Hace dos meses moría uno de los más importantes editores de revistas políticas del país, Hugo Gambini. La Dra. María Paula Gago, que lo entrevistó para su tesis de maestría, nos ofrece este reportaje inédito, donde habla sobre el peronismo, la Guerra de Malvinas, la elección de 1983 y su gran pasión y legado, la revista Redacción.
¿Cuándo fundó la revista Redacción?
La revista salió el 1 de marzo de 1973, nueve días antes de las elecciones. Yo publiqué el código electoral que puse en la tapa con un suplemento para fiscales y presidentes de mesa, esa fue una elección en donde se movió mucha gente, fue la primera después de tantos años de gobierno militar. Bueno Alfonsín en 1983 movió también mucha gente. El peronismo tenía su caudal electoral, que lo mantuvo porque en las elecciones del 83 tuvo el 40% y el radicalismo sacó el 52%. Eso movilizó a muchos que querían ser fiscales, porque al peronismo había que ganarle fiscalizando las mesas, entonces se anotó mucha gente no sólo en la provincia sino también en la Capital. En la provincia de Buenos Aires fue el fenómeno. Yo tenía un médico amigo, que vivía en Flores, pero trabajaba en La Matanza. Y me dijo “mirá acá puede ganar el radicalismo porque en mi familia, mi padre y mi abuelo votarán al peronismo como siempre, pero mi mujer, mi hijo y mi hija no, eso demuestra que donde antes el peronismo ganaba 4 a 0, ahora va a perder 3 a 2”. Y eso modificó todo. Yo me di cuenta de eso, yo lo apoyaba a Alfonsín, yo era amigo personal de él. Redacción Económica fue una continuación de Redacción pero actualmente no sale más. La revista duró treinta años hasta el 2003, ahí salió el último número. Los últimos números se llamó Redacción Económica porque no tenía sentido seguir siendo una revista política, porque ya había muchos programas de televisión, revistas. No tenía el atractivo que tenía antes. Y dije “bueno hagamos una revista económica, por lo menos con eso entra la publicidad”. Y si bien se ganaba plata con la crisis de 2001 se complicó todo.
¿Qué circulación tenía la revista?
La revista llegó a vender 20.000 ejemplares, que es una cifra importante para una revista de ese tipo. Con oscilaciones por supuesto. Cuando fue la elección de Alfonsín, yo lo puse en tapa y titulé “El favorito”, ese número se agotó y hubo que hacer una reimpresión porque la gente se enloqueció y venía y lo pedía.
¿A qué público apuntaba la revista?
Apuntábamos a la clase media. Son los compradores de libro y son los que compran este tipo de publicación. Es lo que había sido en su momento Primera Plana, todos los que trabajábamos allí habíamos salido de Primera Plana, el diagramador, el corrector, yo. Ahí habíamos aprendido. Cuando sale la revista, vinieron las elecciones en las que ganó Cámpora. Y ahí se venía el peronismo al gobierno, y yo no soy peronista, y dije bueno hagamos una revista crítica porque el peronismo despierta siempre una especie de adhesión muy “alcahueta”, y bueno “hagámosle la contra” porque no va a ver una publicación que lo haga, excepto La Prensa que nunca la pudieron comprar, había una especie de vocación oficialista en el periodismo. Todos se sentían peronistas y yo no. Y bueno eso hacía que la revista se vendiera.
¿Ser crítico del peronismo le trajo consecuencias?
Hubo presiones, pero no hubo nada grave. Porque los peronistas consideraban que la revista la leía poca gente. Y estaban equivocados porque la clase media que nos leía es muy formadora de opinión, repetición, hay digamos reiteración. Un tipo habla con otra persona, el taxista dice una cosa, que la comenta con el vendedor, que dice otra y todo más o menos va conformando un pensamiento medio. Y acá lo tenés, la Capital no es peronista, y no lo consiguieron.
Editorial Réplica publicaba la revista ¿era suya?
Los dueños éramos mi señora y yo. Después tuvimos que cambiarle el nombre, tuvo un problema de tipo económico y hubo que disolverla y la llamamos Editorial Redacción. Sólo publicábamos Redacción y durante la guerra de Malvinas publicamos unos fascículos. Sacamos una publicación que la sugirió el distribuidor, porque se vendía todo lo de Malvinas e hicimos un fascículo que se llamó Crónica Documental de las Malvinas. Ese fascículo contenía la historia desde 1833, se hicieron tres tomos: uno con la historia, muy buena. El segundo fue la guerra y el tercero fueron testimonios de los chicos que estuvieron allá. Los tomos se agotaron y no se volvieron a hacer más. Y fue objetivo, se contó lo que pasó nada más.
¿Durante el conflicto ustedes tenían información sobre lo que sucedía en las islas?
No, la guerra la íbamos informando a medida que transcurría. Después se publicó todo. Y bueno dimos lo que sabíamos porque circulaba acá o nos llegaba alguna cosa del exterior.
¿Era difícil conseguir información?
-Sí, pero eso pasa en todas las guerras. En la segunda guerra mundial también hubo censura. La BBC, durante Malvinas, también sufrió censura. De hecho después que ganaron mostraron unos videos de aviones argentinos atacando a barcos británicos.
La poca o mucha información que circulaba ¿de dónde las recibían?
Eso es muy particular. Yo tenía un amigo que vivía en España, es un argentino radicado allá y era el presidente de la asociación de presa extranjera y tenía contactos con periodistas de todo el mundo. Y él me pasaba mucha información.
¿Circulaban muchos rumores durante el conflicto?
Rumores había pero la gente no quería creerlos.
¿Qué posicionamiento tuvo la revista durante la guerra?
Argentina no hizo mal papel. El mal papel se supo después: la Marina no actuó, escondía barcos; el Ejército, eran pibes que se morían de frío y la pasaban muy mal. Hubo tipos que cometieron actos de heroísmo pero fueron casos parciales. Argentina afrentó la guerra sin elementos, no estuvo mal.