viernes 26 de julio de 2024
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Mas cepo, menos reservas o más devaluación

Con la recaudación pinchada por el congelamiento de la actividad post PASO (cheque e IVA, creciendo entre 38 y 41%), más la expansión causada por las medidas palitivas, es difícil imaginar que el año fiscal cierre con un deficit primario menor al 1% del PBI.

Para 2020, el Presupuesto enviado al Congreso por el oficialimo prevee un superavit de esa misma magnitud, pero el ajuste necesario, ponderado por las probabilidades de relección, lo hacen implausible

El escenario mas factible hoy es que la nueva administración enfrentará un deficit primario piso del 1%, que puede llegar al 2,4% si Alberto cumple su promesa de aumentarle 20% a los jubilados. A eso hay que sumarle 3,3% del producto en pago de intereses, lo que arroja necesidades de financiamiento de entre 4,3 y 5,7% del PBI

Pero con los mercados financieros cerrados, Hacienda necesitará juntar casi 8 puntos adicionales del producto, para pagar los vencimientos de capital de su deuda, que en condiciones normales se rollearía (refinanciaría), pero que en medio del reperfilamiento y hasta que no se cierre el nuevo acuerdo con el Fondo, no será posible patear de manera voluntaria.

Es obvio que ningun país del mundo puede pagar vencimientos de capital de esa magnitud con superavit y mas cierto aún es que no existirá exceso de ingresos en relacion a los gastos públicos, sinó todo lo contrario.

En estas condiciones, la apuesta mas razonable es que el gobierno busque un acuerdo rápido con el Fondo, reperfile con privados antes de julio y que si no logra ambas cosas con celeridad, entre en moratoria unilateral selectiva (para bonos bajo jurisdicción local) de los vencimientos de capital, procurando respetar los pagos de intereses, para que la jugada no se interprete como un default y active una catarata de jucios.


La batalla por las reservas

A favor del gobierno juega la estacionalidad de las finanzas pública, porque los primeros cinco meses del año paga salarios viejos con ingresos nuevos, por lo que tendrá superavit primario hasta entonces. Pero aún en un escenario de reperfilamiento exitoso del capital, que le permita rollear los vencimientos de capital y algo de intereses, necesitará unos 4 puntos del PBI para cumplir con el programa financiero

Por esta razón, luego de las elecciones, quien asuma el 10 de diciembre necesitaría que no se toque un solo peso de los 17.000 millones de reservas de reservas de libre disponibilidad (incluyendo los fondos autorizados por el FMI), porque con ese dinero podría hacer frente a los compromismos de deuda en moneda extranjera, que son aproximadamente el 50% de las necesidades de financiamiento.

Pero si el resultado del 27O asusta a los ahorristas que buscan dolarizar depósitos e incentiva a los importadores a acelerar sus compras, al tiempo que induce a los productores a frenar sus exportaciones, la presión sobre el dólar oficial solo podrá ser canalizada por tres vías alternativas; caída de reservas, endurecimiento del cepo o mayor devaluación

Esta claro que el próximo presidente, sobre todo si es Fernandez,  preferiría que no le toquen las reservas y que le entreguen con un dólar mucho mas alto, porque de ese modo tiene mas caja para enfrentar los vencimientos y un mayor superavit comercial que puede captar por la vía de una suba en las retenciones.

Ese tipo de cambio real super alto, sería el resultado del instantaneo derrumbe en la demanda de pesos, pero tendería a ceder en la medida que empiece a traccionar exportaciones y a sustituir importaciones, proveyendo mas divisas. El post over shhoting, le permitiría emitir más pesos, con menor impacto en la inflacion.

Además, si asume con un peso hiper devaluado le resultaría mucho mas facil repetir la épica del 2003, con un dólar real a la baja que ayude a contener la inflacion y recomponer el consumo.

 

Publicado en Clase Media, el Blog de Martín Tetaz, el 14 de octubre de 2019.

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