miércoles 9 de octubre de 2024
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El peso de la responsabilidad

El pasado lunes los radicales vivimos otra jornada histórica. Desarrollamos una Convención Nacional impecable en la cual tomamos decisiones importantes para el futuro político del país.

La Convención Nacional es el órgano máximo de la UCR. Reúne a representantes de todas las provincias, elegidos por sus correligionarios, y cada provincia tiene la misma cantidad de representantes que la suma de sus diputados y senadores nacionales. Completan la Convención los representates de la Juventud Radical, Franja Morada y la Organización de Trabajadores Radicales (OTR) con seis representantes cada uno. El lunes 27 pasado, en la Convención de Parque Norte, participamos 314 convencionales sobre 322 habilitados para concurrir.

No es un dato menor este acontecimiento: somos uno de los partidos políticos de Argentina que se reúne para definir la estrategia electoral y la política de alianzas. El único con esta extensión geográfica y con la ejemplaridad de demostrar horizontalidad y respeto por la opinión del otro a partir de la lógica de que todas las voces son igualmente importantes y relevantes.

Ésta es una contribución destacada a la calidad de nuestro ecosistema ciudadano: mejores partidos políticos es mejor democracia y mejor democracia es mayor bienestar para los argentinos.

La desafección de los partidos políticos es una puerta abierta para la tentación populista. Nuestro funcionamiento institucional, en especial nuestra Convención Nacional, es un pilar para fortalecer el sistema de partidos y por lo tanto la democracia. Así fue que en la historia argentina nos construimos como el partido de la libertad y la democracia, de la conciliación de la ética con el desarrollo, del imperio de la ley con el progreso social. De los derechos  humanos, la libertad de cultos, el laicismo y el supremo respeto por las minorías y por el que piensa distinto.

El lunes pasado, 27 de mayo, avanzamos con la incorporación de la paridad de género para cargos electivos y de responsabilidad institucional, que es un paso más para tener un partido político más contemporáneo y empático.

Y confirmamos lo que decidió la Convención en Gualeguaychú en marzo del 2015: la política de alianzas que luego se denominó Cambiemos. Esta vez se consolidó el trabajo hacia un Cambiemos con las correcciones que hagan falta, más amplio, diverso y con una institucionalización superior. Con un funcionamiento perfeccionado.

Queremos sofisticar la coalición porque entendemos que eso traerá una performance electoral más alta y también mayores posibilidades para llevar adelante las políticas públicas que hacen falta en beneficio del país.

Porque la situación del país no es la que nos imaginamos en aquella calurosa jornada que fue la semilla de Cambiemos. La realidad económica y social nos golpea y nos interpela.

Y hay que hacer una autocrítica. La autocrítica es un camino al conocimiento y a la verdad.

Debemos reconocer que no se corrigió la herencia recibida en materia económica y con gran impacto social. Sumados a una terrible sequía y a condiciones internacionales desfavorables, hubieron errores propios y no forzados.

Para un gasto social de un país pobre no se puede tener una política financiera y de capitales de un país rico. Ni la política tarifaria de una economía sana y equilibrada regionalmente. Y debimos haber explicado con mayor énfasis y detalle la herencia recibida.

En cuanto a calidad democrática también hay deudas: la virtuosa política de saneamiento fiscal de las provincias no estuvo acompañada ni condicionada con mejoras institucionales. Y este año nos enfrentamos a elecciones con ley de lemas y distintas estratagemas electorales que contribuyen a extender la mayoría de los feudos políticos que minimizan la experiencia democrática, y condenan al atraso, a esas provincias. Y no es un problema de cada provincia porque hace a la democracia de todos.

Esos problemas confluyen en la peor de nuestras deudas: el tercio de argentinos que viven en la pobreza. Todos los esfuerzos deben conducir a superar esa, la mayor deuda de nuestro país. Eso se propuso Cambiemos y debe seguir siendo la mayor prioridad.

