¿Cuáles son las causas por las que en Brasil no se reprodujeron alianzas electorales para la segunda vuelta que evitaran el acceso de Bolsonaro, como ocurrió en Francia con Chirac o Macrón?
Diría que la causa principal se llama Luis Ignacio “Lula” Da Silva: Lula no solo dilato el problema de la designación del candidato presidencial que lo reemplazara hasta el límite de lo legalmente posible, ante la previsible circunstancia de la prohibición de su candidatura por la aplicación de la ley de Ficha Limpia, sino que además insistió en la idea de un candidato alternativo puro del PT, dejando de lado opciones estratégicas razonables como por ejemplo apoyar a Ciro Gomes del PDT.
Estas actitudes alentaron la fragmentación del universo de la izquierda y centro izquierda, como así también atentaron contra la posibilidad de articular un frente anti-Bolsonaro en la segunda vuelta. En este contexto aparece la reticencia de Marina Silva y Ciro Gomes en otorgar un apoyo más comprometido a la candidatura de Fernando Haddad en el ballotage.
Lula Da Silva concentró más sus esfuerzos en la construcción de su propio mito que en lograr el triunfo de su propio partido, y claramente logró su cometido: el PT perdió la elección.
Meses antes de la contienda, Lula supuestamente arrasaba en las elecciones de haberse presentado. ¿Crees que ese escenario era real o un exceso de cálculo de los encuestadores?
En esta elección hay que destacar el papel de encuestadoras como DataFohla e Ibope por sus precisas estimaciones (en todo caso las diferencias son adjudicables al propio margen de error con el que se elaboran los sondeos). Esto se vio en los pronósticos durante el ballotage, dado que ambas empresas otorgaban una diferencia estimada entre 13 y 9 puntos respectivamente, entre Jair Bolsonaro y Fernando Haddad.
En función de esto, entiendo que era real un escenario de triunfo de Lula Da Silva, por lo menos en la primera vuelta. De todas maneras, las encuestas advertían sobre el elevado nivel de rechazo del candidato Lula Da Silva, lo cual tenía como efecto la cercanía entre piso y techo electoral, como así también sobre un importante grado de rechazo a la presentación de su candidatura, como resultado de la ley de Ficha Limpia.
Dado el apoyo de sectores muy definidos, como los militares o los grupos evangélicos, podrá llevar adelante un programa de reformas neoliberales o tendrá que tensiones hacia dentro de su propia alianza de gobierno.
Es una muy buena pregunta, sin duda que genera interrogantes la posibilidad de llevar a cabo un programa de reforma tan radical como el que insinuó Bolsonaro y su ministro in pectore de Economía Pablo Guedes, sobre todo por el papel de unas fuerzas armadas que se convirtieron a lo largo de las últimas décadas en el soporte y sostén del modelo desarrollista brasileño ¿Serán las FFAA la columna vertebral del modelo de inserción brasileña a la economía mundial del siglo XXI, como sostenía con gran entusiasmo el analista Jorge Castro hace unos días atrás? En lo personal soy bastante escéptico respecto de esa posibilidad.
Pero no solo el interrogante es pertinente frente a apoyos como el de las FFAA o el de los grupos evangelistas; hay que seguir la posible reacción de sectores de la burguesía brasileña, especialmente los nucleados en la FIESP, más asociados al modelo nacional de capitalismo brasileño centrado en el mercado interno, como así también de aquellos sectores tecnoburocráticos con responsabilidad de gestión en el voluminoso aparato estatal, directamente involucrados en la efectiva implementación de la política pública.
Básicamente, ¿qué margen de acción tendrá Bolsonaro para realizar reformas extremas en ese país, sobre todo respecto a las pensiones?
La viabilidad política va a depender del esquema de alianzas que el presidente electo establezca tanto en el congreso como con sectores tecnocráticos del staff profesional del estado, a los cuales debería convencer de las bondades y beneficios de la reforma (si es que decide recorrer el andarivel de la negociación política más tradicional).
La complejidad del sistema político brasileño, el papel de aquellos intereses organizados que poseen agencias estatales capturadas más la ausencia de una crisis catastrófica a las que estamos tan acostumbrados los argentinos constituyen un límite para reformas de carácter radical.
Bolsonaro solo tiene alrededor de 60 diputados propios en el Parlamento, que está absolutamente atomizado, ¿qué posibles alianzas podrán darse en el legislativo para formar mayoría? ¿Serán circunstanciales para cada ley o permanentes?
