La economía del 2015 era una economía que estaba a punto de ser cambiada. No había nadie, ni aún el oficialismo de aquel entonces, que dijera que después de las elecciones las cosas iban a seguir como estaban.
Bastante. Las promesas del equipo económico de aquel momento del candidato Scioli eran de cambios importantes. En línea general no eran muy diferentes a las que anunciaba lo que después fue el gobierno de Macri. En todo caso la gente elegía, como muchas veces, más por la confianza en los personajes que por propuestas diferentes. Así que ahí había una coincidencia de que algo tenía que ser cambiado. Los controles sobre el tipo de cambio no podían ser eternos. Había un problema, tal vez el más el más incómodo para los economistas, que era no tener diagnóstico. Era un momento en el cual uno no sabía cuál era la inflación, cuál era la pobreza, cuál era el nivel de producto, no se confiaba en las estadísticas oficiales. Y teníamos el déficit fiscal más grande de la historia, solamente comparable con el del '82, periodo de guerra, fin del gobierno militar. Era un déficit fiscal de cerca de siete puntos del producto. Para dar una idea: el default de Argentina del año 2002 fue con un déficit de 3 puntos de producto; nosotros teníamos en el 2015- 2016 más de 7 puntos del producto.
Esa era la buena noticia, porque como no había acceso a crédito, no había deuda. Entonces eso daba un margen para ir corrigiendo la situación de manera gradual. Vos podías ir endeudándote y de esa manera ir manejando los tiempos. Creo que eso fue lo que convenció a las autoridades de seguir un camino más gradual. Esa era la pintura de aquel momento.
2019. Tenemos diagnóstico, tenemos estadísticas, sabemos que tenemos un nivel de pobreza alarmante, que no es nuevo, también lo había antes pero no sabíamos que lo teníamos, y sabemos que la economía no está creciendo. La situación fiscal es mejor pero no es la óptima. Hoy tenemos un déficit fiscal de 3 o 4 puntos del producto. El gobierno quiere llegar al equilibrio primario pero la desconfianza, o la situación de Argentina en el mundo, es tal que tenemos que pagar caro el endeudamiento y tenemos un desequilibrio financiero por intereses de más de tres puntos del producto.
No, el 2020 seguro va a cambiar. La diferencia entre las elecciones de hace tres años y las del 2020 es que en las elecciones de hace tres años, en términos económicos, los partidos mayoritarios planteaban el mismo tipo de reformas.
En aquel momento no hay grieta entre la propuesta de Scioli y la propuesta de Macri. Hay una grieta enorme entre las dos propuestas y la realidad. Te diría que entre los economistas, la grieta está en el manejo de las estadísticas. Uno puede aceptar distintas formas de pensar las soluciones a los problemas, lo que uno no puede aceptar de ninguna manera es la mentir, la mentira en los diagnósticos. Para poder resolver el problema de la pobreza tenés que reconocer que hay pobres. Si vos decís que no tenés pobres, no tenés por qué resolver el problema. Lo mismo que con el crecimiento o con la inflación. Esa es la principal grieta. No se puede discutir con quién destruye las estadísticas. Ahí hay una grieta enorme que sigue persistiendo.
Estás frente a una crisis fiscal. ¿Quién se anima a decir hoy que hay que subir un impuesto para resolver el problema fiscal? ¿O que hay que bajar el impuesto para mejorar la economía pero empeorar lo fiscal? En lo previsional: ¿Quién se anima a decir hoy que hay que cambiar la ley de movilidad, que hay que cambiar el acceso? No sé. El área donde este gobierno originalmente tuvo mayor, no digo impulso, pero mayor sensatez en las propuestas, fue en lo previsional. Inició con la ley de reparación histórica que si bien no fue oportuna porque aumentaba el gasto en un momento en que no se podía aumentar, la ley de reparación histórica introdujo la PUAM, una prestación universal, que es un avance fantástico porque pone fin de las viejas leyes de moratoria. Proponía también llamar a una comisión para el debate con todos los partidos y sectores. Pasaron tres años y la comisión nunca se llamó porque no hubo oportunidad. Si le preguntas a alguien del Gobierno por qué no la llaman ahora, te van a decir ¿cómo querés que vaya una comisión para debatir lo provisional en medio de una campaña? En realidad debiera ser el momento, ¿no? Que en la campaña se discuta qué es lo que tiene que hacer.
Cuando alguien dice hace falta un acuerdo, tiene que decir acuerdo en qué, porque sino es tirar la pelota afuera de la cancha.
