Maximiliano Cernadas estudió Ciencia Política en la Universidad Católica Argentina, cuando terminó sus estudios se dedicó a la carrera diplomática, tiene más de treinta años de servicio y en la actualidad es embajador argentino en Budapest. Se especializa en la política nuclear, y las relaciones culturales a nivel internacional.
Max, como lo llaman afectuosamente, es dueño de un carisma inigualable. Se formó en la academia, pero también tiene una visión pragmática. “La realidad tiene muchos elementos que están mas allá de los libros. Me parece que lo mejor es una combinación entre la teoría y la práctica”, expresa con simpatía.
Cernadas se cautivó con la figura de Alfonsín, quien lo inspiró para escribir el libro Una épica de la paz. Un relato que combina ensayos, anécdotas personales y la investigación científica acerca de la política internacional del gobierno de Alfonsín. Una lectura atrapante para conocer acerca de los aspectos desconocidos de su política en materia de desarrollo tecnológico.
¿Qué visión tenía Alfonsín de las Relaciones Internacionales?
Alfonsín tenía vocación internacional si bien era un político local, él tenía la visión de pegar el salto y abrirse al mundo, hacia esfuerzos para que Argentina progrese. Era un hombre que se formó en la política local, pero leía mucho y se interesó en la política del mundo.
Siempre que podía trabajaba muchísimo con sus ideas. Entendí que Alfonsín hizo esfuerzos para que nuestro país avance en la industria. Entré a trabajar en la Dirección de Asuntos Nucleares y Desarme. Mis prácticas al iniciar la carrera diplomática fueron en la oficina recién creada por el gobierno de Alfonsín. En esa época en la política externa en asuntos nucleares no había diplomáticos, se buscó gente joven para trabajar estos temas.
¿Por qué se conoce tan poco sobre la política nuclear del gobierno de Alfonsín?
Hay algunos libros y papers aunque no muchos en el libro analizo lo que se escribió que esta teñido por una mirada partidaria. El peronismo tradicional era el defensor de estas políticas históricamente, pero Alfonsín hizo más avances en su gobierno. Los peronistas lo acusaban de no apoyar lo suficiente el desarrollo tecnológico interno. Sin embargo, apenas terminó su gobierno Menem acabó con todos los avances en política exterior nuclear de Alfonsín, todo muy paradójico. Las entrevistas son confusas sobre este tema y hay pocos estudios sobre el tema.
¿Cómo se encuentra en la acturalidad Argentina en materia nuclear?
En los dos ámbitos principales de desarrollo tecnológico dedicados a temas nucleares y espaciales estamos muy avanzados en sentido político y técnico. Somos exportadores de reactores experimentales, de equipamiento de tecnología nuclear para medicina. Nosotros solo producimos y vendemos con fines pacíficos. Esto es muy importante porque las potencias hacen ambas cosas. Realizamos productos para la investigación científica, medicina nuclear, y la irradiación de plagas de insectos entre otras utilidades.
También, avanzamos en el campo de la tecnología espacial. Nosotros somos productores de satélites, son de observación o usos agropecuarios. Esta producción tiene un altísimo valor agregado, está a cargo de empresas estatales o privadas. Es una Argentina real desde hace muchos años. Tenemos una gran trayectoria como un país responsable en estos temas. Exportamos con garantía de uso pacífico, tomamos todos los recaudos necesarios. Somos parte de todos los organismos y foros que tienen que ver con el desarme y con control de tecnologías sensibles. Lideramos en el mundo un papel como promotores de estas tecnologías con usos pacíficos, así como nuestro rol como defensores de los derechos humanos.
Contanos sobre el libro.
Es un libro que tiene muchas lecturas posibles, lo escribí con ese fin. No quise que fuera un mero libro académico o una bibliografía de Alfonsín, tampoco partidario sino un poco de todo. Lo escribí en un lenguaje que todos puedan entender, pero también que despierte interés en la política y la academia. Traté de escribir también memorias diplomáticas e historia política de aquellos años y pensamiento filosófico. Me llevo seis años escribirlo, lo combiné con mis estudios de posgrado en la universidad, en cada uno investigué un aspecto que me servía con estos fines. Lo disfruté y fue un placer enorme. Para poder tener información hice cerca de treinta entrevistas.
Al cumplirse un nuevo aniversario del retorno a la democracia, ¿qué significado tiene la figura de Alfonsín?
Alfonsín es un hombre que se va agigantando con el tiempo, un personaje cada vez más importante de la historia argentina. Tiene muchas facetas en los que no se conoce su trayectoria como en esta temática acerca de su política nuclear. Cuando el asumió el gobierno estas tecnologías estaban avanzadas, pero fuera control, manejado por las Fuerzas Armadas. El tema nuclear estaba manejado por la marina, pero en compartimientos estancos, lo espacial la Fuerza Aérea y lo químico el ejército. Cada cual llevaba la política exterior que le parecía y no pasaba por Cancillería. No existía ningún control civil y eran políticas en el marco del autoritarismo. Alfonsín sometió estos asuntos a un control por parte del gobierno, en un contexto democrático y con una coordinación entre los organismos.
¿Estas políticas se relacionan con su política de subordinación de las fuerzas armadas para reducir su poder después de la dictadura?
Por supuesto, esta política esta inserta en el marco de la actuación de Alfonsín para recuperar la democracia. Él fue el restaurador de la democracia, significa un hecho grandioso para la historia argentina. Le debemos un agradecimiento profundo porque nos hizo avanzar como Nación.
Alfonsín estableció la vida del país bajo la ley y la ética. Estamos mencionando un aspecto fundamental para avanzar en el progreso como sociedad. Alfonsín en sus discursos hablaba desde otro país o un pueblo pequeño en La Rioja, su palabra era acción, moral y ética.