Pero los avances son importantes. Mejoraron el sistema republicano, los hábitos institucionales, el federalismo. Progresaron el funcionamiento de la justicia y la seguridad ciudadana. Retrocedió el narcotráfico. Todavía falta, pero creció mucho la infraestructura para el desarrollo. Se saneó el estropeado sistema energético, y se están sentando las bases para un potente aporte de las energías alternativas. Se enmendó la ecuanimidad para la asignación de recursos. Se intensificaron la transparencia y el gobierno abierto. Y se incrementaron el tendido de fibra óptica y el acceso a Internet de todo el país. Avanzamos con regulaciones que estimulan el emprendedorismo, la industria 4.0 y la economía del conocimiento, que son el andamiaje para que, con el saneamiento de la economía, el país avance y se enrumbe hacia un desarrollo sostenido.

Mejoramos, mucho, la creación, la modernización y el cuidado de los bienes públicos.

Nuestro país redefinió su inserción en el mundo. Contra el repliegue, el despliegue. La solución es romper el aislamiento, procurar insertar nuestra economía en las cadenas globales de valor, y la proyección de nuestros ideales en el mundo.

Argentina volvió a ser referente regional en la defensa de las libertades, los derechos humanos y las democracias. Para nosotros y para todos. Nuestro país encarna, o pretende encarnar, el ideal de libertad, tolerancia, pluralismo y cosmopolitismo, y aspira a proyectar el modelo de una sociedad abierta, plural y amable. En estos años nos convertimos en un país bien dispuesto a la cooperación mundial para superar, junto a los demás países, los grandes desafíos a los que se enfrenta la humanidad.  

En el marco de la no superación de una crisis sistémica, estos avances no son poco. Y no hay que ponerlos en riesgo.

En la Convención de Parque Norte nos pronunciamos por la construcción de un verdadero gobierno de coalición que le proporcione al país una plataforma para una concertación política que combine república con desarrollo: los ejes históricos de los radicales. Una alternativa que cuide los avances, modifique los errores, y se fortalezca frente a los desafíos.

La cultura política argentina que representamos pugna por valores nuevos, nuevos límites, nuevos sentimientos y nuevas aspiraciones. El papel que le cabe a un partido político es interpretar estos cambios y actuar.

La amenaza de la vuelta del populismo se da en un marco internacional que manifiesta retrocesos de la experiencia democrática en varios países. Con la expansión de populismos nacionalistas que prometen soluciones mágicas agitando el prejuicio y la superstición, la xenofobia. Como bien señaló en su discurso el Convencional Rodolfo Terragno, en crisis el populismo se vuelve intimidante y represor. Manipula y minimiza las instituciones republicanas para conservar poder y privilegios. Destruye los contrapesos institucionales y los organismos de control y las estadísticas públicas.

Nosotros interpretamos que quienes prefieren que el pasado no vuelva, pero sobre todo que este país tenga la posibilidad de un futuro ilusionante, nos exigen que cuidemos el instrumento político para que eso suceda, que es la coalición. Necesitamos de una política que incursione en la experimentación y la creatividad. Y es aquí donde el radicalismo tiene mucho por hacer, por decir y por promover.

El lunes, en la Convención, tomamos una decisión trascendental: confirmar Cambiemos y mejorarlo. En tanto políticos nos corresponde el peso de la responsabilidad.

Responsabilidad para que el pasado no vuelva. Porque cualquier democracia más o menos sana es preferible al clima de hostilidad y beligerancia del período político anterior y que, a nivel global, se corresponde con las amenazas a las democracias que tienen las visiones más nacionalistas, autocráticas, prejuiciosas y que se alimentan con el odio, la frustración y la división.

Responsabilidad para que Cambiemos sea una coalición con comportamiento coalicional. Con reglas de juego, plural. Eso se va a traducir en más posibilidades de ganar, de gobernar mejor y de sostener el cambio.

Responsabilidad para no perder lo que conseguimos todos los argentinos. La historia se escribe así: de a poco, paso a paso. Este ciclo de base republicana tiene que continuar; es la plataforma para avanzar.

La coalición tiene que salir fortalecida a partir de un entusiasmo convocante, predispuesto a las innovaciones, a crear hábitos y rutinas que todavía no existen. Y tiene que ser optimizada al establecer reglas, criterios y procedimientos para la discusión de políticas públicas, la selección de mujeres y hombres para lugares importantes, y la resolución de conflictos.

Un Cambiemos fortalecido, renovado y plural será la consecuencia, entre otras cosas, de un radicalismo protagonista y fundamental.

Eso decidimos y quisimos encarnar, y proyectar, en la ya histórica Convención de Parque Norte.

 

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