interés en alistarse para podar las vides o recoger las uvas, o a realizar tareas que impliquen la ruda naturaleza del trabajo no calificado. En este caso, el “contrate americano” no tendría mucho éxito por falta de interesados.
Otra preocupación que se cierne sobre la industria es el floreciente y multimillonario sector del cannabis, que tiene todo listo para crecer exponencialmente luego de la legalización de la marihuana recreativa en California, que durante la misma noche del triunfo electoral de Donald Trump en las presidenciales, los californianos aprobaron en las urnas, una decisión que anticipa un “boom” económico que podría replicarse en el resto del país. Además de California, Massachusetts y Nevada, se sumaron a esta ola legalizadora.
Los productores de cannabis se han convertido en “los reyes de la agricultura”, dado que son los que tienen más dinero para atraer trabajadores con mejores salarios, dijo John Truchard, gerente general de John Anthony Vineyards y de FARM Napa Valley, una compañía de gestión agrícola.
“El cabernet de Napa Valley es hoy la cima para el agricultor, pero el cannabis ciertamente lo supera porque sus ganancias son el doble”, agregó, en referencia a la principal variedad de uva que crece en Napa.
La escasez de mano de obra -reforzada por un repunte de la economía en México y menos personas que cruzan la frontera- ha llevado a una guerra de ofertas entre los agricultores que intentan retener a sus trabajadores. Muestra de esta puja es la suba de los salarios en los últimos años.
“En los últimos dos años, ha habido más ausencias que nunca en la historia de Napa Valley debido a que la gente recibe llamadas y dice nos vamos a otro viñedo porque pagan 50 dólares más por tonelada”, subrayó Truchard.
El rango de salarios en Napa para los agricultores es de entre 15 y 25 dólares la hora, mientras en el centro de California el promedio oscila entre 10 y 12 dólares.
Ante esta situación, la industria se plantea reemplazar mano de obra con tecnología. “Los viñedos que en el pasado dependían de la recolección manual definitivamente están explorando implementar la cosecha mediante máquinas”, dijo Jim Stollberg, socio en dos compañías agrícolas en la región vitivinícola de Santa María.
Así, la pinza de política inmigratoria y el “contrate americano” atenaza la economía de California que ya se ha pronunciado en contra de aplicar las políticas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés), la agencia federal que aterroriza a los inmigrantes. Trump, a su vez, planea aplicar recortes de presupuesto para los Estados “rebeldes”.