Son provocaciones de un político que sabe que el electorado no entiende de lo que está hablando. Yo podría escuchar a alguien que, dentro de un programa económico con determinados elementos y política, que -durante un periodo y para evitar otros males- propone volver a algún tipo de restricción. No es lo que me gustaría pero podría llegar a discutir contra eso. Ahora, el que me dice “vuelvo al cepo” como diciendo “nosotros volvemos y volvemos a lo de antes”, eso es tan sólo eslogan, no una propuesta de política.
Las provincias están bien. Es una situación extraña. En general cuando hay crisis, los gobiernos centrales son los más complicados y tratan de involucrar a las provincias en el ajuste para que la situación sea repartida. Eso sucedió con la convertibilidad o con el programa de la Alianza. Hoy no. Pasaron dos cosas. Primero, el fallo de la Corte, previo al cambio de gobierno, fue una estocada complicada. Era un fallo muy demorado, que tenía que ver con cosas que el gobierno anterior no había reconocido y que se las hace pagar el primer día al nuevo gobierno. Eso les da recursos muy importantes a las provincias y no lo deja el gobierno margen de negociación. Ahora también es cierto que a partir de ahí el gobierno nacional hizo más concesiones a los gobiernos provinciales. Eso lleva a que las provincias estén casi en su totalidad en una situación fiscal solvente…
Sí, cuando en realidad uno hubiera esperado que frente a un problema macro la situación fuera más repartida. Esto también incluye rediscutir lo tributario y lo previsional. El inicio de los problemas Nación-provincias tiene que ver con quién financia el sistema previsional. Entonces en ese acuerdo, a principio de los '90, las provincias habían cedido parte de la coparticipación. A partir de ahí, el Gobierno Nacional empezó a financiar las cajas provinciales y eso devino en una situación crecientemente compleja.
Todo. El déficit del sistema previsional es mayor que el déficit fiscal.
En un contexto inflacionario, no hay mucho para hacer porque hay una cláusula de movilidad en donde las haberes se ajustan, aunque con cierto rezago. Hay una cuestión técnica: cuando la inflación se acelera, como el ajuste es un poco rezagado, el ajuste es un poco menor. Por eso uno pudo haber percibido en los últimos meses una cierta caída real, no muy grande pero cierta caída hubo. Ahora, cuando la inflación caiga, si bien ojalá eso pase, cuando caiga la inflación, el problema fiscal va a ser más grave.
No sé, depende de qué política se lleve a cabo. En algún momento espero que sí.
Hasta los '90 todos los países de América Latina tenían inflación. Nosotros un poco más alta, Brasil un poco menos que nosotros, pero eramos los dos países que tenían alta inflación. En los '90 todos los países dejaron de tener inflación, incluyendo Argentina. Lo novedoso es que después de haber eliminado la inflación como todo el mundo, en Argentina la recuperamos. Para tener una idea de la situación previa y posterior, una cuenta importante: en los diez años hasta 2015, la carga tributaria aumentó 9% sobre el PBI, pero en el 2004 teníamos superávit fiscal de 3% y terminamos el 2015 con déficit de 7%. O sea que empeoraste el resultado fiscal en diez puntos habiendo aumentado los impuestos en nueve. El Sector Público gastó casi 20 puntos de producto, casi duplicó el gasto en esos diez años hasta el 2015, y lo cierto es que ningún problema estructural se resolvió en ese periodo.
La discusión política hoy en día no es sobre políticas. Se discute quién va a ser candidato, si va a haber cepo o no va a haber cepo… pero no hay discusión de políticas. No veo que se esté discutiendo cuál es el futuro de las obras sociales en la salud, cuál es el futuro de la educación pública. La discusión de educación en los últimos años fue sobre cuánto pagar de salarios. ¿Cuál es la preocupación de un ministro de educación en una provincia? Que no haya paros. Nadie se está preocupando porque la educación sea buena. Muchas familias protestan porque el colegio está cerrado y no pueden mandar a sus hijos. Pero la educación, que siempre fue un instrumento igualador, hoy es instrumento totalmente desigualador. Fíjate este dato: Si hay algo que nosotros hemos logrado es aumentar mucho la cobertura previsional. Hoy no hay adulto mayor sin algún tipo de ingreso y eso es muy importante. Ahora ¿qué pasa con el resto de la sociedad? Nosotros estamos gastando en el sistema previsional alrededor de 11 puntos del producto.
Sí, y las prioridades tienen que ser mirando el futuro, no al pasado, y el futuro es la educación de los chicos, es la salud, es el crecimiento de la economía.
Realización: Ernesto Samndjián.