Stephen K. Bannon, principal consejero presidencial y asistente permanente de las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional de Donald Trump, comparte con el presidente magnate su condición de outsider de Washington, es decir, de la gestión pública. Nancy Pelosi la líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes criticó la decisión de que Bannon tuviera tan elevada responsabilidad, diciendo que los EE.UU. serían menos seguros con él encumbrado en ese cargo: “Es asombroso que un supremacista blanco sea un miembro permanente del Consejo de Seguridad Nacional”, declaró.
Bannon se enrolo en la Marina de los Estados Unidos entre 1976 y 1983. Con un Master en Estudios de Seguridad Nacional en la Universidad de Georgetown y luego de pasar por la Harvard Business School, fue tentado por el mundo de las finanzas –ese que Trump dice detestar– y se desempeñó en Goldman & Sachs entre 1984 y 1990. En ese año, fundó Bannon & Co., un banco boutique especializado en inversiones en medios de comunicación.
Esa vinculación derivó en su propia inversión en una parte minoritaria en los derechos de televisión de la serie Seinfeld –un batacazo económico– para aquerenciarse en el rubro como productor y director de cine, en donde se destacan In the Face of Evil un elogio a la administración de su admirado Ronald Reagan, y The Undefeated, un documental realizado en el año 2011, acerca de la fallida campaña a la vicepresidencia de la candidata republicana Sarah Palin.
Su acercamiento a Trump lo efectuó como director de la página web de noticias derechista Breitbart News, desde la cual lanzó ataques de tono antisemita a los rivales de Trump durante la campaña presidencial. Títulos ofensivos como: “Bill Kristol: candidato republicano perdedor, judío renegado” o “El control de la natalidad genera mujeres locas y nada atractivas”; eran comunes en su página, que fue un éxito durante la campaña presidencial, gracias a las redes sociales. En la noche de la elección el Facebook de Breitbart obtuvo el cuarto lugar más alto de interacciones entre usuarios de la plataforma, sobrepasando a la de la CNN, Fox News, y New York Times.
En enero de este año, Bannon dijo que los medios, no el Partido Demócrata, era el partido de oposición: “Los medios deberían estar avergonzados y humillados y mantener la boca cerrada por un rato”, le espetó al New York Times, agregando, “Aquí los medios son el partido de oposición. No entienden este país. Aún siguen sin entender porque Donald Trump es el presidente de los Estados Unidos”. Y remató: “los medios tiene cero integridad, cero inteligencia y nada de trabajo duro”.
Su puesto y sus ideas gravitan en el plano de las relaciones internacionales de los EE.UU. Tal como su jefe, es un declarado nacionalista económico y está convencido de que su país está en una cruzada contra el Islam radical, en el marco de un conflicto secular entre el Cristianismo y el Islam, tal como lo definió Samuel Huntington en la revista Foreign Affairs de 1993 con su “choque de civilizaciones”. Defiende la cosmovisión de un mundo judeo-cristiano practicante antaño de un “capitalismo humano”, subvertido en la actualidad –según Bannon– por un “Partido de Davos” y un capitalismo global y de élites.
Pero Bannon no se conformó con la fase local de su lucha global. Se unió con su portal al movimiento del Tea Party en contra de la administración de Barack Obama y notó que del otro lado del Atlántico se levantaba una ola populista de derecha, en donde la población rural estaba harta, los británicos estaban ansiosos respecto de los inmigrantes y crecía el resentimiento hacia los burócratas de la Unión Europea. En 2014, Bannon lanzó una avanzada de Breitbart en Londres lanzando dardos en contra de la UE con titulares como: “La UE está muerta, sólo rehúsa yacer”, o encuestas que buscaban saber “¿Cuáles son las reglas de la UE más irritantes?”.
El sitio de Bannon, rápidamente se vincula con el partido United Kingdom Independence Party, en ese entonces enrolado en la descabellada idea de que Gran Bretaña le diera el portazo a la UE. El 23 de junio de 2016 ese evento tuvo lugar cuando por estrecho margen el referéndum del Brexit falló a favor de la salida. Lo que fue un horror para las elites, que desde finales de la guerra habían construido la UE desde ambas márgenes del Atlántico, fue algarabía para personas como Bannon y la nueva derecha populista.
Hoy, su máximo objetivo político es crear un movimiento populista de centro-derecha enraizado en el nacionalismo y en el retorno a una forma “humana” de capitalismo y eso abarca un área mayor a la del territorio norteamericano. Por eso, mantiene contacto con los principales candidatos europeos de esa tendencia que este año se presentarán a elecciones con chances de ganar.
En Francia, el contacto entre Trump y Marine Le Pen es el empresario italiano Guido Lombardi. Bannon apoya las acciones de Frauke Petry, el líder de la Alternativa anti-inmigrante, opositora a Angela Merkel.
Geert Wilders –el líder de extrema derecho del Partido por la Libertad de Holanda que está en vías de alzarse con la mayoría de los escaños legislativos este año– ha publicado en Breitbart artículos tales como: “Gran Bretaña es el pionero y otros lo seguirán” o “Musulmanes, dejen el Islam, opten por la libertad”.
Breitbart también cubrió la campaña de Beppe Grillo y su movimiento nacionalista italiano con artículos como: “Luego de Brexit y Trump, Italia podría ser la próxima sorpresa”. Grillo saludó la Victoria de Trump como una bisagra para el populismo global que espera que triunfe en Italia.
“Bannon odia la UE”, dice Ben Shapiro, un ex redactor de Breitbart, “Cree que es un instrumento de la globalización y no un instrumento para la mejora de la civilización Occidental”.
Algunos analistas piensan que las objeciones de Trump con respecto a la UE y sus regulaciones que han puesto escollo a alguna de sus inversiones –como por ejemplo en Irlanda– son de magnitud instrumental, mientras que Bannon tiene un set más amplio y profundo de razones para querer el hundimiento definitivo de la UE. Y considera a Trump su caballo de Troya.
Para este consejero presidencial, Europa debe reconstruir firmes fronteras nacioanales entre sus países, para mantener a los inmigrantes musulmanes fuera y sostener la religión y la identidad nacional: “He admirado los movimientos nacionales a lo largo del mundo”, le dijo Bannon al Wall Street Journal, poco después de las elecciones: “He dicho muchas veces que las naciones fuertes hacen vecinos fuertes”, sentenció.
La historia reciente de la humanidad está plagada de ejemplos que contradicen sus posiciones. La mayoría de estos principios han desembocado en las experiencias políticas modernas con las consecuencias más horrendas para el hombre.
Bannon comparte con Vladimir Putin estos conceptos, de ahí la denunciada ayuda de Rusia a la campaña de Trump, pero no comparte el ambiente de corrupción que se respira en el entorno del heredero del comunismo. Ambos están de acuerdo en destruir la UE. ¿Podrán?