El congreso para el período 2018-2022 va a constituir un cuerpo colegiado más fragmentado todavía que el legislativo del período todavía vigente; Jair Bolsonaro va a contar con unos cincuenta y dos diputados y cuatro a cinco senadores propios. Además, tendrá tres gobernadores propios más una decena de gobernadores aliados, especialmente en esta etapa ascendente.
A partir de esta descripción parece difícil imaginar a Bolsonaro manejando el congreso como Donald Trump, dado que el presidente de Estados Unidos cuenta con el respaldo a la mayoría del partido republicano.
Imagino dos posibles escenarios: el primero, de abierta exclusión del congreso al estilo Collor de Mello (ya sabemos como terminó esa experiencia, con un impeachment) o Fujimori (también sabemos como terminó, autogolpe) con un uso y abuso sistemático de los recursos de excepción; el segundo, y dada la amplia trayectoria de Bolsonaro como diputado federal (27 años de legislador), que se establezca una alianza legislativa sobre la base de las BBB (Balas, Bovinos y Biblia), y termine jugando dentro de la lógica de negociación característica del presidencialismo de coalición brasileño.
De todas maneras, cualquiera sea el escenario no dejará de ser costoso en términos políticos, fiscales y no descartemos éticos, más en particular si finalmente se mantiene el segundo escenario: los factores que explican el problema de la corrupción sistémica en Brasil permanecen inalterados y plenamente vigentes: ingeniería electoral distorsiva, profesionalización y encarecimiento de la política estatal, aparato estatal colonizado por intereses privados.
¿Cuál es el futuro del Mercosur, teniendo en cuenta las declaraciones del próximo ministro de economía de Brasil?
Uno de los principales socios comerciales de Brasil es y seguirá siendo la Argentina. La definición del Mercosur como una “integración ideologizada” por parte del presidente electo como las declaraciones del próximo ministro de Economía hacen pensar en una redefinición del Mercosur hacia una versión más light del mismo (ya lo era desde la devaluación del real en 1999 como señaló muy bien el politólogo Ignacio Labaqui).
¿Qué significa una versión mas light? Seguramente esto lleve a revisar aquella clausula que establece la conformación de la Unión Aduanera (esto es el arancel externo común) y de esa manera habilitar la posibilidad de que los miembros integrantes del Mercosur puedan suscribir acuerdos de carácter bilateral con otros estados extrarregionales; recordemos que hace no tantos años atrás Uruguay exploró esta posibilidad a través de negociaciones con los Estados Unidos durante la primera presidencia de Tabaré Vázquez, oportunidad potenciada por el conflicto de las empresas papeleras con nuestro país.
Varios analistas señalaron que, mas allá de la importancia que le de Brasil al Mercosur, si el país crece eso repercutirá positivamente en nuestro país. ¿Qué tan real es esa afirmación?
Me preguntas sobre este tema e inmediatamente viene a mi memoria el acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México en 1994; para México sin duda (o por lo menos para aquella parte de México acoplada al mercado de los Estados Unidos y por lo tanto beneficiaria de la integración comercial) resultó un acuerdo sumamente beneficioso.
En un escenario de un Mercosur más light y pensando el papel de la Argentina como aquel de México en el NAFTA, me parece razonable esta afirmación. La flexibilización de la cláusula del arancel externo común podría abrir la puerta para cumplir con el objetivo de una integración “más inteligente” con el mundo.
La duda central gira en torno al futuro del acuerdo en etapa de negociación con la Unión Europea, sobre todo en relación al potencial interés que pueda tener Brasil es mantener el canal regional de negociación.
Nethanayu pidió al presidente electo que traslade la Embajada en Israel a Jersusalem. ¿Crees que, teniendo en cuanta la importante colonia árabe en Brasil, Bolsonaro realizará este traslado?
Israel representa el tercer destino diplomático en la primera gira externa que va a llevar a cabo el presidente electo, luego de Chile (el primero de la gira y en América Latina en lugar de la clásica visita a la Argentina) y Estados Unidos.
La ausencia de mención alguna a países árabes en la primera gira y el anuncio de una política de asociación mucho más estrecha con los Estados Unidos lleva a pensar que, si finalmente no se lleva a cabo esta iniciativa, haya de todas maneras algún intento de realizar el traslado, en consonancia con el intento de establecer una relación más estrecha con Donald Trump.