martes 12 de noviembre de 2024
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Salvini vs. Macron: la UE en jaque

El viceprimer ministro italiano Luigi Di Maio, líder del Movimiento 5 Estrellas, se reunió el martes 5 de este mes, en Paris, con dos representantes de los “Chalecos amarillos”, generando un escándalo diplomático de proporciones. Di Maio departió con Christophe Chalençon e Ingrid Levavasseur, está última con pretensiones de presentarse con su partido a las elecciones europeas, sobre la situación de ese movimiento insurgente y ambos con abiertas intenciones de acabar con el gobierno de Emanuel Macron.

En una reciente carta abierta publicada en el diario Le Monde, Di Maio – con su tónica populista – acusó a los políticos franceses, tanto de izquierda como de derecha, de aplicar “políticas ultraliberales” que han “empobrecido la vida de los ciudadanos y han reducido drásticamente su poder adquisitivo… …Es por este motivo que quise reunirme con representantes de los chalecos amarillos”, señaló Di Maio a AFP.

La reacción de Macron, que ha calificado de “lepra” al gobierno italiano, fue muy drástica: llamó a consultas al embajador de Francia en Italia, un gesto grave en las relaciones diplomáticas de las naciones. Tanto que la última vez que París llamó a su embajador en Roma a consultas fue en 1940, tras la declaración de guerra de Italia a Francia en la Segunda Guerra Mundial, acto oportunista de Benito Mussolini.

La tensión viene en aumento entre ambos países y la inmigración es un punto de controversia. Francia desplegó a la Gendarmería en algunos puntos clave de la frontera, provocando asentamientos de migrantes en Italia, en Ventimiglia o Claviere. El Vicepresidente y Ministro del Interior, Matteo Salvini – que formó su gobierno entre su Liga del Norte y el Movimiento 5 Estrellas – acusó a París de esta maniobra y de devolver sin contemplaciones a decenas de migrantes.

Uno de los últimos incidentes, además de las acusaciones de colonialismo o refriegas por el liderazgo en la pacificación de Libia, que el gobierno italiano hace a Francia, como si Mussolini no hubiera sido un imperialista de opereta, se produjo a raíz de la extradición del terrorista Cesare Battisti. Durante años, el ex integrante de un ala de las Brigadas Rojas, vivió en Francia amparado por una ley promulgada por François Mitterrand que permitía ignorar un pedido de extradición sobre un acusado de terrorismo siempre y cuando renunciara a la lucha armada. Battisti, como tantos otros, estaba condenado y prófugo de la justicia de Italia. Salvini aprovechó su captura en Bolivia para acusar a Francia de seguir dando amparo a terroristas.

Este conflicto recalentado debe entenderse en el marco de eurocéntricos vs. populistas eurófobos. Salvini y Di Maio intentan sacar de quicio a Macron y alimentar el instinto antieuropeo de una buena parte de sus votantes, a la vez que hacen proselitismo para conseguir aliados en Europa para las próximas elecciones de mayo. Los italianos aspiran a tener un grupo propio en el Parlamento, pero para ello necesitarán reunir a siete partidos de siete estados distintos. Por ahora, eso no sería posible.

De este modo lo entiende el gobierno francés que ha expresado en un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores: “Francia ha sido objetivo, desde hace meses, de acusaciones repetidas, ataques sin fundamento, declaraciones ofensivas que todo el mundo conoce… …Esto no tiene precedentes desde el fin de la guerra. Estar en desacuerdo por algo es una cosa, pero instrumentar una relación con fines electorales es algo distinto. Las últimas injerencias constituyen una provocación suplementaria e inaceptable. Violan el respeto debido a la elección democrática, hecha por un pueblo amigo y aliado. Violan el respeto que se deben entre ellos los gobiernos democrática y libremente elegidos”.

“Es una injerencia no deseada, un gesto inamistoso de personas que se supone son gobernantes”, estimó la ministra francesa de Relaciones Europeas, Nathalie Loiseau, que no parece medir con la misma vara la actitud de Francia para con la crisis en Venezuela.

La guerra dialéctica entre los dos miembros fundadores de la UE comenzó poco después de que el Movimiento 5 Estrellas y los partidos de extrema derecha de la Liga ganaran las elecciones italianas y formaran un gobierno de coalición el pasado mes de marzo. A tal punto que Salvini, tachó hace poco a Macron de “pésimo presidente” que “gobierna contra su pueblo”.

En el gran panorama, vemos que las fuerzas de extrema derecha o nacionalistas están en marcha en casi todos los países de Europa, desafiando a los partidos tradicionales que continúan defendiendo, a veces con poca convicción, el futuro de la UE.

Según un conjunto de encuestas compiladas por Pollofpolls.eu, citada por Financial Times, la Liga de Salvini aumentará del 6 por ciento de los votos obtenidos y cinco de los escaños de Italia en el Parlamento Europeo en 2014, al 33 por ciento y 29 escaños. La extrema derecha de Francia está en camino de ganar el 21 por ciento, lo que coloca al partido de Macron en el segundo lugar, y le da a la Sra. Le Pen una oportunidad de redención después de una decepcionante campaña electoral en 2017.

El Partido Fidesz de derecha de Viktor Orban es casi seguro que confirmará su control sobre la política en Hungría. La Alternativa euroescéptica para Alemania parece duplicar sus siete diputados. En tanto que el partido ultraconservador de Ley y Justicia de Polonia podría pasar a 24 escaños de los 19 escaños que tiene hoy.

Es poco probable que los nacionalistas y los populistas tomen el control del Parlamento Europeo, compuesto por 709 miembros, pero podrían interrumpir su trabajo y ponerse en una posición de influencia.

La guerra entre Salvini y Macron se inscribe en esta elección que es para Europa el evento político del año.

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