martes 16 de abril de 2024
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María Paula Gago: “Las disputas por imponer sentidos tienen consecuencias concretas”

María Paula Gago es Dra. en Ciencias Sociales especializada en el estudio del discurso y de la noticia policial, autora del libro Semiología. De los signos a las mediatizaciones, publicado por Eudeba, y de numerosos artículos. La reciente discusión sobre la IVE en el Congreso y el estreno de la película El Ángel presentan una oportunidad para dialogar sobre el “dscurso” y construcción de sentido en los medios de comunicación.

 
¿Qué significa la definición “construir sentido”?
Es una pregunta compleja para responder rápidamente. En primer lugar, porque debería empezar por responderte qué es el sentido. Y en relación a esto lo que puedo decirte es que el sentido  es difícil de definir y se vincula con la actividad pensante del ser humano. A su vez, el sentido se manifiesta a través de sustancias, de objetos, de cosas y nosotros con nuestras palabras manifestamos sentidos pero no los producimos. En este sentido, y en camino a pesar qué es construir sentido, podría decirte que los miembros de una sociedad necesitamos un cierto orden y para eso necesitamos compartir reglas, valores, de las que no somos “conscientes” porque las tenemos totalmente internalizadas. Esta base común que compartimos y que organiza nuestra vida (desde cómo debemos comer, vestirnos o comportarnos), no viene de la nada sino que la suelen imponer los sectores o fracciones hegemónicas, diría Gramsci, en un momento determinado. Estos valores y/o reglas que “guían” el decir, hacer y pensar de una sociedad necesitan de consenso, o sea no son impuestos de una vez y para siempre por eso en el “campo” de los sentidos, significaciones  se dan disputas. Entonces cuando hablamos de construir sentido, tenemos que pensar que no es una “actividad individual” sino que hay un proceso en el que existen sectores que ayudan a construir universos de sentidos compartidos y otros que están disputando esos sentidos que se quieren imponer. Vinculando esto, por ejemplo, con los medios de comunicación, podría decirte que estos cumplen un rol fundamental en la construcción de una hegemonía, puesto que a través de la información y del entretenimiento ponen de manifiesto cierta manera de entender el mundo.
 

Respecto del reciente debate sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) ¿como se dio esa disputa de la que hablás, desde el plano del sentido?

Bueno, ese es un ejemplo que grafica no solo la disputa por imponer valores, reglas sino además como esa disputa simbólica, no es solo simbólica, sino que tiene consecuencias concretas, que se puede traducir fácilmente como la no aprobación de una ley. A lo que voy es que disputarse el sentido, no es solo disputarlo y quedar en un plano simbólico. Sino que por el contrario las disputas por imponer sentidos y determinadas maneras de entender el mundo tienen consecuencias concretas. En este caso en particular, se visualizaron dos posturas bien demarcadas, dos visiones de mundo bien diferentes: aquellas que se autodefinen como “pro vida” y aquellas que reclaman por el derecho a decidir de la mujer. En relación a las discusiones que se dieron y se difundieron masivamente, se vieron bien estas diferencias, y prevaleció, no en todos los casos, pero sí en muchos una ausencia de razones bien fundamentadas para defender determinada postura. Esta “ignorancia” impresionó sobre todo porque involucró a diputadas, diputados, senadores, e inclusive profesionales de la salud, que se supone estudiaron o deben estar preparados e informarse (caso legisladores), en calidad de representantes del pueblo, de antemano. Esta  pobreza en los debates se visualizaba, por ejemplo, en discusiones que terminaban en desaprobaciones o degradaciones entre los interlocutores o en comparaciones entre la mujer y un bebé con una perra y sus cachorritos o de las barbaridades que dijo un médico sobre el preservativo, pasible de sanción e imperdonable, para mí dada su profesión y su notoriedad como personaje público. Como así también en la viralización de declaraciones de famosas, sacados de contexto. Ni hablar de periodistas reconocidos, que a la manera de grupo parapolicial, irrumpe en los hospitales públicos para detener abortos previstos en la ley de la vigente. Esto sí es grave “de verdad”, y no entiendo cómo al viralizarse esto en redes no hay autoridades que actúen de oficio. 

 

Desde el tipo de estudios que vos hacés vinculados al análisis del discurso, ¿qué se puede observar sobre la permanente grieta en cada tema que se presenta en la sociedad argentina?

En términos generales, cuando hay un tema conflictivo se necesita la argumentación y creo que en esto que vos llamás grieta y que yo llamaría posturas en conflicto o en disputa se advierte algo parecido a lo que te comentaba recién, ante la falta de razones bien fundamentadas aparece la agresión o la descalificación o aún peor “defiendo” a alguien o algo a partir de afirmaciones del tipo “bueno vos decís que X es chorro, pero Z también lo era” ¿y? que Z fuera corrupto no implica que esté bien que X lo sea también. Si te pones a analizar esto no falla, en cualquier tema, aborto, política partidaria, en la llamada “inseguridad”, entre otros.

