viernes 19 de abril de 2024
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La presidencia de Mitre

El 5 de octubre de 1862 Bartolomé Mitre fue electo presidente. Junto a su vice -Marcos Paz- asumieron el cargo solo días más tarde, algo bastante particular en nuestra historia. Recayó en manos de Valentín Alsina, presidente provisional del Senado, entregar los atributos. 

Con Mitre comenzó la construcción del Estado nacional y las estructuras que lo acompañan. El gobierno que encabezó fue atravesado por luchas internas y la Guerra de la Triple Alianza, por lo tanto cumplió su ideario en la medida de lo posible. 

Don Bartolomé creó nuestro sistema fiscal y también el jurídico. Respecto a este último, encargó a Dalmacio Vélez Sarsfield la redacción del Código Civil, que éste finalizó durante la siguiente presidencia. El Código Penal fue encomendado a Carlos Tejedor y se adoptó a nivel nacional el Código Comercial de Buenos Aires. 

Durante este periodo se estableció la Corte Suprema de la Nación y para darle base independiente, afianzando su naciente institucionalidad, el presidente nombró a una mayoría de jueces opositores. Según el especialista Arturo Pellet Lastra el organismo fue independiente y su imparcialidad se mantuvo hasta el golpe de 1930. 

Mitre apostó por el metal británico y junto a las inversiones inglesas -para el desarrollo ferroviario- llegaron las locomotoras, los operarios y hasta los maquinistas. Durante esta administración no existió unidad monetaria, ni banco nacional. En las provincias se utilizó plata cordobesa o boliviana, mientras que en la capital circuló papel moneda. Se instalaron bancos extranjeros que actuaron como prestamistas, por ejemplo el de Londres y se pidieron empréstitos para afrontar el conflicto externo. 

La buena situación mundial generó demandas de nuestros productos, vendimos materias primas al exterior, en especial a Inglaterra. Primó nuevamente el sistema de libre cambio, sin ningún tipo de políticas proteccionistas. Las economías regionales se vieron afectadas y fue cuando las provincias comenzaron a depender de los subsidios del gobierno central. Al respecto, reflexionó Aldo Ferrer: “La vigorosa expansión de la producción agropecuaria exportable, y su concentración en la zona pampeana; la política de librecambio de las autoridades nacionales, y, finalmente, el vertiginoso desarrollo de los ferrocarriles y la formación del mercado nacional, sellaron definitivamente la suerte del Interior, y lo convirtieron en zona periférica y dependiente del centro dinámico”. 

En materia educativa se impulsó la formación secundaria a través de la creación de colegios nacionales en todo el país. El plan de estudios se llevaba a cabo en cinco años e incluyó una gran carga de geografía e historia. El fin fue formar una elite dirigente, apostando a estos establecimientos como paso previo a la universidad. 

El mismo Mitre lo explicó en 1870:  “Si dada nuestra desproporción alarmante entre el saber y la ignorancia no echásemos anualmente a la circulación en cada provincia una cantidad de hombres educados para la vida pública, el nivel intelectual descendería rápidamente y no tendríamos ciudadanos aptos para gobernar, legislar, juzgar ni enseñar, y hasta la aspiración hacia lo mejor se perdería, porque desaparecerían de las cabezas de las columnas populares esos directores inteligentes que con mayor caudal de luces las guían en su camino (…). A esta necesidad responde la educación de los colegios nacionales”.  

En síntesis, más allá de sus notables desaciertos, especialmente en materia económica, esta presidencia instauró una eficaz base sobre la que construyeron Sarmiento, Avellaneda y Roca.

Publicado en Los Andes el 6 de octubre de 2019.

Link https://www.losandes.com.ar/article/view?slug=la-presidencia-de-mitre-luciana-sabina

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