viernes 26 de julio de 2024
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Luciana Sabina: “Güemes y Belgrano tuvieron un rol destacado en la Independencia”

Hace unos días se celebraron dos nuevos feriados, que recuerdan a Manuel Belgrano y Juan Martín de Güemes, ambos vinculados a las luchas de la emancipación nacional y relacionados con el Ejército del Norte. ¿Cuál fue el rol que tuvieron en los primeros años de la Revolución y su influencia en la posterior independencia?

El rol que ambos tienen durante la lucha por la independencia es sumamente destacable, Güemes combate de un modo particular y sumamente inteligente. Al poseer relativamente pocos hombres entre sus filas los distribuye de un modo inteligente para emboscar al enemigo desde diferentes flancos. La relevancia posterior tiene mucho que ver con la mítica, ya que ambos mueren a menos de diez años de 1816.

Con respecto al salteños es interesante las descripciones de José María Paz sobre su persona. Lo conoció aproximadamente en 1815 y desnudó su capacidad para arrastrar a las masas mos­trándose como ellos, sin serlo. Buscando identificarse con sus seguidores la ropa del caudillo era similar a la del gaucho en cuanto a la forma, pero sumamente lujosa. Ostentaba cordo­nes de oro o plata y tenía una nutrida colección de trajes. Del mismo modo que Rosas, sedujo al pueblo llano con un discurso antioligárquico, un estrato al que ambos pertenecían. “Cuando se proclamaba –escribe Paz–, solía hacer retirar a toda per­sona de educación y aun a sus ayudantes, porque sin duda se avergonzaba de que presenciasen la imprudencia con que excitaba a aquellas pobres gentes a la rebelión contra la otra clase de la sociedad”. Continúa el cordobés haciendo referencia a las dificultades en el habla de Güemes, a pesar de las cua­les su mensaje llegó a muchos: “Este demagogo, este tribuno, este orador, carecía hasta cierto punto del órgano material de la voz, pues era tan gangoso, por faltarle la campanilla, que quien no estaba acostumbrado a su trato, sufría una sensación penosa al verlo esforzarse para hacerse entender. Sin embargo (…) tenía para los gauchos tal unción en sus palabras y una elocuencia tan persuasiva que hubieran ido en derechura a hacerse matar para probarle su convencimiento y su adhesión”.

En el caso de Belgrano, ¿qué podés agregar que no se haya dicho aún? 

Con respecto al creador de la bandera, en su último libro Tulio Halperin Donghi lo desmitifica, dando a entender que fue consagrado –en gran medida– por Mitre. Aunque en un primer momento Paz –en sus memorias– ensalza la figura de Belgrano, Halperin Donghi indica que la imagen de don Manuel erosiona capítulo tras capítulo. Lo de­muestra citando fragmentos como este: “El general Belgrano –escribe Paz–, sin embargo de su mucha aplicación, no tenía como él mismo lo dice grandes conocimientos militares, pero poseía un juicio recto, una honradez a toda prue­ba, un patriotismo el más puro y desinteresado, el más exquisito amor al orden, un entusiasmo decidido por la disciplina y un valor moral que jamás se ha desmentido. Más a estas calida­des eminentes reunía cierta ligereza de carácter para juzgar a los hombres (…). Las primeras impresiones tenían en él una in­fluencia poderosa; de modo que si en sus primeras relaciones con una persona estas eran favorables, podía contar esta con mucho tiempo con su benevolencia (…) se dejaba alucinar con mucha facilidad, y hemos visto oficiales, y aun individuos de tropa, que no eran más que charlatanes, que le merecían un buen concepto de valientes y arrojados”.

¿Cuál fue la relación de San Martín con Belgrano? ¿Es cierto que tuvo que desviar parte de su ejército para proteger a Remedios Escalada que volvía de Mendoza a Buenos Aires? ¿Cuáles fueron los motivos?

La relación entre San Martín y Belgrano fue excelente. Estas buenas relaciones se ponen de manifiesto en la protección que prestó Belgrano a Remedios de Escalada, esposa de San Martín. Tras lograr la libertad de Chile, la convivencia con Remedios se vuelve conflictiva. San Martin no estaba en un buen momento porque no conseguía el apoyo para seguir hacia el Perú y garantizar la libertad. En este momento crítico decidió separarse de su esposa, enviándola junto a Merceditas hacia Buenos Aires. Aunque el matrimonio comenzó aparentemente bien, Remedios fue muy desdichada. Casi nunca se veían y la relación terminó dañándose. Escalada estaba muy enferma. Padecía de una tuberculosis muy avanzada. San Martín la hizo acompañar entonces por un ataúd en caso de que falleciera en el camino. Debido a la peligrosidad del trayecto, Remedios solicitó auxilio a Belgrano. El general accedió de buena gana enviando a sus oficiales. Así fue escoltada primero por Gregorio Aráoz de La Madrid y luego por José María Paz. Ambos hacen referencia al episodio en sus memorias: “Mi comisión –escribió Paz– se reducía a volver al Desmonchado (Santa Fe) a socorrer a Doña Remedios Escalada, esposa del general San Martín, que hacía su viaje a Buenos Aires, y que según noti­cias estaba sitiada en dicha posta por montoneros e indios. Mi comisión era desesperada de ser cierto el parte que acababa de llegar, y era más que probable que ni yo ni ninguno hubiéramos escapado; sin embargo, fue preciso obedecer. He aquí como había sucedido. El general San Martín, que estaba en Mendoza, había dispuesto por razones domésticas, que no es del caso explanar, que su señora marchase a Buenos Aires, a pesar del mal estado del camino. Ella lo había avisado al general Belgrano, quien creyéndola más cercana le había dejado una escolta de cuarenta hombres, a cargo de su sobrino Pedro Calderón (…) habían lle­gado la noche antes al Desmochado, cuando ya muy avanzada supo que una gruesa división de santafesinos e indios estaba a pocas cuadras de la casa; procuró fortificarse en ella y lo avisó al general por un hombre que pudo salir”. Paz llegó al lugar con un armisticio –entre Belgrano y Estanislao López, jefe de los montoneros– pero no necesitó mostrarlo, todos ya estaban al tanto y Remedios pudo seguir. “Mucho dio que pensar el viaje repentino de esta señora en circunstancias tan críticas y por un camino erizado de peligros: al considerar la confianza con que el general San Martín la exponía a caer en manos de las feroces montoneras, llegaron algunos a sospechar que estuviese secretamente de acuerdo con los jefes disidentes, y que hubiese obtenido seguridades corres­pondientes (…) estoy persuadido de que nada de eso hubo, y que el viaje de su esposa nada tuvo en común con la política”. Sobre los motivos que movieron al prócer solo hay especulaciones. La única certeza es que actuó irresponsa­blemente poniendo en peligro la vida de su esposa e hija.

Cada vez que se conmemoran estas fechas y se produce un feriado vuelve la discusión sobre el recuerdo de los próceres en la fecha de su muerte y no se celebran sus natalicios. ¿Existe un motivo pedagógico al respecto o tiene que ver con nuestra natural relación con las tragedias?

Es una llamativa forma de homenajear, muy característica que incluso se encuentra presente en la primera mitad del siglo XIX.  Ya en 1824 el inglés Thomas George Love llegó a nuestro país. En una famosa crónica escribió: “El general Belgrano, nacido en la provincia, y muy celebrado por sus campañas contra los españoles, tiene asignado un día fijo en el que se rinden honores fúnebres a su memoria; esto sucede en junio, mes en que murió”.

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