domingo 22 de diciembre de 2024
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“Basta de Bolsonaro, justicia por Marielle”

La agresiva retórica de los Bolsonaro (Jair y su hijo Eduardo) están encontrando un freno. Este martes 5 de noviembre, tanto la izquierda como la derecha civilizada del Brasil convocan a una marcha de protesta por los sucesos de los últimos días en los que la familia presidencial se vio envuelta en el caso del asesinato de la concejala izquierdista, socióloga y activista LGBT, Marielle Franco y su chofer Anderson Gomes.

La confrontación de Jair con la red Globo, porque dedicó seis minutos de prime time informativo a relacionar al acusado de asesinar a Marielle con el ex militar y actual presidente del Brasil, escaló con una réplica de Bolsonaro con un video grabado en una habitación de un hotel en Arabia Saudita -que está visitando como parte de una gira por Asia y Medio Oriente– en donde se parece al desencajado actor que interpreta a Adolf Hitler en “La caída”.

El informe de la red Globo alega que los presuntos asesinos de Marielle Franco, ejecutada a balazos en marzo de 2018, se habían reunido en el complejo costero de Bolsonaro en Río de Janeiro, en horas previas al hecho. Uno de esos hombres, Élcio Queiroz, ingresó al complejo alrededor de las 5.10 p.m. al decirle a un guardia de seguridad que estaba visitando a Bolsonaro, el dueño de la casa No 58. Bolsonaro no estaba ese día, pero una persona no identificada en su casa, a quien el guardia de seguridad identificó como “Jair”, según los informes, autorizó la entrada de Queiroz, que en lugar de dirigirse a la propiedad 58, fue a la residencia 66, la casa de Ronnie Lessa, un oficial de policía de las fuerzas especiales que supuestamente se convirtió en asesino a sueldo bajo sospecha de ser el verdugo de Franco.

Citando fuentes anónimas, el noticioso afirmó que minutos después de la llegada, Queiroz abandonó junto a Lessa el complejo en el automóvil de este último y luego cambiaron los vehículos. Antes, según el informe, se dirigieron al centro de Río, donde Franco fue asesinada.

Ante el discurso extraviado de Bolsonaro, en respuesta al informe, el general Augusto Heleno, el agresivo jefe de seguridad del presidente, afirmó que las acusaciones eran un intento de desestabilizar a Brasil “y provocar protestas violentas como las que tienen lugar en otros países latinoamericanos”. “El pueblo brasileño no les permitirá alcanzar sus objetivos venenosos”, tuiteó Heleno. El abogado de Bolsonaro, Frederick Wassef, dijo a Globo que su informe era “una mentira, un fraude y una farsa” diseñado para dañar al presidente. Y el hijo de Bolsonaro, Eduardo, calificó la historia de “noticia falsa” y a los periodistas detrás de ella, de “vagabundos”.

El informe del martes por la noche no es la primera vez que Bolsonaro queda vinculado con los presuntos asesinos de Franco. En marzo, apareció una fotografía que lo mostraba sonriente con su brazo alrededor de Queiroz, indicado por la policía como probable conductor del automóvil utilizado para cometer el crimen. A principios de este mes, apareció otra fotografía que muestra a Bolsonaro con Josinaldo Lucas Freitas, un instructor de artes marciales sospechoso de arrojar al mar las armas utilizadas en el asesinato de Franco.

La policía también confirmó que uno de los hijos de Bolsonaro había salido con la hija de Lessa, cuyos familiares también trabajan para él en el Congreso.

Los informes brasileños han pintado al vecino de Bolsonaro como un asesino despiadado que perdió la pierna en un ataque con bomba en 2009 e hizo una fortuna como miembro de un grupo de asesinos a sueldo llamado Escritório do Crime (la Oficina del Crimen).

Eduardo, poco después del informe, sugirió en una entrevista, que “podría ser necesario tomar medidas autoritarias como las que se aplicaron durante la dictadura militar del país.” El diputado dijo que, para responder a las protestas izquierdistas “radicalizadas”, podría ser necesario promulgar “una nueva AI5”, en referencia a la Ley Institucional Número 5, promulgada en Brasil en 1968, cuando el régimen militar implementó sus acciones más duras y brutales para reprimir a los rivales políticos y a cualquiera que se considere “comunista”, tales como la tortura, los arrestos ilegales y la persecución política.

Las declaraciones provocaron indignación entre los políticos de derecha e izquierda. Los miembros del parlamento de varios partidos decidieron informar a la Corte Suprema para pedir un castigo y comenzar los procedimientos para destituirlo del cargo.

El mismo día, las fotos de una de los fiscales que investigan el asesinato de Marielle Franco, y que participó en la conferencia de prensa del día anterior, aparecieron mostrando que hizo campaña por el entonces candidato presidencial Jair Bolsonaro. La fiscal Carmen Carvalho también está fotografiada junto a un representante estatal de extrema derecha que rompió un letrero en honor a Marielle Franco. Después de quedar evidenciada su parcialidad, la fiscal Carvalho anunció su renuncia al caso.

Bolsonaro, en esa misma semana nefasta, anunció en forma despectiva que no asistirá a la asunción de Alberto Fernández como presidente de la Argentina, desprecio sólo admisible para gobernantes de facto. Es un gran alivio que el acto de asunción se vea librado de personajes que reivindican la dictadura militar, predican el odio y la violencia, y afectan, en suma, la democracia y los derechos de cuarta generación.

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