 

Ahora que nombrás la inseguridad, prinicipalmente trabajás el tema del discurso periodístico en los temas policiales, quería saber ¿qué períodos tomaste de estudio y si notaste cambios y continuidades en la prensa a la hora de narrar el delito?

Desde hace unos cuantos años estoy estudiando los modos de narrar el delito en los diarios de circulación nacional de Argentina. Trabajé el período 1976-1983. Y ahora me encuentro trabajando el periodo 1983-1989. Lo que te puedo decir, y esto no es invento mío, hay un campo de estudios bien establecido sobre medios de comunicación y noticia policial, es que el policial es un genero cambiante, porque el delito lo es. Como decía Josefina Ludmer, el delito es una categoría flexible, histórica y cambiante, por lo tanto cada momento histórico tiene sus propios modelos delincuenciales y sus propios delitos, obvio hay algunos que prevalecen a lo largo de la historia. Pero cuando analizas los diarios te encontrás con modelos delincuenciales propios de cada época. Por ejemplo, durante la última dictadura te encontrás con que la figura del subversivo aparece como figura delictiva central en el período 1976-1978. Igual debo aclararte que si bien se usaba una retórica de tipo policial para informar sobre la lucha “contra la subversión” y se utilizaban expresiones como “enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y subversivos” para referirse a lo que luego se llamó terrorismo de Estado, en los diarios que tenían Secciones como Clarín o Diario Popular, estas noticias aparecían en Política o Información General. O sea que por la ubicación y jerarquización que cada medio le daba a la noticia, el lector, presumiblemente (ya que la comunicación no es lineal como se cree) podía darse cuenta que no era una noticia policial. La figura del subversivo convivía con otros modelos delincuenciales: asesinos de alta peligrosidad (al estilo Yiya Murano o los hermanos Schoklender) y los “ladrones de gallina”. Los instalación de ciertos modelos delincuenciales habilitan a reclamos por parte de la prensa, y es interesante ver cómo en el discurso de los diarios de ese entonces se configuran dos narrativas, aun vigentes, aunque desde luego con variaciones, sobre el tipo de castigo que merecía cada uno de estos tipos delincuenciales. Así subversivos y asesinos peligrosos (con todas las diferencias que tienen entre sí) merecían la pena de muerte, mientras que los ladrones de menor peligrosidad debían ser reeducados. 

A lo largo el período 1983-1989 prevalecen otros modelos. Te diría que es la época en la que la agenda policial está copada por las noticias relacionaas con lo que se llamó “la mano de obra desocupada” o sea exservicios de inteligencia, militares y policías, muchos de ellos en servicio en ese momento, que desde la época de la dictadura articulaban delito común y represión ilegal. Al terminarse el autodenominado Proceso, esta “mano de obra desocupada” ocupa un lugar central en la agenda policial al protagonizar secuestros extorsivos, como el de Sivak, por ejemplo. Se nota en este momento, por parte de la prensa, una interpretación de los hechos policiales que los conectaba con la herencia de la dictadura. Así casos como el de la Dra. Cecilia Giubileo eran vinculados con ese pasado inmediato, aún cuando dicho vínculo no pudo comprobarse. Como podés ver en este breve relato que te hago, la noticia policial es cambiante, hoy hablamos de “inseguridad” como modalidad delictiva predominante.

 

¿Por qué los casos policiales relevantes, como el de Robledo Puch, prevalecen en el imaginario colectivo y se presentan incluso “románticamente”?

A ver,  hay casos que prevalecen porque son conmocionantes, o sea casos que rompen con las rutinas propias del periodismo y de lo “esperado” por el público y los debates que desencadenan estos casos. En el ejemplo de Robledo Puch prevalece él como personaje, más allá de todas las personas que mato, no sé si me explico. El caso es él. Y me parece que prevalece en el imaginario colectivo o en la historia criminal argentina porque reúne una serie de características atípicas -un chico de clase media, de Olivos, “rubiecito”, lindo- que termina siendo un asesino de altísima peligrosidad. Aun más, sigue preso después de 45 años y no hay atisbos de que lo dejen salir. Respecto de la presentación “romántica”, me imagino te referís a la película El Ángel. Bueno es una película sobre Robledo Puch, si bien “ancla” en un “caso real” la película ficcionaliza y se toma, porque puede hacerlo, ciertas atribuciones. Entre ellas elegir qué aspectos del personaje poner en primer plano, o dicho de otro modo, cómo mostrarlo, cómo hacer de Robledo Puch un personaje redituable en términos cinematográficos.

 

 

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